Intentando dar un nuevo
impulso al blog, de vez en cuando voy a ir intercalando algunas entradas que
poco o nada tienen que ver con la actualidad baloncestistica. Principalmente,
van a consistir en subir a youtube partidos poco habituales en la red y con un
significado particular por lo general bastante alejado de los grandes
titulares. Para comenzar, el España-Yugoslavia del preeuropeo 91…
“Cuando
Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se
encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”
Al hablar de la carrera de un
jugador es habitual discernir distintas etapas. En ocasiones estas pueden
seguir una evolución más o menos lógica y en otras, en cambio, pueden
diferenciarse notables transformaciones. Uno de los casos más notorios en ese
aspecto bien podría ser Toni Kukoc. No trataremos en esta entrada de desgranar
una carrera de sobras conocida y, aunque lo parezca, tampoco de describir la
que fue su gran metamorfosis en el juego. Como tantos otros, el de Split se vio
obligado en su paso a la Nba a reajustar su juego, su físico y su cabeza a una
nueva realidad. Intachable en los resultados (tres anillos en la segunda
trilogía de los Bulls) a los amantes de la vertiente estética el nuevo Kukoc
nos dejaba huérfanos de buena parte de su magia. Su inclusión en el quinteto ideal del
eurobasket 95 o su liderazgo en asistencias del 99 se convertían en oasis de
genialidad quizás insuficientes para quienes habíamos disfrutado de la ambrosia
de su etapa anterior. Por no ahondar en este aspecto citaremos al gran Juanan
Hinojo que, certero como siempre, definía aquella etapa (hablando del euro 95):
“El
partido de Kukoc contra
Lituania es realmente lamentable. Se le incluye en el quinteto porque Croacia
había llegado invicta a esas semis, y Kukoc había tenido
números de esos tan suyos en los que cogía muchos rebotes y daba muchas
asistencias (hizo un triple-doble, lo recordaré toda la vida, contra...
Finlandia), y alguien de Croacia debía entrar. Pero ni tan siquiera jugó el
partido por la medalla de bronce, oficialmente por un corte en la mano (que, de
ser cierto, no sé si ya tenía en el partido contra Lituania), aunque no sé si
en realidad esa verdad oficial recogía marejada de fondo, que esos años hubo, y
mucha, en Croacia.
Ese torneo de Kukoc tiene su doble vertiente a la hora de interpretarlo. Por un lado, las circunstancias concretas.Kukoc (y Radja) se incorporan una semana antes del campeonato, y Aza Petrovic ya ha diseñado su rotación exterior con Komazec, Perasovic y Mrsic en las alas. De esta manera, mete a Kukoc de cuatro a tiempo completo y a Radja de cinco, lo que deviene en un equipo blando, poco contundente, y difumina el juego del propio Kukoc, pues se encuenta sin las situaciones para generar juego que tanto le gustaban. Yo lo veo desubicado en Atenas, más allá de que pueda conectar tiros y asistir, que es algo que hacía con facilidad. Pero no domina el juego. No es un cuatro (y no se han trabajado situaciones para optimizar su nueva posición) y eso se nota.
Luego está, y yo lo considero más importante (y lo he comentado muchas veces) que el Kukoc NBA ya no es el mismo que antes... en baloncesto FIBA. Una afirmación que no es demasiado popular. De todos los jugadores que se fueron para allá en esos años, hubo dos a los que transformaron su juego, por diferentes motivos: Kukoc y Petrovic. En el caso del alero, fue el que más perjudicado se vio por esa transformación. No es sólo que se tenga que adaptar al juego NBA, mucho más físico, si no que tiene que adaptarse a un equipo en el que está Pippen (un jugador con el que comparte muchas características) y luego Jordan. Así que lo que hacen los Bulls (lógico, por otra parte), es potenciar las virtudes de su juego que benefician al equipo, las que más necesitan, y hacer desaparecer de su repertorio las que no. Kukoc se convierte en un semicuatro, gana volumen y fuerza física, y eso le permite coexistir con Jordan y Pippen en un mismo quinteto. Pero por el camino pierde mucha de su velocidad y prácticamente la totalidad de aquella proverbial agilidad que suponía una de sus grandes ventajas. No es que no me diera cuenta en su momento, pero analizando su juego para el libro, ese fue un detalle especialmente revelador. Vi todos los partidos que hay disponibles de Kukoc (y no es una exageración), y por orden cronológico. Y tú ves al Kukoc del 90 con la Jugoplastika y la selección, al del 91, al posterior de la Benetton, y luego ves un partido FIBA cuando ya es jugador de los Bulls y el cambio es evidente. En el 93 está superando, de cara, y por pura velocidad y coordinación, a todos los defensores exteriores que le ponen delante, sean del tipo que sean. A los interiores es que directamente, les vapulea. Pero llega el Mundial de Toronto, el primero de su etapa NBA... y contra Koudelin tiene que intentar postear. Ya no es capaz de superar fácilmente en el 1x1, de crear ventajas continuas dividiendo la defensa. Es desolador verle así. Es un muy buen jugador, claro. Excepcional. Pero ya no domina cada rincón de la cancha, es más de highlights.
