Llegan por fin los cuartos de final, para mi gusto el día más bonito de los juegos por la cantidad y trascendencia de los partidos. Esperemos que haya algo más de emoción que hace cuatro años donde solo el Serbia-Croacia se decidió por menos de 25 puntos.
Se abren con el Eslovenia-Alemania. Obviamente un partido sin precedentes olímpicos. Eso sí, las dos veces anteriores en las que los eslovenos habían estado en un preolímpico de él salió Alemania como clasificada. En 2008, de la mano de un excelso Nowitzki, a costa de Puerto Rico que precisamente se había cargado a una Eslovenia muy favorita en ese momento pero a la que le pudo la presión. En el 92 ambos se jugaron en cierta forma la última plaza. Eslovenia se llevó el duelo directo por 88-76 pero acabó pagando la derrota arrastrada de la primera fase (sin saber que contaba) ante Checoslovaquia. Era la Alemania de Pesic en el banquillo de Schrempf en la pista...y en la que estaba Rodl como puntal hoy actual seleccionador germano. Parte hoy Eslovenia con el favoritismo, legítimo y ganado, pero siendo el peor equipo de los clasificados en los tiros libres y el tercer peor en los triples. Ante una Alemania sin la cintura táctica de España pero con Bonga o Giffey que pueden hacer papel ante Doncic y un juego interior por versatilidad y longitud que sí puede mermar a Eslovenia. Y todo con una querencia por el ritmo que no les va a hacer extraño el ir y venir de los de Sekulic. Le cuesta, eso sí, a Alemania cambiar el paso si la cosa se vuelve intensa pero si, como en 2008, entra el juego la presión...con todo, exhibiciones de claridad mental como la de Doncic ayer en la segunda parte invitan al optimismo.
Después vendrá el Usa-España, con muchas cosas cambiadas desde el amistoso de Las Vegas para lo bueno y lo malo. ¿Qué decir? La final del 84 poco menos que un recuerdo porque esta será la quinta vez consecutiva que se midan en un cruce decisivo de los juegos. Probablemente, no cuento la victoria de 2002 por ser lo que era, la única barrera mental que esta España nunca ha podido superar...muchas eliminaciones, derrotas buscadas para evitarlos pero también partidos memorables como las finales de Pekin y Londres. Hace cinco años una España ya algo decadente hizo partido ante una Usa menos exuberante. Es esta España todavía algo más crepuscular, pero entre medias el mundial y el cambio de jerarquías han cambiado muchas cosas para bien. Y enfrente hay una Usa con dudas pese a la segunda parte ante los checos. Porque a favor de corriente está claro que son imparables pero queda ver como gestionan un partido largo y táctico si España se agarra. La simplificación de la rotación y las sensaciones de Durant apuntan no obstante a una tendencia hacia arriba. Un Durant que es el único que repite de aquella semi en Rio por parte estadounidense frente a nueve (incluyendo a Scariolo) por parte hispana…
El tercer plato es un Francia-Italia con mucha más miga de la que pueda parecer. Solo una vez se han encontrado en los juegos. Fue en Sidney y entonces la Italia de Tanjevic, vigente campeona de Europa, se imponía con exhibición de Myers por 10 puntos a una Francia...que acabaría por ser histórica plata. Italia se había impuesto el primer día a Lituania a la postre bronce, pero no pasaría de cuartos. Aquella Francia que le pelearía a Estados Unidos la final tras echar a los anfitriones en las semis y secar a Steve Nash en cuartos tras aquella primera fase de Canadá ya para siempre en el panteón de equipos para paladares diletantes. Una Francia con Bonato maduro anotando, con físico en las alas (ay la defensa de Sonko en aquellos cuartos) altura dentro y la batuta de Rigadeau, el gran exponente entonces de la cantera del Cholet, y justo a las puertas de ganarlo todo el curso siguiente con la Virtus. Pero la vida es curiosa y Francia tardaría en volver mientras que Italia pagaría la dinámica con un horrible europeo de 2001 y con él quedarse fuera del mundial de Indianapolis.
Bronce en los dos últimos mundiales y con una medalla de cada color en los europeos comprendidos entre 2011 y 2015, a Francia le pesa la imagen de alguno de sus petardazos en momentos decisivos. Una sensación acrecentada por la figura de un Collet “víctima” también de aquellas derrotas como local en los quintos partidos con el Strasbourg. A cambio las cinco medallas citadas, dos en torneos intercontinentales, son argumentos de peso a la hora de considerarlos un equipo histórico. Uno que ha sobrevivido a la retirada de Parker o Diaw y que camina a un horizonte de renovación ilusionante. Pero con un presente también esplendoroso. Con la misma base del mundial y química renovada. Queda la espina de los juegos. Queda muy lejos aquella medalla de Sidney y pesan, mucho, los últimos chascos. Las duras derrotas y la pésima gestión de las mismas en los últimos cuartos pero también la no participación en Pekin y Atenas. De Pekin se quedaron fuera hasta del preolímpico al caer en el último partido del eurobasket de Madrid ante Eslovenia (veremos si no hay que sacar este precedente) en semis. Más duro fue lo de Atenas. Tres plazas en juego en el eurobasket de Suecia y un devenir sólido. Semifinal dura en la que logran parar el caudal ofensivo de Lituania pese a lo que no les llega. Todo o nada en el bronce con favoritismo claro ante una Italia con la que nadie contaba a esas alturas...Una Italia que tras el fiasco de 2001 emprendía la renovación. Recalcati, leyenda del pallacanestro, sin Meneghin (Andrea) sin Fucka y sin Myers apostaba por un equipo sin tanto nombre pero una idea clara de juego. Una idea muy abierta, con muchos focos de tiro exterior y una confianza ciega en sus posibilidades. Se lo llevaba Italia. Francia fuera de los juegos e Italia dentro. Sería su última participación hasta ahora. El resto es historia con la noche de Colonia en la previa y el espectáculo ya en Atenas para acabar plata sucediendo en ese lugar del podio a la propia Francia. Sin Hackett, Bellineli o Datome, la nueva Italia llega vía preolímpico esta vez con otra leyenda en el banquillo y cierta querencia por un juego similar. Ha costado meter a Gallinari pero la química funciona, ya se cargaron a Serbia en Belgrado y van a jugar con la presión de los galos. Nada que perder y mucha historia por hacer. Enfrente mucha presión pero ciertos cambios ilusionantes para ellos. Desde una preparación centrada en lo importante y en la que no se dio importancia a los resultados hasta una rotación muy engrasada. Y al frente un De Colo con mando y plaza destilando clase, talento y clarividencia. 21 años después, como Antoine, otro canterano del Cholet (también lo es Gobert por cierto) dispuesto a ahuyentar fantasmas por doquier. Quizás el partido que espero con más ganas….
Y cierra la jornada un Australia-Argentina. Australia invicta y Argentina que solo ha ganado a Japón pero aún así...la baja de Baynes, la falta de plan B y el pasdo de Goorjian pueden sembrar alguna duda a una Australia que en la preparación de llevó el duelo ante Argentina en el último segundo. Una Argentina floja en el arranque, con problemas en el tiro, muy de ida y vuelta pero a la que le está costando encontrar continuidad defensiva y donde a veces parece no estar claro como rotar a los distintos bases sin atreverse a probar con quintetos más equilibrados. Pero una Argentina que mantiene el caracter que va a llegar liberada y donde varios jugadores, en especial Campazzo, parecen haber limpiado la cabeza. Una Argentina que no quiere que el último baile de Luisfa sea tan pronto. ¿Historia? Solo una vez se encontraron en los juegos con aquella victoria argentina en 2008 de la que sobreviven ambos entrenadores, Scola, Mills o Ingles. Pero hay otro mucho más simbólico sin duda: las semifinales del mundial U 22 del 97. Hay muchos puntos que se podrían citar como fundacionales de la generación dorada desde la creación de la liga nacional, del papel de Najnudel o incluso el buen papel en los juegos de Atlanta... pero pocos como la derrota en aquellas semifinales del 97 ante Australia. Allí estaban Ginobili, Oberto, Pepe, Palladino, Victoriano, Leo Gutierrez, Gabriel Fernández...y el más joven de todos Luis Scola. 24 años después buscando cerrar otra herida. Yo de lo aussies no estaría tranquilo.
