martes, 13 de octubre de 2015

EUROLIGA 15/16 GRUPO C

Los nuevos y ambiciosos proyectos de Barcelona y Panathnaikos marcan el paso en un grupo C que encierra en sus entrañas una configuración más que engañosa. Junto a los equipos que protagonizaran la final del 96, un Lokomotiv sabiamente renovado y con Bartzokas al frente se perfila como alternativa aunque sin descuidar lo que viene detrás. Y es que, si Zalgiris ya lograba colarse en el Top 16 el curso este parece claramente reforzado y todo mientras el estimulante Pinar ha sabido reinventarse y el Stelmet ha configurado la que probablemente sea la mejor plantilla de su historia.


           GRUPO C

              BARCELONA
  
              

Obligado a reinventarse tras un año en blanco a nivel local y sin clasificación para la final four en la euroliga, el Barcelona Lassa se presenta como un conjunto muy renovado. En un verano de grandes y golosos nombres en el mercado de fichajes, el cuadro cule optaba por una planificación distinta apostando por dotar a la plantilla de profundidad y tono físico antes que de nombres propios. Con una estructura un tanto frankesntiniana, el principal reto de Xavi Pascual pasa por exprimir y dar cohesión a un grupo que por otra parte este año si parece enteramente de su gusto. Renovado un Ante Tomic llamado a ser decisivo por vias menos protagonistas, el conjunto catalán ha reforzado el juego interior con la llegada de Samardo Samuels y Olaseni Lawal cambiando de raiz la estructura un tanto duplicada del año anterior. Excelente en el uso del cuerpo y con facilidad anotadora, queda ver si Samuels puede aportar, al margen de su solvencia interior, minutos de calidad como cuatro, tal y como vaticinaba un Joan Creus aparentemente satisfecho del final de su plan. Por su parte, Lawal esta llamado a aportar intimidación, presencia en el rebote ofensivo y finalización. Un tanto peculiar en lo defensivo, el nigeriano (que llega de ganarlo todo incluyendo el Afrobasket) sufre en el 1x1 pero su actividad y sus ayudas pueden contagiar al grupo...facilitando así la vida a jugadores como Justin Doellman quien con esta nueva estructura podrá lucir sus dotes en la defensa de anticipación y quizás tapar sus enormes lagunas en la interior. Con Vezenkov pidiendo paso a base de calidad, un mejor rendimiento del ex de Valencia podría ser fundamental para los cules. En el perímetro la llegada de Ribas y Perperoglou dota a los de Pascual de solvencia defensiva, puntuales recursos en ataque y disciplina ofensiva, quedando en el aire su papel en los días clave. Buenos jugadores de complemento, el estado físico de Navarro, Oleson e incluso Abrines habrá de marcar la definitiva jerarquía. Con Satoransky en plena explosión, la otra gran novedad es la llegada de Carlos Arroyo. Autentica leyenda del basket ofensivo, el boricua tendrá la misión de ser el gran generador de juego de la segunda unidad. Incuestionable en cuanto a su calidad, queda ver como responden sus piernas en el tramo final de curso. En definitiva, el Barcelona presenta una plantilla sin casi nada que envidiar a las más fuertes del torneo pero con dudas claras. ¿Podrá Ribas confirmar su buen inicio y dejar atrás su historial de irregularidades en días clave? ¿Aguantaran las piernas de Arroyo el paso de los meses? ¿Podra Navarro ser siquiera un factor? ¿Podrá Doellman ser un poco más efectivo en partidos trabados?. Muchos interrogantes (y nos dejamos unos cuantos) pero a poco que dos o tres tengan respuesta afirmativa nadie debería desdeñar a los blaugranas como claros candidatos al título.

                    PANATHINAIKOS

             