La transformación del juego de Kukoc no deja de ser similar a la de Gasol. Tú ves a Gasol en el Barça, y no tiene recursos de espaldas. Prácticamente nunca recibe en el poste bajo ni anota en esas situaciones. Con la selección, en el 2001, en el que ya juega a un gran nivel, el juego de España se basa en un aclarado que le hacen a Gasol para que reciba en la línea de tres, en la parte derecha de la pinta, y pueda penetrar hacial el centro (que es su izquierda; pero se le daba muy bien) desarbolando a las defensas rivales por velocidad y recursos. Pocos años después, Gasol ya no es capaz de superar en el 1x1 desde esa distancia a gente mucho más lenta (cincos rivales) que los que le defendían antes, y esas acciones desaparecen de su repertorio. Pero la gran diferencia es que Gasol es un 2.15, y cuando aprende movimientos de espaldas es un jugador tan o más determinante de esa manera (en Atenas 2004 da un clinic contra USA). Kukoc no. Kukoc no es un ala-pívot, ni tiene esa mentalidad de jugador interior. Él es un creador de juego, su mente le pide hacer unas cosas pero su cuerpo ya no le permite hacerlas como antes. Continúa sumando, claro. Y desde el poste bajo asiste, y si tiene el día mete muchos puntos. Pero él nunca había sido un tirador, en el sentido de basar su juego en ello, y a partir de su etapa NBA se convierte en un jugador que hace daño desde la línea de tres o en el poste bajo. Lo de penetrar con toda la defensa cerrada y con los pocos espacios FIBA ya no puede hacerlo igual. Es más voluminoso, más torpe, menos ágil, se choca o se ve obligado a sacar el balón. Pierde fluidez.
A mí en Toronto me decepcionó, en ese sentido. Además, hay que tener en cuenta que Croacia era un equipo anárquico como él sólo, con mucho anotador y pocos jugadores complementarios, como sí lo había en la anterior Yugoslavia (la de las 6 repúblicas) y la coetánea, la serbomontenegrina. Quizás con un juego más ordenado se hubiese podido sacar más beneficio a Kukoc (que ya digo que me parece peor jugador). Pero el resultado de todo junto es un Kukoc mucho menos desequilibrante que el anterior cuando llegan los partidos duros del campeonato. No sé si Aza Petrovic le hizo jugar de cuatro (además de por su tardía incorporación) también por ver que le costaba de tres el año anterior (con Giergia), aunque quizás es un poco de todo. Pero a mí ese jugador ya no me enamora como el de antes, ni tan siquiera en sus mejores partidos (tiene uno en Atlanta, contra Lituania, en el que hace 33 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias... pero le ves que son de otra manera, en el poste bajo, que no es lo mismo).
Luego está, claro, su carácter (se decía que en aquellos años, con la guerra, el baloncesto pasó a ser algo secundario en su vida), pues no imaginas a Danilovic o Djordjevic, por no decir Petrovic, jugar una semifinal del Eurobasket y prácticamente ni intentar nada, como hace Kukoc en ese partido. Pero yo lo veo como una cuestión de naturaleza puramente técnica, su transformación como jugador, junto a las especiales circunstancias que rodearon a ese Eurobasket del 95.”
Ese torneo de Kukoc tiene su doble vertiente a la hora de interpretarlo. Por un lado, las circunstancias concretas.Kukoc (y Radja) se incorporan una semana antes del campeonato, y Aza Petrovic ya ha diseñado su rotación exterior con Komazec, Perasovic y Mrsic en las alas. De esta manera, mete a Kukoc de cuatro a tiempo completo y a Radja de cinco, lo que deviene en un equipo blando, poco contundente, y difumina el juego del propio Kukoc, pues se encuenta sin las situaciones para generar juego que tanto le gustaban. Yo lo veo desubicado en Atenas, más allá de que pueda conectar tiros y asistir, que es algo que hacía con facilidad. Pero no domina el juego. No es un cuatro (y no se han trabajado situaciones para optimizar su nueva posición) y eso se nota.