Una de las visiones más
tópicas que dibujan la imagen del baloncesto es aquella que reduce
su belleza a su acto final. Pese a lo injusto de tal valoración, no
es posible negar la evidencia de que pocas sensaciones pueden
compararse a las de la resolución de un encuentro en la última
jugada, en especial si esta obra también como punto final de un
campeonato. La canasta de Aleksander Belov en Munich, el triple de
Djordjevic en Istambul…todo buen aficionado guarda en algún rincón
de su memoria sentimental alguno de aquellos tiros decisivos que le
llevaron a la gloria o a la frustración. De entre todos estos, pocos
habrán sido tan espectaculares como aquel triple desde su propia
pista de Dusan Kecman con el que el alero del Partizan daba a los de
Belgrado el título de la liga adriatica de 2.010, devolviendo, de la
manera más cruda, a la realidad a los miles de aficionados locales
que apenas un segundo antes celebraban el triunfo de la Cibona,
gracias a otra increíble canasta de tres puntos de Bojan Bogdanovic.
Aquel triple de Bogdanovic, parecía romper la hegemonía serbia en
el torneo a la par que propiciar el primer título para los de
Zagreb, con lo que la postrera canasta del serbio colocaba sobre la
mesa todos los ingredientes necesarios para una enorme polémica.
Afortunadamente, otro de los grandes signos que identifican este
deporte, es el de su continuo afán por avanzar hacia la modernidad.
Entre los pasos dados en esta dirección, pocos resultan tan eficaces
como el “Instant replay” a través del cual los colegiados
pueden, con la ayuda del video, dictaminar sobre si un lanzamiento
decisivo ha estado dentro del tiempo. De esta manera, aquel tiro de
Kecman o el que en 2005 de Ruben Douglas daba a la Fortitudo de
Bolonia su segundo scudetto, eran dados por válidos sin que nadie
tuviera espacio para algo más que el simple disfrute/lamento
deportivo.
Si, aun teniendo en cuenta
lo dicho, a día de hoy el panorama dista de resultar idílico,
resulta fácil adivinar hasta donde podían llegar las suspicacias y
polémicas apenas unos años atrás. Ejemplos hay muchos, y podrían
hallarse en casi cada competición y en cada momento. Entre los más
curiosos podría citarse la final de la liga griega de 1.959,
disputada en un curioso formato triangular y para cuyo desenlace
último la organización se vio obligada a contratar a una pareja de
árbitros yugoslavos (Vukovic y Pastor) ante las continuas objeciones
de los dos grandes clubes de Salónica. Finalmente con 25 puntos de
Ikonomou y 18 de Theothoritis, la moneda caería del lado de un
cuadro blanquinegro que sumaría así el primero de los dos únicos
triunfos ligueros que atesora. Ahora bien, más allá de ejemplos
concretos, a buen seguro ninguna temporada habría de resultar tan
convulsa como la 1988/89. Y es que, en una Europa en la que,
permítase utilizar el empalagoso título de la canción de
Scorpions, los vientos de cambio soplaban con fuerza, hasta tres de
sus principales ligas acabarían por ver como su campeón se decidía
más allá de los 40 minutos de juego del último encuentro. En
Yugoslavia, la retirada del Partizan en un segundo partido que tenía
poco menos que perdido cerraba la que bien pudiera haber sido una
serie histórica. En cambio, en la Urss e Italia la validez de una
última canasta tendría la palabra definitiva.
PERESTROIKA
Procedente del vocablo
ruso перестройка, la palabra perestroika fue acogida en el
llamado mundo occidental con su acepción literal de
reestructuración, focalizando en la figura de Mijaíl Gorbachov, un
proceso que en realidad ya había comenzado muchos años antes y en
el que incluso podrían rastrearse antecedentes en la
desestalinización surgida tras el impacto del informe Jruschov. Con
todo, los postreros meses de 1.988 y el comienzo del 89, traían
consigo evidencias cada vez más claras del derrumbe, de tal manera
que, aunque oficialmente el muro caía un 9 de Noviembre, se puede
afirmar que en realidad las grietas ya estaban a la vista. El triunfo
de “Solidaridad” en Polonia y los movimientos aperturistas en
Hungría suponían los primeros signos evidentes del triunfo desde
dentro de la teoría del shock, mientras que la retirada de las
tropas de Afganistán ahondaba en la ya innegable vulnerabilidad del
otrora gigante soviético. Junto a las cuestiones geopolíticas, la
ecuación terminaría de resolverse con la consolidación del
“Glásnost” o política de apertura, donde, ahí si, la figura de
Gorbachov acabaría de resultar fundamental para el devenir del
coloso.
Paralelamente el
baloncesto de la Urss vivía a caballo entre dos sensaciones, ya que
mientras por un lado figuras tan emblemáticas como la de Sergei
Belov o Aleksander Gomelsky criticaban abiertamente a la federación
por su falso aperturismo, por el otro, en el ambiente aun permanecía
la dulce fragancia del oro conseguido en los juegos de Seúl…
aunque para ser sinceros, al igual que en el juego político, la
perestroika baloncestistica había comenzado bastante tiempo atrás:
Es muy probable que ningún
otro país europeo viva el baloncesto como lo hace Lituania, de ahí
que no es de extrañar que el pasado EuroBasket supusiera todo un
terremoto emocional para la joven república báltica, que de repente
se veía inundada de actos, publicaciones y un sinfín de actividades
relacionadas con su “Krepšinis”. Entre todas ellas, destacaba la
publicación del excelente libro de fotografía “Legendiniai
Zalgirio vyrai”, puesta al día de la histórica obra de los
Romualdas más famosos de la fotografía europea: Pozaerkis y
Rakauskas, quienes en 1987 publicaban un álbum captando en imágenes
los cuatro últimos años de existencia de un club, el Zalgiris, que
se había convertido en mucho más que una entidad deportiv, hasta el
punto que en la nueva edición, Ferdinadas Kauzonas, uno de los
autores del célebre documental “Aukso karstlige”, llegaba a
comparar la trascendencia del club con la del movimiento Sajudis *.
Es fácil comprender el
orgullo que una ciudad como Kaunas pudo haber sentido cuando en 1998
y 1999 su equipo enlazaba los títulos de la Copa Saporta y la
Euroliga, pero quizás sea un poco más complejo tratar de explicar
como algo más de una década antes otro Zalgiris es reverenciado hoy
con un fervor y un respeto a la altura de los más escogidos. Para
explicarlo se podría enfocar el tema desde muchos ángulos, pero
quizás ninguno como el de la rivalidad con un CSKA, que como símbolo
del ejercito soviético, era elevado a la categoría de perfecta
Némesis , y es que como Holmes tuvo a su Moriarty (aunque en
realidad el pobre profesor apenas aparece en una historia del canon a
la par que es mencionado en otras dos…), la leyenda del Zalgiris va
muy ligada a la del equipo rojo.
-
Baloncesto en rojo
Hablar hoy en
día del CSKA de Moscú conlleva referirse a uno de los equipos más
potentes del viejo continente. Sus dos Euroligas y su presencia en
las ocho Final Four sólo en la primera década del siglo así lo
atestiguan. Con una estructura altamente profesionalizada y un
poderío económico casi sin parangón, el actual equipo moscovita
poco tiene ya que ver con lo que fue en sus orígenes. Sin embargo,
el histórico TSKA también logró dominar Europa, logrando cuatro
títulos europeos entre 1963 y 1971 que bien podrían haber sido más
de no mediar un par de decisiones políticas. Por un lado, las
autoridades soviéticas daban absoluta prioridad al baloncesto
olímpico y cada cuatro años sus equipos no participaban en
competición internacional alguna. La otra, más dañina para los
intereses del TSKA, llega en 1966. Buscando dar mayor protagonismo a
los jóvenes valores, la Federación soviética decide limitar la
presencia de los mayores de 25 años por lo que, de un plumazo, los
moscovitas se ven obligados a prescindir de Zubkov, Korneev y
Borodin. ¿Tenía razón el TSKA para quejarse? Evidentemente no,
pues si alguien había favorecido la legislación era al equipo del
ejército.