Sin duda otro de los grandes atractivos del grupo B, será el de observar la evolución del nuevo y ambicioso proyecto del Panathiniakos. Apurado por ciertas estrecheces económicas y buscando un rejuvenecimiento y helenización de la plantilla, el club verde se colocaba la temporada pasada en manos de Dusko Ivanovic. El montenegrino lograba dar protagonismo a Pappas o Jankovic, mejoraba el concepto estilistico frente al mostrado por Pedoulakis, rotaba a los jovenes a nivel local (incluso Charalampopoulos tenía su espacio en euroliga) y lograba el título de copa derrotando en cuartos de final al Olympiacos (tal como acaba de hacer este año Djordjevic). Pese a todo eso, la segunda derrota liguera ante los del Pireo hacía saltar las alarmas e Ivanovic era despedido. En su lugar, y tras la transición del final de curso, llega un Aleksander Djordjevic avalado por su reciente papel al frente de Serbia pero aun con un escaso bagaje a nivel de club. Intuitivo, inteligente, nada dogmático en las rotaciones y con carácter, el técnico serbio debe demostrar aun una mayor capacidad de reacción en los malos momentos y unas mayores dosis tácticas en la balanza con el tema motivacional. Para ello, Djordjevic contará con una plantilla no excesivamente larga, con espacio para el crecimiento durante el año pero sin duda claramente reforzada respecto a la del curso anterior. Con un Diamantidis en su gira de despedida, el regreso de Nick Calathes garantiza solvencia en la dirección. Con Jankovic asentado, el estado físico de Pappas pasa por ser una de las claves en un perimetro al que llegan Feldaine y Pavlovic. El primero debe ser el soporte anotador en momentos de apagón, mientras que el ex de Partizan apunta a ser un jugador clave que incluso puede tener minutos como cuatro. Con Gist y Fotsis poniendo exuberancia y tiro exterior en el cuatro, en el puesto de pivot Djordjevic se trae a Raduljica y Kuzmic configurando una línea interior de primera fila. Junto a ese núcleo duro, el papel de jóvenes como Charalompopulos (que pintaza tiene) o en menor medida Lountzis o Papagianis completa un equipo que apunta a ser un rival duro, competitivo e incómodo y que a poco que logre minimizar sus carencias en el tiro exterior puede aspirar a pelear por colarse en los cuartos de final.


                 LOKOMOTIV KUBAN

              

En la que será su segunda participación en la euroliga, el Lokomotiv Kuban se presenta con un proyecto reformado y que debe intentar olvidar la perdida de un Derrick Brown fundamental para entender la historia reciente del club de Krasnodar. Para lograrlo el primer aval parece llegar con la contratación para el banquillo de un ex campeón como Georgios Bartzokas. Una mala pretemporada y la derrota inicial en la VTB en la pista del Nymburk (pista que este año será muy complicada todo sea dicho) sembraban un primer atisbo de preocupación que tiene su mayor vértice en el estado físico de Anthony Randolph. Con destellos deslumbrantes el curso pasado, un año más de adaptación y un equipo construido en torno a él deben de hacer de Randolph una de las grandes figuras del torneo. Junto al ex de LSU, la continuidad de Malcolm Delaney dota al conjunto ruso de una amenaza extraordinaria en un puesto de base al que además llega Dontaye Draper para aportar equilibrio. Junto al ex del Efes, el Loko refuerza su plantilla con otros cuatro fichajes de notable nivel: Chris Singleton (que debe aportar solvencia ofensiva interior), Victor Claver (nivel defensivo y polivalencia entre el 3-4), Kyrilo Fesenko (que debe ser de impactos cortos pero notables en la pintura) y, una de las grandes debilidades de quien esto escribe, el australiano Ryan Broekhoof. Junto a esa polivalente estructura de siete jugadores foraneos, Bartzokas dispondrá de una más que correcta base nacional en la que destacan jugadores como Bykov, Voronov, Zozulin o un Zubkov listo para dar el paso al siguiente nivel. Equipo nuevo, entrenador de los que gusta ir construyendo...solo queda ver si el Lokomotiv tiene el tiempo necesario para acoplar su nueva estructura. Una estructura peculiar, poliédrica pero de la que bien pudiera salir un gran animador del curso 15/16.
 
                PINAR KARSIYAKA

                      

Tras unos años de continuo crecimiento, salpicados con presencias en semifinales ligueras y algún que otro éxito “copero”, el pasado año el Pinar Karsiyaka se convertía en una de las grandes sensaciones europeas al logra el título de la TBL dejando en la cuneta de manera sucesiva a Fenerbahce y Efes, y haciéndolo además con una propuesta de juego valiente, divertida y rica en lo tactico. Perdida toda su línea exterior (Dixon, Diebler y Strawberry todos acomodados en la euroliga) y su sexto hombre (Hersek), el club de Izmir sumaba su primer gran tanto con la continuidad del autentico arquitecto del proyecto, un Ufuk Sarica que deberá conjugar su apuesta por un basket directo con una plantilla sin tantos referentes claros pero probablemente más larga. Debutante en el actual formato (su experiencia en Copa de Europa se limita a su participación en la 87/88 donde caían con el Pau Orthez), el conjunto turco lograba en verano retener a su pareja titular interior. Con Palacios poniendo solvencia ofensiva, este debe ser el año de la definitiva eclosión de un Kenny Gabriel de infinitas posibilidades. Junto a los supervivientes del año pasado, Sarica dispondrá del ex baskonista Colton Iverson para aportar rebote y entrega y de un Kerem Gollum que debe sumar poso. Por fuera, la imposible tarea de olvidar a Dixon, recae en las manos de un Joe Ragland que a su manera puede encontrar un habitat más ideal para su juego que el vivido el año pasado en Milano. Para respaldarlo (y probablemente compartir pista en muchos momentos), el Pinar contará con la cesión de un Sipahi que necesita dar un paso adelante en el tiro y en la decisión ofensiva. En las alas, la llegada de los dos Carter (Justin y Josh) configura una pareja explosiva con tiro exterior por un lado y explosividad en el otro. En la recamara queda un Altintig con ganas de reivindicación y jugadores como Senturk o Koc. En definitiva, el Pinar se presenta como un equipo con un techo menor que el del curso pasado pero a la vez con una mayor cantidad de efectivos que deberían llevarle a la pelea por la clasificación al Top 16 cuanto menos en igualdad de condiciones que Zalgiris o Stelmet.