Luego está, y yo lo considero más importante (y lo he comentado muchas veces) que el Kukoc NBA ya no es el mismo que antes... en baloncesto FIBA. Una afirmación que no es demasiado popular. De todos los jugadores que se fueron para allá en esos años, hubo dos a los que transformaron su juego, por diferentes motivos: Kukoc y Petrovic. En el caso del alero, fue el que más perjudicado se vio por esa transformación. No es sólo que se tenga que adaptar al juego NBA, mucho más físico, si no que tiene que adaptarse a un equipo en el que está Pippen (un jugador con el que comparte muchas características) y luego Jordan. Así que lo que hacen los Bulls (lógico, por otra parte), es potenciar las virtudes de su juego que benefician al equipo, las que más necesitan, y hacer desaparecer de su repertorio las que no. Kukoc se convierte en un semicuatro, gana volumen y fuerza física, y eso le permite coexistir con Jordan y Pippen en un mismo quinteto. Pero por el camino pierde mucha de su velocidad y prácticamente la totalidad de aquella proverbial agilidad que suponía una de sus grandes ventajas. No es que no me diera cuenta en su momento, pero analizando su juego para el libro, ese fue un detalle especialmente revelador. Vi todos los partidos que hay disponibles de Kukoc (y no es una exageración), y por orden cronológico. Y tú ves al Kukoc del 90 con la Jugoplastika y la selección, al del 91, al posterior de la Benetton, y luego ves un partido FIBA cuando ya es jugador de los Bulls y el cambio es evidente. En el 93 está superando, de cara, y por pura velocidad y coordinación, a todos los defensores exteriores que le ponen delante, sean del tipo que sean. A los interiores es que directamente, les vapulea. Pero llega el Mundial de Toronto, el primero de su etapa NBA... y contra Koudelin tiene que intentar postear. Ya no es capaz de superar fácilmente en el 1x1, de crear ventajas continuas dividiendo la defensa. Es desolador verle así. Es un muy buen jugador, claro. Excepcional. Pero ya no domina cada rincón de la cancha, es más de highlights.
La transformación del juego de Kukoc no deja de ser similar a la de Gasol. Tú ves a Gasol en el Barça, y no tiene recursos de espaldas. Prácticamente nunca recibe en el poste bajo ni anota en esas situaciones. Con la selección, en el 2001, en el que ya juega a un gran nivel, el juego de España se basa en un aclarado que le hacen a Gasol para que reciba en la línea de tres, en la parte derecha de la pinta, y pueda penetrar hacial el centro (que es su izquierda; pero se le daba muy bien) desarbolando a las defensas rivales por velocidad y recursos. Pocos años después, Gasol ya no es capaz de superar en el 1x1 desde esa distancia a gente mucho más lenta (cincos rivales) que los que le defendían antes, y esas acciones desaparecen de su repertorio. Pero la gran diferencia es que Gasol es un 2.15, y cuando aprende movimientos de espaldas es un jugador tan o más determinante de esa manera (en Atenas 2004 da un clinic contra USA). Kukoc no. Kukoc no es un ala-pívot, ni tiene esa mentalidad de jugador interior. Él es un creador de juego, su mente le pide hacer unas cosas pero su cuerpo ya no le permite hacerlas como antes. Continúa sumando, claro. Y desde el poste bajo asiste, y si tiene el día mete muchos puntos. Pero él nunca había sido un tirador, en el sentido de basar su juego en ello, y a partir de su etapa NBA se convierte en un jugador que hace daño desde la línea de tres o en el poste bajo. Lo de penetrar con toda la defensa cerrada y con los pocos espacios FIBA ya no puede hacerlo igual. Es más voluminoso, más torpe, menos ágil, se choca o se ve obligado a sacar el balón. Pierde fluidez.
A mí en Toronto me decepcionó, en ese sentido. Además, hay que tener en cuenta que Croacia era un equipo anárquico como él sólo, con mucho anotador y pocos jugadores complementarios, como sí lo había en la anterior Yugoslavia (la de las 6 repúblicas) y la coetánea, la serbomontenegrina. Quizás con un juego más ordenado se hubiese podido sacar más beneficio a Kukoc (que ya digo que me parece peor jugador). Pero el resultado de todo junto es un Kukoc mucho menos desequilibrante que el anterior cuando llegan los partidos duros del campeonato. No sé si Aza Petrovic le hizo jugar de cuatro (además de por su tardía incorporación) también por ver que le costaba de tres el año anterior (con Giergia), aunque quizás es un poco de todo. Pero a mí ese jugador ya no me enamora como el de antes, ni tan siquiera en sus mejores partidos (tiene uno en Atlanta, contra Lituania, en el que hace 33 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias... pero le ves que son de otra manera, en el poste bajo, que no es lo mismo).