- Draft soviético
El
Tska de Moscú era oficialmente el equipo del ejército, por lo que,
apoyándose en esa condición, comenzó a realizar su particular
“draft”. Desde 1954 y hasta 1987, los técnicos del TSKA
reclutaban a los mejores jugadores del país para que realizaran su
servicio militar en el equipo rojo. De Semenov en 1954 a Goborov en
1987, con excepción de las lituanas, todas las grandes estrellas de
la URSS pasaron por el TSKA mediante este procedimiento (Belov,
Volnov, Edeshko, Tarakanov...), labrando una hegemonía local tan
brutal que, entre 1960 y 1984, los moscovitas sólo dejaran de ganar
el torneo en dos ocasiones, en el 68 ante el Dinamo de Tbilisi y en
1975 ante el Spartak de Leningrado de Alexander Belov, que por una
vez dejaba de lado su condición de Poulidor del basket soviético (7
subcampeonatos en la década de los 70).
Paralelamente el basket se
convertía en algo más que un mero acontecimiento deportivo para
definir uno de los símbolos de la identidad lituana, entre los que
el Zalgiris se erigía, con algún breve interludio como el del 79
del Statyba, como principal referente. Fundado en 1944 bajo la
denominación de Skif Kaunas, el club de la segunda ciudad de
Lituania tardaría tan sólo tres años en llevarse su primera liga
soviética de la mano de Mykolas Zimiskas, llegando la segunda cuatro
años más tarde ya bajo la denominación de Zalgiris. Pese a ese
espectacular arranque, el club de Kaunas pasaría su particular
travesía del desierto alejándose de manera paulatina de los puestos
de cabeza. Con el excepcional Modestas Paulaskas a la cabeza, en los
finales de los años 60 y los 70 el club va recobrando su status
alcanzando en diversas ocasiones el tercer puesto, aunque la falta de
jugadores interiores de garantías acaba por limitar a un equipo
preciosista pero falto de contundencia. La irrupción de Raimundad
Civilis y la consolidación de Iovaisha como una estrella llevan al
Zalgiris al subcampeonato en el año 80 y preparan el asalto al trono
de un CSKA que empieza a mirar de reojo la imparable ascensión de un
gigantón de la propia Kaunas, de nombre Arvydas. Con Sabonis y
Civilis cubriendo el juego interior, la falta de un base puro se
suple con la dinamita de Homicius, Kurtinaitis o Iovaisha. El club
sigue creciendo, y con la llegada de los play-off cede en las finales
del 83 y del 84 ante un CSKA símbolo del poder central de Moscú y
ya obsesión absoluta de un grupo que cada día esta más cerca.
Así pues, la temporada 84/85 se ve en Kaunas como la de la
definitiva ascensión algo que la propia competición va confirmando
de tal manera que el Zalgiris cierra la primera fase liguera con un
balance de 20-2 (cayendo solamente por 74-73 ante el Spartak y 100-92
ante el Vef Riga de Valdis Valters), incluyendo una doble victoria
ante el CSKA (98-88 en Kaunas y 78-80 en Moscú) y con registros
anotadores espectaculares hasta el punto de superar los 110 puntos en
8 ocasiones. La segunda fase de los pupilos de Vladas Garastas es aún
mejor, cerrándola invictos y venciendo de nuevo al CSKA esta vez (la
segunda vuelta la jugaban los ocho primeros a una sola vuelta) por
88-78. Las previsiones se cumplen y lituanos y moscovitas alcanzan la
final con ventaja de campo para los primeros pero con la
particularidad de que el equipo peor clasificado juega primero como
local. Lejos de acusar la presión, el Zalgiris asalta Moscú por
71-86 con 26 puntos de Homicius, 19 de Kurtinaitis y 15 de Sabonis,
mientras que Tkachenko con 12 se queda como el mejor realizador del
Tska. Con todo a favor el segundo partido resulta ser mucho más
trabado con la buena defensa de los de Gomelsky minimizando a Sabonis
y obligando al Zalgiris a jugar a un ritmo menor al acostumbrado.
Tensión, dureza, nervios… y empate a 69 que da paso a una prórroga
donde un triple de Iovaisha certifica el triunfo del Zalgiris
cortando la racha moscovita y llevando al delirio al publico que
abarrotaba el viejo pabellón.
La euforia de la victoria
y la baja de un Iovaisha al limite condicionan a un Zalgiris que días
después pierde la final de la Recopa ante el Barcelona. Esa derrota
y la del año siguiente en la final de Copa de Europa ante la Cibona
impiden un mayor reconocimiento internacional, pero los verdes con el
triunfo ante el CSKA ya se habían convertido en inmortales en su
tierra, más aun cuando conseguían repetir título ante el mismo
rival en el 86 y el 87, con mención especial a esta última con un
tercer partido épico y que probablemente se encuentre entre los
mejores de esa década. La temporada 87/88 llega para los de Kaunas
marcada por la ausencia de Sabonis, cuya baja se revela especialmente
clave en unas finales que devuelven al Tska su condición de
vanguardia en el baloncesto soviético. Con Sabonis de vuelta, el
Zalgiris afronta la nueva temporada de nuevo como favorito, máxime
cuando el rival moscovita pierde a dos jugadores de la talla de
Tikhonenko y Volkov. Precisamente la salida del segundo, elegido
mejor jugador el año anterior, rumbo a Kiev, donde se reencuentra
con otro campeón olímpico como Belostenny, coloca al Budivelnyk
entre los aspirantes claros a llevarse un torneo, donde por primera
vez en años la dispersión de talento (Valters en Riga, Marciulionis
en el Statyba, Tikhonenko en el Alma Ata, Sokk en el Kalev Tallin…)
augura un campeonato menos bipolar de lo acostumbrado.
Tras un inicio titubeante
con sorprendentes derrotas ante rivales como el Dinamo Moscu o el
Kalev, el Zalgiris mete la directa tras el paron liguero provocado
por la habitual gira de la selección por los Estados Unidos (saldada
con un balance de 8-2 para los soviéticos) dominando con claridad el
segundo tramo de la temporada y asegurándose así el factor pista
por delante del Budivelnyk y del Tska. El conjunto rojo había
recuperado a Tkachenko tras su grave lesión y contaba con una buena
base de jugadores encarnada en los Tarakanov, Goborov, Pankrashkin o
Miglieniks, pero su excesiva mecanización ofensiva y su falta de
frescura habían convertido en un suplicio el hecho de simultanear la
competición domestica con una Copa de Europa donde no podían pasar
del penúltimo puesto en una liguilla de cuartos que cerraban con un
pobre balance de 4-10. De los avatares europeos no estaban exentos
tampoco los otros dos grandes candidatos. Por un lado el cuadro
ucraniano, que en Europa utilizaba Stroitel como sustantivo, quedaba
apeado en la liguilla de cuartos de la copa Korac de la manera más
dura posible. Encuadrado en el grupo D junto a Cantu, Orthez y Den
Helder, el hecho de que solo el primer clasificado siguiera adelante
parecía abocar al grupo a un duelo directo entre ucranianos e
italianos que en el primer cara a cara parecía decantarse a favor de
los primeros, quienes de la mano de un gran Antonello Riva firmaban
un convincente 108-97. Sin fallos ante el resto de los equipos, la
penúltima jornada parecía ser la decisiva de tal manera que, cuando
tras una estratosférica actuación de Volkov, el Stroitel se imponía
por 15 tantos la suerte del grupo parecía sentenciada. Sin embargo,
contra todo pronóstico, en el último suspiro el cuadro ucraniano
dejaba escapar el pase a las semifinales cayendo por un solo punto en
la pista de un Orthez que nada se jugaba. Por su parte, el Zalgiris
llegaría un paso más adelante aunque, curiosamente, esto les
traería más problemas. Tras liderar su grupo de cuartos de final al
quedar por delante de la Cibona gracias al average, el conjunto de
Kaunas afrontaba con las máximas aspiraciones las semifinales de una
Recopa, que, pese a su condición de segunda competición, reunía en
su penúltima fase a tres de las más rutilantes estrellas del basket
europeo: el propio Arvydas Sabonis, un Drazen Petrovic que en el otro
lado destrozaba a sus antiguos compañeros de la Cibona y un Oscar
Schdmit convertido en la mayor amenaza para el conjunto de Garastas,
que no obstante lograba controlar la mano del brasileño para
llevarse el partido de ida por 86-80. Con todo por resolver, el
partido de vuelta en Caserta llegaba igualado a la media parte
(53-53) pero acababa cayendo del lado trasalpino tras una segunda
parte donde los nervios del Zalgiris llegaban al punto de
transformarse en un claro enfrentamiento entre varios de sus
jugadores, con Jovaisa apuntando tras el partido directamente hacia
su entrenador y alguno de sus compañeros (en especial Kurtinaitis y
Homicius) acusándolos de olvidarse de Sabonis. El sensacional
jugador de Anykščiai no eludía tampoco la autocrítica y, aunque
desde fuera los problemas parecían gravitar en torno a la
eliminación, se convertía en el vivo ejemplo de lo que comenzaba a
suceder en un club cuya autoexigencia caminaba en paralelo con
multitud de problemas estructurales, económicos e incluso políticos.