                   ZALGIRIS KAUNAS

            

Tras su sorprendente temporada pasada, el Zalgiris de Krapikas vuelve a la carga respaldado en su ideario por la plata lituana en el eurobasket y con el regreso al basket báltico de Kalnietis, Seibutis y Pocius en lo que debería ser una línea exterior de garantías a poco que el físico responda. Fiel espejo del actual basket lituano (en especial dela propia Kaunas) la llegada de los tres internacionales, las salidas de Milaknis y Anderson y y la continuidad de Lekavicius, Lipkevicius o Ulanovas conforma un perímetro competitivo, agresivo y feliz en campo abierto pero con problemas en estático, en la lectura de juego y el tiro exterior. Todo ello a expensas del papel que pueda dibujar un Oliver Hanlan clave por la configuración del resto de la plantilla. Con la pareja Jankunas-Javtokas manteniendo el fuerte interior, la llegada de un excelente jugador como Brack Motum otorga una nueva dimensión al juego interior de un equipo lituano en el que hay que ver como acaba respondiendo Ian Vougioukas. Con capacidad para ser clave en la pintura, su falta de explosividad y sus buenos movimientos entran en contradicción con la corriente mayoritaria de opinión en un lado del mundo en el que se califica a Kavaliauskas como “la maricona de Vilnius” por su el excesivo refinamiento de su juego. En la recamara queda el papel para jugadores como Vecvagars o Vene tras su paso por el eurobasket, especialmente fructifero en el caso del estonio. A buen seguro competitivos como locales, la adaptación de Hanlan y el mantenimiento del espíritu del año pasado pueden ser fundamentales para un Zalgiris muy reforzado en líneas globales pero con las mismas debilidades pretéritas. Con todo, el top 16 no parece, pese a la fortaleza del grupo, una meta nada inasequible.

          STELMET ZIELONA GORA

           



Dirigido por el técnico esloveno Sasa Filipovski, el Stelmet Zielona Gora regresa a la euroliga tras sumar su segundo título de la historia. Para la empresa, el conjunto polaco presenta un conjunto muy renovado en el que no obstante mantiene la columna vertebral formada por los internacionales Koszarek, Zamojski y Hrycaniuk. Desparpajo, tiro exterior y trabajo interior para respaldar al que sin duda es el gran fichaje del año, un Mateusz Ponitka que tras su gran año en Oostende solo parece estar a un punto de mayor regularidad exterior para acabar de reventar como la estrella que se intuye. Junto a Ponitka, la llegada de Gruszecki apuntala el bloque nacional a la par que genera una mayor respuesta ofensiva (ojo a su manera de atacar el aro). Por lo demás, la llegada de Dee Bost debe generar un buen caudal de juego a falta de ver su compatibilidad con Koszarek. Por si fuera poco, desde Podgorica llegan Jr Reynolds (algo irregular pero que debe ser importante) y el ala-pivot Nemanja Djurisic quien deberá buscar su sitio en un juego interior al que también llegan los brazos de Szewczyk, el buen hacer de Dejan Borovnjak y ese lujo que siempre es Vlad Moldoveanu. Con estos mimbres, sumados a la apuesta de futuro encarnada en Zywert y en el otro Ponitka (Marcel), el Stelmet presenta la que probablemente es la plantilla más fuerte de su historia. Probablemente aun lejos de la elite continental, el conjunto de Filipovski debería convertirse en un hueso como local a la espera de poder asaltar a Pinar, Zalgiris o incluso Lokomotiv en busca de un nada imposible Top 16. 

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