Luego está, claro, su carácter (se decía que en aquellos años, con la guerra, el baloncesto pasó a ser algo secundario en su vida), pues no imaginas a Danilovic o Djordjevic, por no decir Petrovic, jugar una semifinal del Eurobasket y prácticamente ni intentar nada, como hace Kukoc en ese partido. Pero yo lo veo como una cuestión de naturaleza puramente técnica, su transformación como jugador, junto a las especiales circunstancias que rodearon a ese Eurobasket del 95.”
Suscribiendo las palabras del
maestro Hinojo y reconociendo a modo de confesión el disfrute que a un servidor
le producía ver al decadente Kukoc de los Bucks, en la carrera del hijo de
Petrelli bien pudiera rastrearse otra metamorfosis hoy quizás más
desapercibida. Campeón de Europa y del mundo junior, los 11 triples en Bormio
ante Usa, su debut con la absoluta en el 86 y en un gran torneo ya en el
87…vista en perspectiva la carrera del genial zurdo parecía en todo momento encaminada
a la gloria. Precisamente esa temporada 86/87 supone para la Jugoplastika un
punto de inflexión con la llegada al club de un nuevo entrenador: Bozidar
Maljkovic. Formado como jugador en el Sloga Kraljevo (de donde años
más tarde emergería Vlade Divac),Maljkovic crece en el
modesto Usce, club al que él mismo ayuda a fundar junto a un grupo de amigos de
Belgrado. Empieza allí su carrera como entrenador casi por azar, y es que al
tener que hacer el servicio militar su entrenador, el resto de compañeros le
piden a Boza que él se haga cargo del club. En poco tiempo el equipo comienza a
dar que hablar e incluso asciende a la segunda categoría del baloncesto
yugoslavo.
En esos momentos aparece una de las primeras figuras clave en la trayectoria de Maljkovic. Atraído por la fama del club y por el estilo de juego que practicaba, Bratislav Djordjevic (padre de Sasha y que había llevado al título al Estrella Roja en 1972), acude a un par de entrenamientos del Usce y acaba por ofrecer un puesto al joven entrenador en el organigrama del club rojiblanco, e incluso costea un curso de especialización a un Maljkovic que por entonces estaba más enfocado a su carrera de derecho. Tras su trabajo en las categorías inferiores de un Estrella Roja al que hace campeón de Yugoslavia junior, cumple el servicio militar llegando a coincidir con Drazen Dalipagic.
Después del obligado paréntesis, en la temporada 80/81 le llega la opción de entrenar al Radnicki, convirtiéndose en el segundo entrenador más joven de la historia en acceder a un banquillo la liga yugoslava, sólo por detrás de Bogdan Tanjevic. En el Radnicki permanece dos años hasta que acaba saliendo por problemas con la directiva, y después de un breve paréntesis en un club aficionado Maljkovic tiene ante sí varias ofertas de clubes de primera división, pero, contra pronóstico, decide aceptar la oferta del Estrella Roja para ser el segundo entrenador de Ranko Zeravica, en lo que Maljkovic considera una enorme experiencia vital. Tras varios años en los que el Estrella Roja roza varios títulos pero no acaba de rematar, decide dar el salto y volver a dirigir a un equipo. Va a comenzar la temporada 86/87 y Maljkovic sólo maneja tres ofertas de segunda división… hasta que surge la posibilidad de entrenar a la Jugoplastika de Split.
Con una enorme década de triunfos en los años 70 (2 ligas, 3 Copas, un subcampeonato de Europa y otro de Recopa sumados a dos triunfos en la Copa Korac), el club dálmata había pasado por unos inicios de década bastante complicados, aunque en 1985 llegaba a la final copera (a la par que rozaba el descenso) y en 1986 firmaba un interesante sexto puesto. Liderados por Velimir Perasovic, el equipo incubaba a dos talentos que respondían a los nombres de Toni Kukoc y Dino Radja, que ese mismo verano habían de convertirse en campeones de Europa junior. Inmersos en la búsqueda de un nuevo entrenador los responsables de la Jugoplastika consultan a todo un mito como Aza Nikolic, que les recomienda la figura de Bozidar Maljkovic, opinión ratificada, ante el escepticismo inicial de los de Split, por el propio Ranko Zeravica en una decisión que acabaría por cambiar la propia historia del baloncesto europeo. A base de trabajo, las dudas van disipándose y el club de Split termina en tercer lugar de la temporada regular, y si bien finalmente caen en cuartos de final ante el Bosna de Sarajevo (cayendo por una canasta final de Boro Vucevic en el tercer partido), Maljkovic comienza a sentar las bases de la nueva Jugoplastika. Tras años de ser un club eminentemente ofensivo, el técnico serbio apuesta por un mayor control, desplazando a Velimir Perasovic a la posición de escolta y apostando por Zoran Sretenovic, traído del propio Estrella Roja, como base puro.