Con todo, el Zalgiris
logra la primera plaza de la fase regular y se presenta en la final
con el factor pista a favor ante un Budivelnyk que refirma sus
opciones dejando al Tska fuera de las dos primeras plazas por primera
vez desde 1.968. La final, programada al mejor de tres partidos con
el equipo mejor clasificado jugando fuera el primer encuentro,
arranca en la capital ucraniana donde la buena defensa de Belostenny
y los problemas físicos de Sabonis condicionan el juego de un
Zalgiris que cae por 97-94. De vuelta a Kaunas, el segundo partido de
la serie comienza marcado inevitablemente por la ausencia de un
Sabonis al que, como en buena parte de la temporada, sus problemas en
el talón le vuelven a jugar una mala pasada. El partido transcurre
tenso, con los locales abusando del tiro exterior y con los
visitantes llevando la iniciativa gracias a un inspirado Volkov que
permite llegar a su equipo con 10 puntos de ventaja al descanso. Con
todo por decidir, el partido entra en su tramo final mucho más
comprimido gracias a una mayor agresividad de los locales y al
despertar ofensivo de un Jovaisa que con un triple y una penetración
marca de la casa, vuelve a poner al Zalgiris en un partido que de
todas formas parece escapárseles de las manos cuando, a falta de un
minuto, el punto número 23 de Volkov pone un 81-87 que se antoja
definitivo. Con todo en contra, el decimotercer triple local (en 26
intentos) de la noche vuelve a apretar un partido que vive un nuevo
golpe de efecto tras un precipitado tiro del omnipresente Volkov
cuyo error deja a los de Kaunas 28 segundos para buscar el empate.
Con Jovaisa y Kurtinaitis tapados, el balón va hacia un Homicius que
recibe la falta de un nervioso Shaptala. El Zalgiris opta por sacar
de banda y el balón vuelve a Valdemaras que con un escorzo en el
aire intenta igualar el partido encontrándose con el hierro. Con el
Budivelnyk paralizado por el vértigo del éxito, el rebote ofensivo
cae, bajo el aro, en las manos de un Krapikas que sin oposición
alguna y con una frialdad polar sale de la zona y anota el triple del
empate con 12 segundos por jugar. En medio de la algarabía baltica,
el Budivelnyk pone la última bola en manos de un Volkov que bota sin
demasiada fluidez y que incomprensiblemente no ataca el aro, hasta
que, con dos segundos por jugar, decide levantarse desde cerca de la
línea de la media pista anotando limpiamente un triple increíble
que desata la euforia en el cuadro ucraniano. La jugada parece clara,
pero el público comienza a mostrar su ira mientras el cuadro que
dirige Viktor Bojehar celebra su histórico triunfo en mitad de la
pista. Los árbitros dudan, la canasta no acaba de subir al
electrónico e incluso un “recuperado” Sabonis hace acto de
aparición remangando su camisa de rayas a la par que se dirige hacia
unos comisarios de mesa que tras un interminable debate deciden
anular el triple visitante. Con el ánimo por los suelos, el
Budivelnyk es presa fácil en la prórroga por lo que la serie se ve
abocada a un tercer partido al que los jugadores de Kiev no
comparecen. El Zalgiris es proclamado campeón, pero apenas dos días
después, en una decisión que en Lituania se interpreta como
puramente política, el comité deportivo accede a revisar el video
del partido tras lo cual decide dar por válido el triple de Volkov
y, por tanto, el primer título de la historia al conjunto ucraniano.
La sentencia causaría un
enorme revuelo pero los cambios cada vez más vertiginosos pronto la
harían olvidar y así, apenas unas semanas después, 45 puntos de
Nicos Gallis y un triple letal de Fannis Christodolou apeaban a la
Urss de la final del eurobasket. Una Urss de la que en ese mismo
verano comenzarían a salir sus estrellas más rutilantes y que, tan
solo otro año después, se presentaría en el mundial de Argentina
con un solo lituano: su seleccionador Vladas Garastas. Pese a esta
diáspora, el Zalgiris volvería a acariciar la final de la Recopa
mientras lamentaba aun, una decisión que vista a día de hoy parece
totalmente justa y es que, política aparte, la canasta era buena.
Ellos,
los vencedores, Caínes sempiternos
Es
muy posible que si algún seguidor del Olimpia Milano leyera los
inmortales versos de Luis Cernuda aplicados a su equipo enrojeciera
de ira o bien, si nos atenemos a los últimos años, optaría por
tomárselo como un cruel sarcasmo de dudoso gusto. Pero el caso es
que, en buena parte de los años ochenta, esa sensación persiguió
al equipo de las zapatillas rojas, alcanzando su momento culminante
en la temporada 88/89.
Es
difícil encontrar un país tan apasionado como Italia, donde hasta
lo más cotidiano es motivo de acalorado debate y donde, hasta los
asuntos más trascendentales de su historia siguen siendo años
después pasto de las especulaciones, teorías y distintas relecturas
que avivan un debate casi tan eterno como su capital. Intentar
rastrear este Adn podría llevar al apasionado de la arqueología
emocional hasta las propias simas del imperio romano, aunque quizás
todo lo sucedido en el atentado de Piazza Fontana podría ser un
punto de comienzo más cercano e igualmente válido. El supuesto
suicidio del incriminado anarquista Giuseppe Pinelli y la posterior
confirmación de la participación de la extrema derecha lazial,
abrirían una terrible senda por la que Italia habría de supurar el
asesinato de Aldo Moro, el atentado de la estación de Bolonia o la
participación vaticana en el banco Ambrosiano tan famoso por su
hundimiento como por ser parte fundamental en el blanqueado de dinero
de la mafia siciliana, la contra nicaragüense o el sindicato
Solidaridad en Polonia. Con mil incógnitas sin resolver, no es este
el momento ni el lugar donde dirimir semejantes cuestiones, dejando
tal asunto para gente más cualificada como los guionistas de la
excepcional serie “Romanzo criminale”… aunque justo es apuntar
que ante tal caldo de cultivo, difícilmente el deporte podría
escapar de esa tesitura.
A
nivel deportivo el gran manjar para los amantes de las teorías
conspirativas gravitaba en torno al fútbol, con la concesión del
mundial 90 como tema estrella. Y mientras tanto, en medio de ese
cóctel de pasiones, la lega vivía una década de esplendor con unas
escuadras que crecían en lo económico y dominaban en lo deportivo.
Como muestra, valga decir que solo en la década de los 80, hasta
tres equipos (Cantu, Roma y Milan) habían sido campeones de Europa,
mientras que hasta otros seis (Varese, Venezia, Rieti, Scavolini,
Virtus Bolonia y Caserta) alcanzaban al menos una final de
competición europea. Pese a ello, un equipo destacaba por encima del
resto: un Olimpia de Milan que afrontaba la temporada 88/89 como
vencedor de las dos últimas copas de Europa, al tiempo que defendía
una racha de siete finales ligueras consecutivas. Con todo, y pese a
ser los vigentes campeones de Europa, la derrota en la final liguera
del 88 y la eliminación, ya en esta temporada, en las semifinales de
la copa Korac ante un Cantu que deambulaba en la lega habían vuelto
a reabrir el debate en torno a un equipo sobre el que pesaba
demasiado el sambenito de la edad. Fuera también de la final copera,
la irregularidad liguera acababa por costarle el puesto a Bill
Martin que era sustituido por un Albert King que, más allá de
compartir nombre con el más gigante de los bluesmen, llegaba avalado
por una interesante carrera nba. Con King debutando en la última
jornada, el Milan cerraba la fase regular en un quinto puesto que le
obligaba a disputar la ronda de octavos de final.
