Dos años después de que el Panathinaikos alejará al conjunto
blaugrana de “su” final four, atenienses y blaugranas se vuelven a encontrar en
una eliminatoria de cuartos de final con aroma a revancha. Con solo seis
jugadores repitiendo eliminatoria, solo Diamantidis y Tsartsaris en el PAO, la
principal diferencia estará en los banquillos con la ausencia de un Zeljko
Obradovic quien con su planteamiento de colapso de la zona y flotamiento a los
bases escribió en aquel duelo otra pagina más de su infinito manual de
soluciones tácticas, metiendo de paso al Barcelona de Xavi Pascual en una
dinámica de dudas y miedos de la que parece haber salido tan solo hace unos
meses. Y es que, si hablamos de metamorfosis, la vivida por el Barcelona a lo
largo de esta temporada puede ser una de las más notorias. Pese a su gran
primera vuelta en la euroliga, el cuadro cule comenzaba la temporada pleno de
dudas en especial en una acb donde a cierto problema con la configuración de
los cupos y un calendario exigente se añadía un baloncesto excesivamente
encorsetado y jerarquizado que llegaba incluso a poner en peligro su
participación en la copa del rey. Sin embargo, a partir de la debacle ante el
Estudiantes, la autocrítica (empezando por la famosa reunión de los jugadores)
y, al igual que en la final del año
anterior, la capacidad de Xavi Pascual para rectificar en los momentos
complicados daban sus frutos con el título copero y una nueva imagen de un equipo
más flexible, de mayor vocación ofensiva y unos roles mucho menos predeterminados.
Con esas premisas, el Barcelona llega a los cuartos de final con el aval de un
top 16 en el que ha mostrado una autoridad casi desconocida y en el que se ha
convertido en el conjunto más anotador del torneo. Esa trayectoria podría
indicar un favoritismo que se torna menos claro por los problemas físicos que
asolan las posiciones de escolta/alero, ya que al varapalo que supone,
curiosamente como hace dos años, la baja de Pete Mickael se le ha unido la de
Xavi Rabaseda, por lo que el estado físico del siempre dudoso Juan Carlos
Navarro cobra una importancia capital al no estar inscrito Brad Oleson.
Enfrente, y sin mucho que perder, el Panathinaikos se
presenta en Barcelona en lo que bien pudiera ser su mejor momento de la
temporada. Titubeantes de inicio, solo el fiasco de Jason Kapono ha enturbiado
la cohesión de un grupo que parece haberse encontrado definitivamente en las
ultimas semanas. Bajo el indiscutible liderazgo de un Dimitris Diamantidis algo
más irregular que en cursos pasados, el crecimiento de Ukic en la parte
decisiva y la solidez de Bramos o Maciulis se unen a un juego interior activo y
dinámico en el que se ha echado en falta una mayor continuidad de
Schortsianitis. Con un balance mucho más discreto que el del cuadro catalán, el
Panathinaikos ha sabido mostrar su mejor cara logrando sacar adelante los
partidos claves y haciéndolo además a domicilio (las victorias en la parte
final en Kaunas, Madrid o Bamberg), en una dinámica que se podría extrapolar
incluso al ámbito domestico donde pese a acumular ya cuatro derrotas ligueras,
la ultima tan solo hace una semana ante el Panionios de los excelsos Pappas y
Jankovits, incluido el doble enfrentamiento con su némesis del Pireo, fue capaz
de alzarse con el título copero.
Con estas premisas, la presumible ventaja barcelonista
deberá pasar el filtro de una eliminatoria que a buen seguro pasará por un
elevado tono físico y donde la concentración y la frialdad pueden ser claves…
CLAVES, CURIOSIDADES…
PRECEDENTES:
Hasta 23 veces se han enfrentado Barcelona y Panathinaikos en la copa de Europa
con un saldo de 14 victorias para los blaugranas y 9 para los atenienses. Su
cara a cara más reciente se remonta a la final four del pasado curso donde, en
el siempre inane partido de consolación los de Xavi Pascual se imponían por 74-69.
En cuanto al primer duelo, habría que remontarse a la temporada 81-82 con el
Barcelona venciendo en Atenas por 79-89 con 26 puntos de Sibilio en el cuadro
de Antoni Serra, mientras que Woolfolk y Galakteros lideraban a los de Kostas
Politis. En la historia particular de enfrentamientos, el conjunto heleno solo
ha sido capaz de vencer dos veces en el Palau. Una en el segundo partido de la
ya recordada serie de 2011 y la otra en la temporada 2007/08 por un exiguo
55-56 en un gran partido de Tsartsaris. En cambio el conjunto barcelonista ha
conseguido llevarse la victoria a domicilio hasta en cinco ocasiones. Con todo
el precedente más recordado entre ambos es la final de 1996, en un curso donde
el Barcelona había conseguido imponerse al conjunto verde en los dos
enfrentamientos de temporada regular, destacando su partido en el Oaka donde el
conjunto de Aito se imponía por un contundente 74-95 con 23 puntos de Xavi
Fernández y 17 de un Manel Bosch que además destacaba en la defensa de
Dominique Wilkins. Sin embargo, ya en Paris y con la eterna polémica
Maljkovic-Aito flotando en el ambiente la final habría de tener un sino
totalmente distinto: Dotado de unas condiciones innegables para el juego pero
indolente hasta la desesperación, Stojan Vrankovic fue el protagonista de la
jugada más polémica de la historia de la final-four, cuando en un acto
impensable, dada su habitual desidia, se levantaba de su caída en medio campo
para correr hasta su aro y poner el tapón más famoso que se recuerde. La
historia había arrancado mucho antes con el morbo en el duelo entre Maljkovic y
Aito, que parecía tener controlado el primero con su juego lento y pausado.