En esos momentos aparece una de las primeras figuras clave en la trayectoria de Maljkovic. Atraído por la fama del club y por el estilo de juego que practicaba, Bratislav Djordjevic (padre de Sasha y que había llevado al título al Estrella Roja en 1972), acude a un par de entrenamientos del Usce y acaba por ofrecer un puesto al joven entrenador en el organigrama del club rojiblanco, e incluso costea un curso de especialización a un Maljkovic que por entonces estaba más enfocado a su carrera de derecho. Tras su trabajo en las categorías inferiores de un Estrella Roja al que hace campeón de Yugoslavia junior, cumple el servicio militar llegando a coincidir con Drazen Dalipagic.
Después del obligado paréntesis, en la temporada 80/81 le llega la opción de entrenar al Radnicki, convirtiéndose en el segundo entrenador más joven de la historia en acceder a un banquillo la liga yugoslava, sólo por detrás de Bogdan Tanjevic. En el Radnicki permanece dos años hasta que acaba saliendo por problemas con la directiva, y después de un breve paréntesis en un club aficionado Maljkovic tiene ante sí varias ofertas de clubes de primera división, pero, contra pronóstico, decide aceptar la oferta del Estrella Roja para ser el segundo entrenador de Ranko Zeravica, en lo que Maljkovic considera una enorme experiencia vital. Tras varios años en los que el Estrella Roja roza varios títulos pero no acaba de rematar, decide dar el salto y volver a dirigir a un equipo. Va a comenzar la temporada 86/87 y Maljkovic sólo maneja tres ofertas de segunda división… hasta que surge la posibilidad de entrenar a la Jugoplastika de Split.
Con una enorme década de triunfos en los años 70 (2 ligas, 3 Copas, un subcampeonato de Europa y otro de Recopa sumados a dos triunfos en la Copa Korac), el club dálmata había pasado por unos inicios de década bastante complicados, aunque en 1985 llegaba a la final copera (a la par que rozaba el descenso) y en 1986 firmaba un interesante sexto puesto. Liderados por Velimir Perasovic, el equipo incubaba a dos talentos que respondían a los nombres de Toni Kukoc y Dino Radja, que ese mismo verano habían de convertirse en campeones de Europa junior. Inmersos en la búsqueda de un nuevo entrenador los responsables de la Jugoplastika consultan a todo un mito como Aza Nikolic, que les recomienda la figura de Bozidar Maljkovic, opinión ratificada, ante el escepticismo inicial de los de Split, por el propio Ranko Zeravica en una decisión que acabaría por cambiar la propia historia del baloncesto europeo. A base de trabajo, las dudas van disipándose y el club de Split termina en tercer lugar de la temporada regular, y si bien finalmente caen en cuartos de final ante el Bosna de Sarajevo (cayendo por una canasta final de Boro Vucevic en el tercer partido), Maljkovic comienza a sentar las bases de la nueva Jugoplastika. Tras años de ser un club eminentemente ofensivo, el técnico serbio apuesta por un mayor control, desplazando a Velimir Perasovic a la posición de escolta y apostando por Zoran Sretenovic, traído del propio Estrella Roja, como base puro.
Deseoso de apuntalar el
crecimiento de joyas como Kukoc o Radja, Maljkovic apuesta
por el fichaje de un jugador que sea capaz de liderar al joven equipo amarillo,
consiguiendo el fichaje del hombre al que Tabak acaba de sustituir en el
Baskonia: Dusko Ivanovic.
Formado en el Jedinstno de su Celjo Polje natal, Ivanovic había despuntado de tal manera que a los 15 años ya debuta en el primer equipo, de tal manera que llama la atención de un Buducnost que pronto lo capta para sus intereses. En la por entonces Titogrado, Ivanovic comienza a labrarse una fama de anotador incansable, amén de jugador serio, que pronto le convierte en la estrella del club montenegrino. El primer aviso serio llega en la temporada 77/78, cuando partiendo desde la segunda división el Buducnost consigue llegar hasta los cuartos de final coperos donde caen de manera ajustada ante un Bosna Sarajevo que de la mano de Bogdan Tanjevic, y con los Delibasic,Varajic, Radovanovic o Pesic en sus filas, termina por ser el campeón del torneo al imponerse en la final al Radnicki por 98-87. Lejos de quedarse ahí, la trascendencia de ese Bosna llega al punto de que el club bosnio se proclama subcampeón de la Korac (siendo derrotado en una espectacular final ante el Partizan por 117-110 con 48 puntos de Dalipagic, 33 de Delibasic y 32 de Kikanovic) y, sobre todo, como campeón liguero, lo que le abre las puertas de una Copa de Europa del 79 en la que habrían de hacer historia.