Por
si fuera poco, la serie, un derby lombardo ante el Irge Desio, se
abría con una monumental sorpresa ya que el conjunto de Guerrieri
asaltaba la pista milanesa por un espectacular 114-116. Guiados por
la dirección de un joven Coldebella, el tiro exterior de Capone y la
fuerza interior de un Chris McNealy que se iba hasta los 32 puntos,
el Irge remontaba una desventaja de 15 puntos, ganándose la
posibilidad de pelear por cerrar la eliminatoria como local. Con el
ex de San Jose por encima de nuevo de la treintena, los locales
llegaban por delante al descanso, pero la mejora defensiva y el papel
de revulsivo de Montecchi devolvían la igualdad a una serie que el
Philips cerraba en su pista no sin algún que otro apuro.
Espoleados
por el susto recibido, los dueños de las zapatillas rojas abrían
los cuartos de final completando una primera parte de ensueño en
Treviso y sentenciando de inicio un brillante paso a las semifinales,
donde esperaba el vigente campeón y a la sazón el líder de la fase
regular: el Scavolini de Pesaro.
El
club de la bella ciudad adriática, vivía por entonces un sueño que
de tan real abarcaba ya casi una década. Con la llegada de Petar
Skansi (que como jugador ya había defendido a los blanquirojos
después de ser subcampeón de Europa con la Jugoplastika) a los
banquillos, el Scavolini daba a principios de los 80 un salto
cualitativo en su hambre competitiva que solo un año después
(81/82) tomaba forma. Tras un año brillante en el que la llegada de
Kikanovic había disparado el potencial ofensivo de la escuadra, una
inolvidable suspensión de Domenico Zampolini ante la Virtus de
Bolonia certificaba el pase a una final, donde de manera ajustada los
de Pesaro caían ante un Milan más habituado a verse en esa
tesitura. Un año después, las semifinales ligueras eran el techo de
un equipo que pese a todo despedía el año haciendo un balance de lo
más positivo ya que a sus vitrinas llegaba el título de la Recopa,
tras derrotar, en Palma de Mallorca, al Asvel Villaurbane de Pilles y
Szanyel. La marcha del genio de Cakac, provoca un mal año, pero en
la 84/85 el Scavolini vuelve por sus fueros colándose de nuevo en la
final liguera y sumando el título de “coppa” al imponerse al
Varese de la mano de un gran Frederick. Las dos temporadas siguientes
no son tan fructíferas a nivel liguero, pero la definitiva
consolidación en la élite de jugadores como Gracis o Magnifico
unidos al talento anotador del propio Frederick, derivan en la
presencia del club en cuatro finales en dos años. Con el Milan como
verdugo en las dos coperas, Barcelona y Cibona apartan a los de
Giancarlo Sacco de la Recopa. Con el club ya acostumbrado a la máxima
autoexigencia, la ciudad vivía una revolución con la llegada a los
banquillos del hombre que había llevado a Cantu y Roma al título de
campeones de Europa, un Valerio Bianchini que además veía reforzada
su plantilla con el fichaje de Aza Petrovic. Pese a la ilusión
inicial, los primeros meses de la temporada mostraban a un Scavolini
algo falto de intensidad física lo que unido a la eliminación en
las semifinales de la Recopa ante el Limoges, desencadenaba una serie
de cambios que habrían de tener un efecto histórico. El primer
damnificado era un Aza Petrovic que caía victima de su irregularidad
(45 puntos en su despedida) siendo sustituido por un Darwin Cook más
director y con más capacidad de elevar la intensidad de su equipo.
Tras ser cortado, el de Sibenik es rellamado un par de semanas
después para suplir los problemas físicos de un Greg Ballard que
finalmente, pese a que vuelve a intentarlo, acaba siendo sustituido
por Darren Daye. La llegada del elegante ex de UCLA pronto se revela
como la catarsis necesaria para un equipo pasa en unas semanas a
vivir una metamorfosis solo comparable a la del pobre Gregor Samsa.
Quintos finalmente de la fase regular, los propietarios del “Adriatic
arena”, abrían los play-off eliminado en tres partidos al Reggio
Emilia de la pareja Dale Solomon-Roosvelt Bouie, aunque el verdadero
golpe de efecto lo logran al imponerse en el primer partido de la
serie de cuartos al Caserta por 108-109 dejando en estériles los 42
puntos de Oscar y los 35 de Gentile. Con un ambiente infernal de por
medio, el Scavolini no falla en casa y accede a unas semifinales que
vuelven a poner de manifiesto el amor propio de un equipo que
comienza la serie cayendo en Varese , pero que termina por colarse en
la final tras vencer como local y cerrar la serie con un agónico
77-78 en el PalaWhirlpool. Así, en pleno éxtasis competitivo los de
Bianchini afrontan el último reto ante un Tracer de Milán que no
solo es su verdugo más habitual sino que llega tras revalidar pocas
semanas antes su condición de campeón de Europa. Con el peculiar
formato 1-2-1-1 en el que el peor clasificado abre la eliminatoria
como local, el Scavolini aprovecha la circunstancia para, tras una
excelsa primera parte (55-35), tomar la iniciativa en la serie y con
esa confianza asaltar en el segundo acto el PalaMazda en un enorme
partido de Walter Magnifico. Con el 0-2 en la serie, el Philips salva
el primer match ball en contra, pero en la vuelta a la ciudad de
Rossini, los rojiblancos no dejan escapar tan histórica ocasión y
con un triple de Ario Costa (el único en su carrera) cierra un 98-87
que vale tanto como el primer título de su historia.
Con
estos precedentes, la semifinal del 89 cobraba cierto significado de
final anticipada y a la sazón prueba definitiva sobre la hegemonía
del pallacanestro. De inicio, el primer encuentro comienza marcado
por el demoledor acierto de Darren Daye hasta que, justo cuando los
equipos enfilan el túnel de vestuarios camino del descanso, algo lo
cambia todo. Ante la incredulidad general, Dino Meneghin se desploma
sobre la pista mientras se echa las manos a la cabeza y se retuerce
en el suelo. Ayudado por sus compañeros, Meneghin sale corriendo de
la pista y la cosa no parece pasar a mayores. Sin embargo en la
segunda parte, el pivot no salta a la pista y su equipo cede en unos
10 minutos finales de locura donde la conexión entre Norm Nixon y
Darren Daye hace volar al Scavolini. Tras el partido se conoce que
Meneghin ha tenido que acudir al hospital a causa de un supuesto
monedazo en la cabeza y que, por tanto, la Philips decide impugnar
ante el tribunal de competición el partido. En Pesaro la indignación
bulle y atribuyen a los milanistas un exceso de teatralizacion vista
la salida de Meneghin. Con el ambiente sumamente caldeado, el
segundo partido depara un espectacular cara a cara donde los 25
puntos de Pittis dan el triunfo al Milano por 85-82 y con él, la
igualdad a una serie que tan solo unas horas después queda
dilucidada. Reunido el comité, el veredicto es favorable a los
lombardos, dando por perdido el primer partido a los de Pesaro por
0-2… y con él la eliminatoria. El escándalo es mayúsculo e
incluso los partidarios de castigar ese tipo de acciones se
cuestionan la “oportunidad” de un veredicto que de haber visto la
luz unas horas antes podría haber cambiado muchas cosas de aquel
partido. Sea como fuere, la Philips volvía a la final y se preparaba
para combatir en tierra hostil ante la gran revelación del año, un
Enichem Livorno que en ese momento pasaba a contar con el corazón de
buena parte de la Italia cestista.
“La
Monetina”:
Situada en la costa,
Livorno encarnaba como pocas ciudades ese espíritu subversivo de la
Toscana viendo nacer entre sus calles al partido comunista italiano,
en una identificación que Enric González definía perfectamente en
su magnifico articulo “Sueños de un niño de Livorno” cuando, al
hablar de Cristiano Lucarelli, afirmaba “Lucarelli
es de Livorno y comunista, lo que equivale, casi, a decir que alguien
es de Osaka y tiene los ojos rasgados”. Pero
más allá de esa vertiente ideológica, Livorno no era ajena a la
historia de un pallacanestro donde había estado representado ya
desde la temporada 55/56 (el Libertas debutaría apenas cuatro años
más tarde) aunque quizás su mayor representación había llegado a
título individual contemplando los primeros pasos de Gianfranco
“Dado” Lombardi antes de su paso a la Virtus. Clave en el gran
papel de la selección azurra en los juegos del 60, Lombardi fue
además el primer jugador italiano en conseguir el galardón de
máximo anotador de la Lega tras la llegada de los extranjeros, al
anotar seis tantos más que Doug Moe en la temporada 66/67 (un año
más tarde tal condición recaería en el yugoslavo Trajko Rakovic
jugando precisamente en Livorno), en un hito que no se volvería a
repetir hasta que Carlton Myers lo lograra casi 30 años más tarde.