Pero a falta de unos pocos minutos y con 10 puntos abajo, Reneses, muy
conservador hasta el momento, daba entrada a dos bases y conseguía cambiar el
ritmo del partido. Así a falta de unos segundos, Montero robaba el balón
decisivo, trastabillaba, cometía unos pasos que no se señalaban y cuando dejaba
la bola de la victoria en el tablero aparecía el enorme brazo de Vrankovic para
hurgar más en la vieja herida cule. El tapón fue manifiestamente ilegal, pero
lo más curioso del caso es que nada de aquello debería haber valido porque, en
el anterior ataque, los griegos habían consumido 34 segundos sin que nadie se
percatara de que la bocina hubiera saltado. La indignación fue grande e incluso
la FIBA dio la razón al Barcelona, pero el trofeo voló a Atenas.
RITMO: Aunque
hace tan solo unos meses pudiera parecer una contradicción, hoy parece que un
ritmo alto de juego puede ser una de las premisas por las que pasan las
opciones de un Barcelona frente a un Panathinaikos mucho más cómodo en partidos
de devenir tranquilo.
NÚMEROS: Si de
verdad dijeran algo el favoritismo blaugrana sería mucho más notorio.
BARCELONA PANATHIANIKOS
Puntos
80´2 72´87
Rebotes
35´08 34´25
Asistencias
16´91 15´95
Valoración
95´29 739´12
Tiros de 2
57´8% 53´9%
Tiros Libres
76´3 % 67´1 %
Tiros de 3
37´5 % 35´9 %
DEFENSA: Como
siempre cuanto más avanza la competición, mas determinante se vuelve el aspecto
defensivo. En ese sentido la serie se presenta muy igualada. Fiel a su estilo
reciente, el Barcelona vuelve a presentar una actitud defensiva encomiable muy
meritoria si se tiene en cuenta la configuración de una plantilla menos
explosiva en la pintura y sin grandes especialistas en el exterior. Sin la
agresividad en líneas de pase de hace un par de temporadas, el conjunto
blaugrana ha conseguido desarrollar un entramado eficaz con buenas ayudas, un
buen grado de efectividad e incluso en ocasiones alternativas zonales. Enfrente
el conjunto de Pedoulakis presenta un juego interior donde Gist y Lasme ponen
la intimidación siendo clave la figura del segundo. En el exterior, la habitual
solvencia de Diamantidis se une al tono físico de Banks,Maciulis o Bramos.
TIRO EXTERIOR:
Hace dos años la falta de pólvora blaugrana fue una de las claves en la
eliminatoria previa a la final four de Barcelona. A diferencia de entonces, el
Barcelona llega al cruce con mejores sensaciones en una faceta que ha
incrementado su solvencia a la par que llegaba el incremento de ritmo. Más allá
de la aparición de un Navarro que al margen de sus problemas físicos, deberá
superar sus sensaciones en partidos trabados, el acierto de jugadores como
Ingles, Wallace o Lorbek puede ser determinante. Por parte helena, la falta de
un especialista claro ha llevado al conjunto verde a algunas lagunas claras
durante varios partidos.
JUEGO INTERIOR:
Dos estilos antagónicos. Por un lado el Panathinaikos intentará imponer su
mayor explosividad y explotar al poste bajo los minutos de un Sofo que puede
ser clave si logra meter en faltas a Ante Tomic. El croata esta firmando una
temporada maravillosa y a su facilidad ofensiva en el poste bajo esta uniendo
una capacidad de pase que le lleva a formar una pareja letal con Lorbek.
Precisamente del estado físico del esloveno dependerán buena parte de las
opciones cules.
REBOTE: El
Barcelona presenta mejores números globales, pero puede sufrir para cerrar su
aro dada la capacidad de los atenienses para atacar el rebote ofensivo.
CIRCULACIÓN: Otro
de los aspectos en los que ha dado un salto cualitativo el Barcelona. De su
capacidad para mantenerla ante las trampas defensivas y el uso de las manos
atenienses dependerá otro de los caudales ofensivos.
http://www.youtube.com/watch?v=p3P0PNA_tT4&feature=youtu.be&t=17s (ver segundo 18)
JUGADORES: Por
muchas claves que se definan, a final los dueños del juego pueden cambiar su
sino. El estado físico de Navarro, la dupla Tomic-Lorbek o un Jasikevicius que
suele aparecer en los momentos clave frente al siempre inmenso Diamantidis, al
crecido Ukic o a la madurez de un Maciulis que llega como máximo anotador de
los suyos. Ojo también al papel de los tapados…
PRONOSTICO: Barcelona 60% Panathinaikos 40%
PRONOSTICO: Barcelona 60% Panathinaikos 40%
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