Un par de temporadas después (79/80) y dirigidos por el mítico Rusmir Halilovic, el Buducnost consigue el ascenso con Dusko Ivanovic como estrella en un conjunto en el que como curiosidad también figuraban su hermano Dragan y Goran Rakocevic, el padre de Igor… Pero lejos de acusar el salto, el Buducnost se estabiliza en la primera división e Ivanovic se confirma como uno de los grandes artilleros del campeonato yugoslavo, lo que le lleva a formar parte (aunque sin mucha participación) del bronce que los plavi consiguen en la Universiada de Bucarest en 1981 (oro final para la USA de John Pinone…).
Formado en el Jedinstno de su Celjo Polje natal, Ivanovic había despuntado de tal manera que a los 15 años ya debuta en el primer equipo, de tal manera que llama la atención de un Buducnost que pronto lo capta para sus intereses. En la por entonces Titogrado, Ivanovic comienza a labrarse una fama de anotador incansable, amén de jugador serio, que pronto le convierte en la estrella del club montenegrino. El primer aviso serio llega en la temporada 77/78, cuando partiendo desde la segunda división el Buducnost consigue llegar hasta los cuartos de final coperos donde caen de manera ajustada ante un Bosna Sarajevo que de la mano de Bogdan Tanjevic, y con los Delibasic,Varajic, Radovanovic o Pesic en sus filas, termina por ser el campeón del torneo al imponerse en la final al Radnicki por 98-87. Lejos de quedarse ahí, la trascendencia de ese Bosna llega al punto de que el club bosnio se proclama subcampeón de la Korac (siendo derrotado en una espectacular final ante el Partizan por 117-110 con 48 puntos de Dalipagic, 33 de Delibasic y 32 de Kikanovic) y, sobre todo, como campeón liguero, lo que le abre las puertas de una Copa de Europa del 79 en la que habrían de hacer historia.
Un par de temporadas después (79/80) y dirigidos por el mítico Rusmir Halilovic, el Buducnost consigue el ascenso con Dusko Ivanovic como estrella en un conjunto en el que como curiosidad también figuraban su hermano Dragan y Goran Rakocevic, el padre de Igor… Pero lejos de acusar el salto, el Buducnost se estabiliza en la primera división e Ivanovic se confirma como uno de los grandes artilleros del campeonato yugoslavo, lo que le lleva a formar parte (aunque sin mucha participación) del bronce que los plavi consiguen en la Universiada de Bucarest en 1981 (oro final para la USA de John Pinone…).
En
1983, Ivanovic certifica su condición de anotador de pro,
proclamándose (con 26'1 puntos de media) máximo anotador liguero, aunque el
mejor sabor de boca de esa época llega en la temporada 85/86 donde tras la
irrupción de Zarko Paspalj y el buen papel de Jadran Vujacic, Ivanovic
guía al Buducnost al tercer puesto liguero y con él a participar en Europa. En
esos años, jóvenes jugadores como Luka Pavicevic, Zrdako
Radulovic o Sasa Radunovic forman parte del Buducnost, pero el
club montenegrino no logra retenerlos y, unido al salto de Paspalj al
Partizan, pasa a vivir momentos más bajos, de tal manera que la primera
experiencia europea termina en la liguilla de los cuartos de final.
Precisamente esa Copa Korac permite ver por primera vez a Ivanovicen
España, anotando 22 puntos en la pista de un Estudiantes al que había endosado
33 en la ida. Ese verano la vida deportiva de Ivanovic da su
giro más relevante al aceptar la oferta de una Jugoplastika de Split cuyo
entrenador, Bozidar Maljkovic, cree ver en él la pieza que le falta para
acabar de perfilar el progreso de los Kukoc, Radja, y completar
alrededor un grupo con jugadores de más bagaje
como Perasovic, Sobin, Poljak o Sretenovic. El impacto
de la decisión es tal que el Buducnost pasa a descender como colista, sumando
sólo seis victorias en veintidós partidos, mientras que Dusko comienza a formar
parte de la leyenda de la Jugoplastika, siendo esa temporada el máximo anotador
del equipo y siendo elegido mejor jugador del año por delante deDrazen
Petrovic.