Pese a semejantes
fogonazos de grandeza, nada comparable con lo que estaba por venir en
esa temporada 88/89. Con Alberto Bucci al frente, el cuadro toscano
comenzaba la temporada sorprendiendo gracias a un conjunto rápido,
de cariz ofensivo y un espectacular tono físico pese a lo corto de
su rotación. Liderados por un Alessandro Fantozzi (quien por cierto
al igual que Lucarelli era originario del barrio de Shangai en la
propia Livorno), en estado de gracia, el Libertas contaba con una
buena base nacional en la que, al margen del base (más de 18 puntos
de media ese año), destacaban Andrea Forti, Alberto Tonut y un
Flavio Carera, quien tras su llegada de Bergamo años atrás vivía
sus mejores momentos. A ese armazón se le había unido una pareja de
americanos de excepción, complementaria y eficaz, conformada por la
fuerza de un Joe Binion intratable bajo los aros y por la elegancia
de un Wendell Alexis que alternando las posiciones de 3 y 4
completaba una temporada excepcional. Con estos mimbres, el Enichem
arranca endosando un claro 101-82 al Knorr Bolonia, en una muestra
clara de sus intenciones para una temporada en la que acabaría
superando los 3 dígitos de anotación hasta en 13 ocasiones. En la
sexta jornada, los toscanos se imponen al vigente campeón (24 puntos
de Carera), un par de semanas después al Caserta y apenas otras
cuatro más tarde, con el liderato en juego, asaltan Milano,
imponiéndose por 99-105 al Philips con un Joe Binion espectacular
(29 puntos y 18 rebotes). El cuadro de Bucci sigue a lo suyo y pese a
que los agoreros apelan a que las 12 de la noche cada vez están más
cerca para Cenicienta, los de Livorno, como buena ciudad portuaria,
entienden más que nadie de cuitas noctívagas manteniendo la primera
plaza hasta bien entrada la segunda vuelta, donde una derrota en
Pesaro coloca al Scavolini como líder. Lo que parece una derrota
más, comienza a tomar visos de preocupación en la siguiente jornada
cuando los de Bucci vuelven a caer, esta vez como locales, ante el
Alno Fabriano de un inspirado Marcel. La racha perdura dos jornadas
más y es aquí, en la cuarta consecutiva, cuando la historia toma un
giro inesperado. Una horrible segunda parte ante el Reggio Emilia
echa sal a una herida que supura especialmente a través de un Joe
Binion absolutamente frustrado. Totalmente fuera de sí, el pivot
comienza a golpear las paredes y en un desafortunado gesto acaba por
destrozarse la mano tras propinar un enorme puñetazo a la puerta del
vestuario. Con las primeras exploraciones, las noticias confirman los
peores augurios: Binion se pierde lo que queda de torneo. Con todo
aparentemente perdido, el Libertas contrata a David Wood. Procedente
de la Cba, tras haber pasado por los Bulls, el nuevo jugador toscano
se adapta a la perfección al espíritu indómito de una escuadra que
si bien pierde presencia interior, gana en recursos ofensivos de cara
al aro y aun más en agresividad defensiva. Como el año anterior en
Pesaro con Daye, la casualidad tiene un ejemplo catártico y el
Enichem Livorno vencen en cinco de las ultimas seis jornadas,
incluyendo un nuevo triunfo ante el Milan (100-94 con 24 de Forti) y
un espectacular 114-118 en Cantu. Como segundos de la fase regular,
los de Bucci abren los play-off derrotando por 2-0 a la Fortitudo de
Bolonia y pasan a las semifinales, donde ante el otro equipo de la
hermana Bolonia, sellan el pase a la final en un espectacular tercer
partido saldado con un claro 108-82 y en el que esta vez es Flavio
Carera, como Costa el año anterior, quien hace estallar al público
con el único triple de su carrera.
https://www.youtube.com/watch?v=JHMiE7WGf8c
Pese a todo lo logrado,
los pronósticos parecen favorecer a un Milan mucho más avezado a
encontrarse en esas tesituras…pese a lo cual, el Livorno abre la
serie con un claro 92-79 donde los 26 tantos de Alexis son solo la
punta de lanza de un festival de un equipo que en ese momento
trasciende cualquier explicación racional. Con la final adoptando un
nuevo formato donde cada partido supone un cambio de sede, la Philips
da un puñetazo en la mesa imponiéndose por 100-81 en un encuentro
que ya esta sentenciado al descanso. Con esa inercia, los hombres de
Casalini llevan el tercero a su terreno y se apuntan el segundo tanto
con un exiguo 69-73 que les da opción de sentenciar como locales.
¿Fin de la historia? No, que se quede sus teorías Fukuyama que
Livorno viaja de vuelta a Milano con su ADN a flor de piel: patricios
contra plebeyos, vasallos contra señores, obreros contra patrones…la
historia se repite y solo la dialéctica la hace avanzar. Y así en
una muestra de coraje envidiable, los gladiadores de Bucci logran de
nuevo la machada y envían la serie al quinto partido. A muerte
súbita, la final es ya un clásico instantáneo que logra que Italia
entera se pegue a los televisores para presenciar tan desigual lucha.
El partido es tremendo con el Philips imponiendo su veterania y
llevando el partido a un ritmo más lento, más adecuado a sus
intereses y con el que consigue rentas cercanas a los 10 puntos. Con
todo aparentemente perdido, emerge la mejor versión de un Alexis
impecable y de su mano y de la de un Fantozzi que encadena dos
triples, Livorno iguala el encuentro (80-80). La recta final supera
lo imaginado y en un duelo tremendo sendos triples de D´Antoni y el
quinto de un Alexis ,al que en la posesión anterior habían dado de
dos una clara canasta de tres puntos, dejan el marcador en 85-86
cuando el partido enfila su recta final. El base italo americano
amasa el balón y a falta de siete segundos envía un pase a un
Roberto Premier que lanza un errático triple mientras se queda
absolutamente indolente al tiempo que Alexis recoge el rebote, saca
un primer pase sobre Fantozzi y este asiste a un Forti que sobre la
bocina misma anota la canasta que da el título al Livorno. A partir
de ahí, resulta casi imposible poner en claro todo lo que sucede. El
pabellón se ve invadido, mientras que Montechi y Premier pierden los
nervios, con especial gravedad en el caso del segundo que en apenas
unos segundos golpea a puño cerrado a un espectador, con una toalla
enrollada a un periodista y que sale de la pista con los dedos
corazón alzados. Poco parece importar, las calles de Livorno se
llenan de banderas azules y amarillas mientras Alexis se encarama al
aro plasmando la viva imagen de la felicidad.
Sin embargo, apenas hora y
media más tarde, salta el bombazo: el Philips es el campeón.
Reunidos en el vestuario, los árbitros de la contienda deciden que
la última canasta no es buena y alegan que la anulación no ha
llegado antes por motivos de seguridad. Como en Sibenik unos años
atrás, frente al mar las dipsomanas muestras de gozo se tornan en
lágrimas, unas lágrimas que tienen más que ver con la injusticia
que con la tristeza. Como era de esperar, Livorno decide reclamar y
por si fuera poco, encuentra aun más fuerza cuando al revisar el
video se comprueba que Albert King juega el tramo final de partido
con cinco faltas sin que la mesa ni los árbitros se percaten de
ello. Todo da igual, el comité de competición no admite ninguna de
las alegaciones y el sueño se ve cercenado.
Apenas unos meses después,
la Philips de Milano se encuentra disputando el Open McDonalds. En
ese equipo ya no esta un Roberto Premier al que la lega castiga con
cinco partidos de sanción, que habrá de cumplir en Roma y es que la
llegada a Milan de Antonello Riva le ha sentenciado. En un duelo
anotador de altura, Toni Kukoc supera a Bob McCadoo y evita el sueño
milanista de enfrentarse a los Nuggets en un torneo en el que los
lombardos están presentes en su condición de campeones ligueros.
Cuando la derrota es ya un hecho, un aplauso surge en uno de los
laterales del pabellón. Aparentemente injustificado, pronto se ve su
origen: dos jóvenes ataviados con camisetas del Livorno enarbolan
una pancarta, simple pero directa: “Ir canestro era bono”.
Hoy cumple 34 años Milos Teodosic, una de los más grandes asideros emocionales a la idea de baloncesto que me hizo enamorarme de este deporte. Obviamente la efeméride ameritaba un texto en consonancia, pero ya hace tiempo que uno no está por esas labores. Así que, invocando el derecho a la pereza como Lafargue, recupero el perfil que le dedique hace ocho años a modo de felicitación.
LUJO, CALMA Y VULUPTOSIDAD”, EL ARTE DE MILOS TEODOSIC
“Deja de pensar, el caos ya tiene teoría…
…Faltan soñadores, no intérpretes de sueños, artistas del alambre, música de afilador. A ti te mandan rosas y son de invernadero, a mí cartas de amor escritas en ordenador…
…Gente que va, que va de un lado para otro. Gente que va buscando un poco de emoción. La multitud crea muchos solitarios sin una explicación, sin una explicación.
Demos a los cuerdos de su propia medicina: una parte de locura y tres de confusión.”
(091 “Huellas”)
Genio indiscutible de la pintura europea, Henri Mattise creaba en 1904 “Lujo, calma y voluptuosidad”, obra basada en el poema “Invitación al viaje” que Charle Boudalaire había incluido en sus inolvidables Flores del Mal (“Allá, todo es orden y belleza, Lujo, calma y voluptuosidad”) Considerada como uno de los perfectos resúmenes del postimpresionismo, “Lujo, calma…” se convirtió a su vez en un manifiesto de la corriente pictórica que habría de devenir en el “fauvismo”. Amantes del rupturismo, rebeldes por naturaleza, los “fauves” apuestan por la liberación del color sobre la forma, buscan expresar sentimientos a través del mismo, con toques rápidos y vigorosos, trazos toscos y discontinuos y aunque se cree distorsión en las figuras: persiguen dar una sensación de espontaneidad. Afianzado sobre todo en Francia, el fauvismo empezaría a expandirse por toda Europa hasta el punto que sería en Serbia donde aparecería una de sus más relumbrantes figuras: Nadežda Petrović. Nacida en Cacak, a día de hoy sigue siendo considerada la pintora más celebre de la historia del pais balcánico, hasta el punto de que su rostro figura en los billetes de 200 dinares siendo la primera mujer que figura en billetes de curso legal en Serbia. Cosmopolita (expuso y vivió en Ljubljana, Praga, Roma,Munich o Paris) y adelantada a su tiempo, Petrović pasó los últimos años de su vida en Valjevo donde había creado su propio estudio de enseñanza. La elección de la ciudad del oeste serbio no había sido casual ya que el rumor del rio Kolubara parecía haber creado el hábitat perfecto para toda una bohemia al estilo serbio. En Valjevo residía también la principal poetisa de la lengua serbia, Desanka Maksimović junto a todo un microcosmos de artistas, pintores y escritores del más diverso pelaje. Allí en Valjevo, sería fusilado por los nazis Stjepan Filipović y allí en la artística Valejvo habría de nacer el 19 de Marzo de 1987 Milos Teodosic.
Amado u odiado casi por partes iguales (incluso a veces en lapsos de tiempo increíblemente cortos), Milos Teodosic encarna un prototipo de jugador casi extinguido, alejado de la exhuberancia física, de los cantos de cisne o de la tiranía del esfuerzo defensivo. Pausado, con un aire entre melancólico y ausente y un manejo de balón simplemente correcto. Excesivo y temerario, entre tanto gris Milos explosiona cuando menos se le espera y falla y puede volver a hacerlo hasta la obcecación. Pero por cada uno de esos días, mil y un veces recordados, hay otros cientos en los que suyo es el arranque de magia, el conejo en la chistera en forma de pick n roll imposible o triple letal. Pasador consistente y genial, de repente un pase de cuchara de pista a pista trae de nuevo a la vida a Mirza Delibasic, un arranque de carácter el reflejo de Slavnic o un pase al otro lado de la zona sin mirar el reflejo del primer Jasikevicius.
Lujo, calma y voluptuosidad, sentido lúdico y motor de una eterna dialéctica hegeliana. Tesis contra antitesis…pero sin síntesis posible, superviviente de los Ivkovic y Giannakis del mundo, Milos llega a Londres siendo, con Messina, el mismo que fue con Kazlauskas. Habrá a quien le parezca poco, quien le afee la pasada final de euroliga o, y eso si que ya es más injusto, la eliminación serbia en 2011 donde el de Valjevo se quedo solo. Pero, bajo la barba, el impertérrito gesto no se torcerá y estará maquinando el próximo triple decisivo para los que amamos el color y la heterodoxia aun mantengamos viva la llama de la esperanza. Estetas, fauvistas, bohemios, iconoclastas, raros o dipsómanos, algunos seguiremos amando a Milos a cambio de nada o si se quiere, nos bastara solo con el pálido reflejo de sus mil y un triples decisivos (España, Gran Bretaña, Eslovenia, Bosnia, Brose, Baskonia, Khimki…y así con una nomina sin parangón). El mismo, que para los amigos de los resultados, acumuló tres medallas de oro en las categorías inferiores, de menos a más hasta ser el MVP en su último torneo, el mismo al que Moka Slavnic dio la manija en el eurobasket del 2007, en definitiva alguien que desde el eurobasket de Polonia 2009 hasta aquí:
-Disputará su cuarta fina four - Ha sido dos veces Mvp de la copa griega en lo que fueron los primeros dos títulos del Olympiacos en una década y la primera vez que encadenaba dos en su historia. - Ha ganado la PBL (dos veces ya) y la Vtb estando en el quinteto ideal de ambas competiciones - Ha sido plata en el eurobasket y miembro del quinteto ideal del torneo - Semifinalista del mundial y miembro del quinteto ideal del torneo - Ha sido MVP de la euroliga y miembro tres veces de sus quintetos ideales - Es el jugador con más canastas ganadoras en ese mismo periodo de toda Europa - Esta por delante en la valoración de esta temporada de Navarro, McCalebb, Diamantidis, Weems, Llull...
Pero, para algunos como un servidor, ni siquiera ese acto final será necesario, cuando la imagen del genio de Tusla vuelva a proyectarse en ese andar taciturno y especial (va caminando, solo, pensativo, triste y viejo que dijo el poeta) del de Valjevo entren o no su tiros, gane o no su equipo…
Aunque tengo absolutamente abandonado el blog, vuelvo puntualmente para utilizarlo como contenedor de las listas de libros, pelis, seris y discos que más me han gustado este año. Un año cuantioso en tiempo que ha derivado en una cantidad de lecturas, visionados y escuchas tremenda. Suelo colgar estas listas, que son puramente subjetivas y para nada lo mejor de...sino lo que más me ha gustado, en mi facebook pero como hay quien no tiene y me ha preguntado las pego por aqui.
LECTURAS
mi particular ranking de lo que más me ha gustado de este 2020. Un año donde las circunstancias han acelerado el ritmo de lecturas hasta llevarlos a los niveles de hace años. No llevo contador como tal pero más o menos creo que este año he leído, contando comics y novelas, entre 150 y 160 obras sin contar alguna relectura. De lo publicado este año por estos lares (aunque no sería raro que se me cuele alguna anterior) esto es lo que más me ha gustado o más he disfrutado. Como digo siempre, no es un ranking de lo mejor porque mi capacidad critica en lo literario es casi nula.
Este no he encontrado ninguna joya a la altura de aquel “Vivir abajo”, pero, a cambio, el nivel medio de lo que he leído ha sido muy alto y apenas me he “comido” truños. En fin este año no separo ficción y no ficción y amplío la lista de comics a mis 10 preferidos porque han caído muchos más. Aunque tengo la mayoría delante, la lista va de memoria así que es posible que se me pase alguno, probablemente mañana algunas posiciones serían distintas, quizás alguno es anterior y pido perdón por omitir a los traductores, sin los que muchos no hubiera podido leerlos.