Contando puntualmente un Nikolic que llegaba a pasar semanas enteras trabajando con el equipo,Maljkovic dirige a una Jugoplastika que decepciona ligeramente en la Copa Korac y cae en la final copera ante la Cibona (82-80), pero lidera la fase regular con una sola derrota. Los play-off esta vez no guardan sorpresas y la Jugoplastika se planta en la final ante un Partizan que esa misma temporada había alcanzado la primera Final Four de la historia. Tras sendas victorias locales, la Jugoplastika, con un espléndido Sobin que suma 27 tantos y minimiza a Divac, se proclama vencedora y abre las puertas a su participación en la Copa de Europa.
Contando puntualmente un Nikolic que llegaba a pasar semanas enteras trabajando con el equipo,Maljkovic dirige a una Jugoplastika que decepciona ligeramente en la Copa Korac y cae en la final copera ante la Cibona (82-80), pero lidera la fase regular con una sola derrota. Los play-off esta vez no guardan sorpresas y la Jugoplastika se planta en la final ante un Partizan que esa misma temporada había alcanzado la primera Final Four de la historia. Tras sendas victorias locales, la Jugoplastika, con un espléndido Sobin que suma 27 tantos y minimiza a Divac, se proclama vencedora y abre las puertas a su participación en la Copa de Europa.
En una época en la que sólo
el campeón liguero acude a la Copa de Europa, el título nacional cobra especial
relevancia como bien podían atestiguar la Cibona del 86 o el Tracer de Milán
del 88, quienes tras proclamarse campeones de Europa no podían defender su
condición la temporada siguiente. La Jugoplastika comienza a sublimar su juego, estallando
definitivamente con el título europeo logrado en Munich tras doblegar a
Barcelona y Maccabi con un Dino Radja excelso y un Toni
Kukoc que comienza a trasladar a categoría senior el abusivo nivel de
juego mostrado en Gmunden o Bormio. Más allá del enorme significado del título,
el triunfo supone la implantación de un modelo de juego diametralmente opuesto
al vigente. Kukoc,Radja, Ivanovic… un grupo de jugadores de enorme
talento pero entregados a una causa común donde el esfuerzo defensivo, la
minimización de los errores y el control del ritmo que meten al basket europeo
en una nueva era que no obstante habría de pasar su mayor reválida a nivel
local. Y es que, si bien había perdido a Grbovic, el Partizan se antojaba
como la perfecta némesis del cuadro croata mostrándose como un equipo veloz y
eminentemente ofensivo y pleno de recursos.
La aparición en el primer equipo tras su sanción de Danilovic y la madurez de los Djordjevic, Paspalj y Divac conforman un equipo enorme al que sólo la presencia de la Jugoplastika acabaría por reducir. Los de Belgrado se llevan la Copa Korac, se imponen en la inolvidable final copera de Maribor a la propia Jugoplastika y repiten triunfo ante los de Split a dos jornadas del final, logrando así el factor pista en una hipotética final. Tras algunos apuros en los que los triples de Oliver Popovic y la vuelta de Miroslav Peckarski de USA se antojan claves, el conjunto de Belgrado alcanza la final, donde espera la Jugoplastika. Con la final programada por primera vez en la historia a cinco partidos, el duelo se antoja clave no sólo para dirimir la hegemonía en Yugoslavia sino también en Europa… y es aquí donde Zan Tabak acabaría por ser el inesperado actor que acabaría por cambiar el rumbo de la historia.
En un partido trabado y más del gusto de los de Split, el primer acto de la final llega a sus dos últimos minutos con 71-70 para el cuadro local, pero un mate de Radja tras un excelente pick n´roll con Sretenovic y una canasta de Sobin tras un error de Danilovic colocaban un 71-74 en el marcador. En un tramo final lleno de nervios, el Partizan reduce distancias con dos tiros libres de un Divac que acaba de forzar la quinta falta a Dino Radja. Una gran defensa posterior fuerza a los de Maljkovic a agotar la posesión por lo que el balón del partido pasa a las manos de un Partizan que de nuevo trata de buscar a Divac, logrando que este fuerce la eliminación de Sobin. En esa tesitura aparece un Zan Tabak que no había disputado ni un sólo segundo de partido hasta el momento y que tiene la misión de enfrentarse a Divac. Con siete segundos por jugar, el pívot del Partizan lanza un semigancho que tras tocar el aro es barrido por un Tabak que con ese palmeo devuelve el factor pista a la Jugoplastika… en una final que no habría de acabar, ya que en el segundo acto y tras verse 5 abajo, un supuesto monedazo a Divac (la final se jugaba de manera alterna en cada pista) provoca el abandono del Partizan y una posterior sanción que daba por terminada la final… de tal manera que aquel palmeo de Tabak confirmaba el dominio de un equipo que abría las puertas de oro de la historia.
La aparición en el primer equipo tras su sanción de Danilovic y la madurez de los Djordjevic, Paspalj y Divac conforman un equipo enorme al que sólo la presencia de la Jugoplastika acabaría por reducir. Los de Belgrado se llevan la Copa Korac, se imponen en la inolvidable final copera de Maribor a la propia Jugoplastika y repiten triunfo ante los de Split a dos jornadas del final, logrando así el factor pista en una hipotética final. Tras algunos apuros en los que los triples de Oliver Popovic y la vuelta de Miroslav Peckarski de USA se antojan claves, el conjunto de Belgrado alcanza la final, donde espera la Jugoplastika. Con la final programada por primera vez en la historia a cinco partidos, el duelo se antoja clave no sólo para dirimir la hegemonía en Yugoslavia sino también en Europa… y es aquí donde Zan Tabak acabaría por ser el inesperado actor que acabaría por cambiar el rumbo de la historia.
En un partido trabado y más del gusto de los de Split, el primer acto de la final llega a sus dos últimos minutos con 71-70 para el cuadro local, pero un mate de Radja tras un excelente pick n´roll con Sretenovic y una canasta de Sobin tras un error de Danilovic colocaban un 71-74 en el marcador. En un tramo final lleno de nervios, el Partizan reduce distancias con dos tiros libres de un Divac que acaba de forzar la quinta falta a Dino Radja. Una gran defensa posterior fuerza a los de Maljkovic a agotar la posesión por lo que el balón del partido pasa a las manos de un Partizan que de nuevo trata de buscar a Divac, logrando que este fuerce la eliminación de Sobin. En esa tesitura aparece un Zan Tabak que no había disputado ni un sólo segundo de partido hasta el momento y que tiene la misión de enfrentarse a Divac. Con siete segundos por jugar, el pívot del Partizan lanza un semigancho que tras tocar el aro es barrido por un Tabak que con ese palmeo devuelve el factor pista a la Jugoplastika… en una final que no habría de acabar, ya que en el segundo acto y tras verse 5 abajo, un supuesto monedazo a Divac (la final se jugaba de manera alterna en cada pista) provoca el abandono del Partizan y una posterior sanción que daba por terminada la final… de tal manera que aquel palmeo de Tabak confirmaba el dominio de un equipo que abría las puertas de oro de la historia.
A todo lo citado a nivel de
club, Kukoc une la plata en los juegos de Seul y el brillante oro en el
eurobasket de Zagreb. Estelar en la final four de Munich, Kukoc sigue sin
embargo por debajo en jerarquía ofensiva de jugadores como Ivanovic o Radja,
algo que en la selección se traslada a su condición de suplente de Paspalj en
el eurobasket. Y es aquí, donde encontramos la primera gran metamorfosis de
Toni Kukoc. Excelso jugador, creativo…lo que se quiera, pero en tan solo unos
meses todo eso habría de quedarse corto. Revisitar el triplete de los de Split
en el 90 o el mundial de Argentina da una idea bastante exacta del cambio de un
jugador que en apenas unos meses destroza todas las expectativas llevando su
juego a unos niveles que un servidor no ha vuelto a ver por estos pagos. Aunque
siempre acaban por resultar estériles las discusiones sobre quien fue mejor, un
servidor seguirá defendiendo que lo mostrado por el de Split entre la 89-90 y
su marcha a la Nba es lo más grande que ha visto en Europa (que no por parte de
un europeo…).
Como muestra de aquel inicio aquí
queda el España-Yugoslavia del preeuropeo 91. Un partido celebrado en las postrimerías
del año 89 (entonces los preeuropeos duraban dos temporadas e incluso el
anfitrión o campeón debían disputarlo) en Palma de Mallorca y que pasa por ser
una de las primeras muestras de lo que se avecinaba. Cierto es que Yugoslavia
no contaba con sus nba, pero lo que demuestra Kukoc en este encuentro deja
claro lo que estaba por llegar y es que no en vano ese año el de Split sumaría
liga, copa, Copa de Europa y Mundobasket siendo el MVP de todos ellos.
Tras las tres partes del vídeo, la crónica de la hemeroteca del Mundo deportivo: http://hemeroteca.mundodeportivo.com/preview/1989/11/30/pagina-44/1198023/pdf.html
PD: El partido supone la mejor marca anotadora de Kukoc con la selección...aunque lo que realmente hizo grande a este tipo fue todo lo demás
Para mí el mejor sin duda. El año 90 y el año 91 son una barbaridad. Lo de la NBA me alucina como se adaptó a los años de Chicago.
ResponderEliminarGrande Sunara como siempre. Gracias.
Muchas gracias!!
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