1 Atrapa la liebre (Lana Bastasic )
2 Pánico al Amanecer (Kenneth Cook )
3 No digas nada (Patrick Radden Keefe)
4 Las tres de la mañana (Gianrico Carofiglio)
5 El arte de perder (Alice Zeniter)
6 Balcanismos (Miguel Roan)
7 Animales vivos por poco tiempo (Fernando Nuño)
8 La biblioteca de Max Ventura(Leticia Sanchez Ruiz)
9 Un amor (Sara Mesa)
10 La mujer del bosque (John Connolly)
11 La noche de Plata (Elia Barcelo)
12 Noche cerrada (Chris Oufutt)
13 Hijos del carbón (Naomi Sabugal)
14 Desnudo en Garden Hills (Harry Crews)
15 El chico que soñaba ser Gianni Bugno (Guille Ortiz)
16 Dendritas (Kallia Papadaki)
17 Retratos tras el telón de acero (David de la Vega)
18 Como polvo en el viento (Leonardo Padura)
19 Hijos del murciélago-Jules de Grandin 6 (Seabury Quinn)
20 Las malas (Camila Sosa)
21 El caso Marceau (Harry Stephen Keeler)
22 Ella dijo destruye (Nadia Bulkin)
23 El hueco al final del mundo (Rodolfo Martinez)
24 Mundos del fin de la palabra (Joana Walsh)
25 Otoño (Ali Smith)
26 Mapocho (Nona Fernández)
27 Manifiesto Redneck rojo (Varios autores)
28 Los secretos que guardamos (Lara Prescott)
29 La noche del caimán (Diego Ameixeiras)
30 Despojos (Rachel Cusk)
31 M, el hijo del siglo (Antonio Scurati)
32 La nostalgia es un sello ardiente (Natalia Litvinova)
33 El largo camino a casa (Louise Penny)
34 El banquete anual de la cofradía de sepultureros (Mathias Enard)
35 El precio del triunfo (Ota Pavel )
36 La bailarina del bar azul (Edo Popovic)
37 Genocidio del pueblo yazidí (Ehel Bonet)
38 Fuego nocturno (Michael Connelly)
39 Una chica es una cosa a medio hacer (Eimaear McBride )
40 No entres dócilmente en esa noche quieta (Ricardo Menendez Salmon)
41 La vida verdadera (Adeline Dieudonné)
42 Manual de despedidas (Jana Benova )
43 País nómada (Jessica Bruder)
44 Enero sangriento (Alan Parks)
45 Nieve negra(Jorge Benitez)
46 Almas muertas (Ian Rankin)
47 La caja negra (Alek Popov)
48 Cuentos con mecanismos de relojería (Faruk Sehic)
49 Polvo y sombra (Antonio Manzini)
50 Mi gato Yugoslavia (Patjim Statovci)
COMIC
1 Barrios, bloques y basura (Julia Wertz)
2 Devastación (Julia Gfrorer)
3 Annemarie (María Castrejón-Sussana Martín)
4 Nestor Burma (Malet-Tardi)
5 Sherlock Holmes de Hayao Miyazaki (Sergio Colomino)
6 Un tal Daneri (Trillo-Breccia)
7 Un tributo a la tierra (Joe Sacco)
8 Evaristo (Sampayo-Solano López)
9 Django, mano de fuego (Salva Rubio-Ricardo Efa)
10 Cassandra Darke (Posy Simmonds)
CINE
Aquí dejo el ranking de películas que más me han gustado este año. Al igual que en el de libros, y en el de series y discos que colgare estos días, el único criterio es de disfrute personal y, en la medida de que no meta la pata, que sean de 2020 o estrenadas en él. En definitiva, una lista de 22 (al igual que Lorenzo Mejino en las series un XV de rugby con sus 7 suplentes) de lo que más me ha gustado que no necesariamente tiene que ser lo mejor…
PD: No he visto “El año del descubrimiento” que veo que aparece en un montón de listas pero aún no he tenido la oportunidad de pillar. Otras dos que aparecen en muchas listas de este año como “El Faro” o “Martin Eden” las había puesto ya en la lista del año anterior.
1 Druk (Thomas Vinterberg)
2 Nomadland (Chloe Zhao)
3 First Cow (Kelly Reichardt)
4 Apples (Christos Nikou)
5 The father (Florian Zeller)
6 Sin señas particulares (Fernanda Velazquez)
7 Tenet (Christopher Nolan)
8 Planta permanente (Ezequiel Radusky)
9 Crock of gold (Julian Temple)
10 Nunca, casi nunca, a veces, siempre (Eliza Hittman)
11 1917 (Sam Mendes)
12 Sweet Thing (Alexandre Rockwell)
13 Invisibles (Gracia Querejeta)
14 La mafia non e piu quella di una volta (Franco Maresco)
15 Limbo (Ben Sharrock)
16 Las niñas (Pilar Palomero)
17 La boda de Rosa (Iciar Bollain)
18 Bait (Mark Jenkin)
19 A este lado del mundo (David Trueba)
20 Soul (Docter-Powers)
21 La nave del olvido (Nicol Ruiz)
22 The castle (Lina Luzyte)
SERIES
Aqui van las 40 series que más me han gustado este año (5 más de las que escogí el pasado, pero es que este he visto muchísimas más…). La valoración va en exclusiva referida a la temporada concreta y no a la serie en global. El año pasado mi “favorita” fue la séptima de Engrenages. Este año se ha emitido en Francia ya la octava (¿y última?) pero como no la he visto aún completa no la he incluido (por lo que llevó visto hubiera entrado seguro...una vez más). Es muy posible que se me hay colado alguna de 2019 pero bueno, ahí va:
1 Senke Nad Balkanom T2 (Serbia)
2 Radherann (Islandia)
3 Mistery Road T2 (Australia)
4 Yellowstone T 3 (Usa)
5 Cuando el polvo se asienta (Dinamarca)
6 Gangs of London (Uk)
7 Delhi Crime (India)
8 Normal People (Irlanda)
9 Antidisturbios (España)
10 Treufoc T 3 (Baleares)
11 The investigation (Dinamarca)
12 El colapso (Francia)
13 Ghosts T2 y especial navideño (Uk)
14 Il Cacciatore T2 (Italia)
15 Endeavour T 7 (UK)
16 Upright (Australia)
17 How to with John Wilson (Usa)
18 Gambito de dama (Usa)
19 Kalifat (Suecia)
20 Le bureau des légendes T5 (Francia)
21 Bosch T6 (Usa)
22 Caza de Brujas (Noruega)
23 Valley of Tears (Israel)
24 The Bad Kids (China)
25 Halifax Retribution (Australia)
26 Babylon Berlin T 3 (Alemania)
27 Trackers (Sudáfrica)
28 Zero, Zero, Zero (Italia)
29 Stranger T2 (Corea del Sur)
30 One Lane Bridge (Nueva Zelanda)
31 El robo del siglo (Colombia)
32 Rocco Schiavone T3 (Italia)
33 Vera T 10 (UK)
34 Karpii 2T (Finlandia)
35 Brockmire T4 (Usa)
36 Los internacionales (Argentina)
37 The sleepers (Republica Checa)
38 La Jauría (Chile)
39 Cardinal T 4 (Canadá)
40 Buenos días Verónica (Brasil)
Y ya por rematar el balance...Ahí va la lista de los discos que más me han gustado entre los que he escuchado y que hayan sido publicados en 2020. Ni por asomo es una lista de aquellas de Lo mejor de...no, simplemente es un pequeño juego en torno a los discos que más me han gustado entre los algo más de 330 que he escuchado y que me refrendan en la idea de que los agoreros que dicen que no hay música actual de calidad son adictos a la nostalgia. Aunque suene a tópico, es muy posible que olvide alguno, es posible que si dentro de media hora volviera a hacer la lista esta fuera distinta e incluso es posible que alguno de los discos ni siquiera sea de 2020...
1 Los Enemigos (Bestieza)
2 Blues Pills (Holy Moly)
3 The original northern island (The oldest song )
4 Shirley Collins (Heart´s Ease)
5 Robyn Ludwick (Lake Charles)
6 Lloyd Jones (That's all i want)
7 Alfredo García (Aicrag Oderfla)
8 Michael Doucet (Water, water)
9 Julio Resende (Fado Jazz Ensemble)
10 Shemekia Copeland (Uncivil War)
11 Lucinda Williams (Good souls better angels)
12 Quinn Deveaux (Book of soul)
13 Josh Teskey & Ash Grunwald (Push the blues away)