CSKA-OLYMPIACOS
17
Horario:
19 Mayo 17:30 CET
Precedentes:
Esta
temporada:
2-0 Cska
En
Final four:
3-0 Olympiacos
Historia
copa de Europa:
21-12 Cska
Otras
competiciones europeas:
Inédito
Hasta
la fecha, Cska Moscú y Olympiacos han medido sus fuerzas en 33
ocasiones, todas ellas en la máxima competición continental y con
un balance favorable a los moscovitas de 21-12...aunque con dominio
heleno en las citas más trascendentales. El primer cara a
cara, data de la temporada 94/95 con ambas escuadras jugándose el
pase a la final four, en una eliminatoria de cuartos de final cuya
intrahistoria refleja una de las partes más oscuras del baloncesto
“noventero” (ver historia más abajo).
Un
año después, Cska y Olympiacos vuelven a encontrarse, esta vez en
la liguilla de octavos con doble victoria rusa: 96-91 en Moscú con
24 puntos de Koudelin y 31 de Rivers y 72-78 en el Pireo con 21
puntos de Nwosu para el Cska. Tras varios enfrentamientos más bajo
el ámbito fiba (fase regular del 97,98 y 99 con un balance de 4-2
para el cuadro heleno), el primer cara a cara de la era Uleb llega en
la 02/03 coincidiendo con la llegada al banquillo ruso de Dusan
Ivkovic y saldándose con doble victoria del Cska: 74-67 en Moscú
(17 puntos de Songaila) y 77-79 en Atenas (21 puntos de Evans).
Posteriormente ambas escuadras se encuentran en los top 16 de la
03/04 y de la 06/07 con cuatro victorias para un Cska intratable. En
la 07/08, tras encontrarse en la primera fase con doble victoria
griega, ambos conjuntos vuelven a jugarse el pase a la final four en
una eliminatoria al mejor de tres partidos. En el primero, celebrado
en Moscú, una canasta sobre la bocina de Lynn Greer
(https://www.youtube.com/watch?v=texwHi-4fXc) daba el triunfo a un
Olympiacos que en el segundo acto arranca con ventajas de hasta 14
puntos, pese a lo cual no logra cerrar la eliminatoria y ve como el
conjunto de Messina levanta la eliminatoria de la mano de un
excepcional Siskauskas. De vuelta a Moscú, el Cska certificaba su
pase a la final four de Madrid con un claro 81-56. El siguiente duelo
llega en la temporada 11/12, con doble triunfo del conjunto de
Kazlauskas: 78-86 en Atenas, en un partido que el Olympiacos dominó
hasta el descanso y en el que Nenad Krstic fue el jugador más
destacado con 20 puntos. En Moscú, el partido redujo su historia a
una primera parte esplendorosa en la que el conjunto local anotaba
sus 10 primeros intentos triples destrozando a un Olympiacos que
terminaba cayendo por 96-64. Finalmente ya en la final four, la ya
clásica canasta de Printezis cerraba una de las remontadas más
increíbles de la historia, dejando con la miel en los labios a uno
de los equipos más brillantes de la historia de la euroliga. Un año
más tarde, y de nuevo en la final four, un Olympiacos sólido y
eficaz, secaba absolutamente a un Cska en el que Ettore Messina
perdía la primera semifinal de su carrera (69-52 para los del Pireo
con 13 tantos de Hines y Pero Antic). Tras una temporada 14/15 , en
la que Cska y Olympiacos se encontraban en el top 16 con
reparto de triunfos, la final four de Madrid dibuja otra de las
páginas más llamativas en la lista negra del cuadro ruso...una
firmada por un Spanoulis, desastroso de inicio e increíble en el
tramo final. Desde entonces el Cska ha ganado los cuatro suelos que
ha disputado ante el conjunto del Pireo: dos en el Top 16 del año
pasado y los dos de este curso.
APUNTE
HISTÓRICO
GANAR
DE CUALQUIER MANERA (HISTORIA DE UN DESENCUENTRO OLY-CSKA)
Fundada
en el año 1925, la sociedad polideportiva Olympiacos nacía a
orillas del Pireo impregnandose ya de inicio de una fuerte vocación
internacional. El contacto con marineros americanos pronto sirvió
como puente de un baloncesto que encontraba en jugadores como Alekos
o los hermanos Spanaoudkis (Lekos tiene el honor de haber sido el
primer jugador griego en practicar el tiro en suspensión) a sus
primeros alumnos aventajados. Pese a este carácter pionero, el club
rojiblanco permanecía a la sombra de Panathinaikos, Panellinios o
Aek quienes por turnos se disputaban la hegemonía en una liga helena
de la que el Olympiacos no podría gozar hasta 1949. Lejos de
asentarse, el segundo título habría de esperar hasta 1960 y el
tercero 16 años más. En esa época, finales de los 70, el
Olympiacos vive sus mejores momentos de la mano de dos jugadores
nacionalizados: Steve Giatzoglou y Giorgios Kastrinakis y de la
estrella local Giorgios Barlas. Al título del 76 se le une el del 78
con una meritoria actuación en la copa de Europa del año siguiente
en la que logran colarse en la liguilla semifinal. Además la
creación de la copa griega en 1976, trae nuevas alegrías a los del
Pireo con 4 títulos y un subcampeonato en sus primeros cinco años
de existencia. Pese a los buenos augurios, la entrada en los 80 trae
consigo un dominio inicial del Panathinaikos y una segunda mitad de
dominio claro del Aris de la pareja Galis-Giannakis, mientras que en
el Pireo lo más notable se limita a dos subcampeonatos coperos.
Con
el afán desmedido de ser grande, el Olympiacos comienza a cambiar su
suerte con la llegada en la 91/92 de Zarko Paspalj. Mvp en su primera
campaña, el zurdo lleva en su segunda temporada al Olympiacos al
quinto título de su historia abriendo un ciclo que se prolongaría
cinco años. Con el dominio local a sus pies, Europa era el nuevo
objetivo...
Mediados
los años 90 el eje central del baloncesto heleno vira de nuevo de
Salónica hacia Atenas, haciendo que el tradicional dominio en los
últimos años de Aris y Paok pasara a manos de Panathinaikos y
Olympiacos. A su eterna rivalidad los atenienses sumaban ahora otra y
es que ambos buscaban con locura el primer cetro continental para
Grecia.
Con
estas premisas no es de extrañar que la semifinal que les enfrentó
en 1.994 fuera tensa y competida a más no poder. Símbolo del
traspaso de poder Gallis y Fassoulas, otrora líderes de Aris y Paok,
lideraban ahora a Panathinaikos y Olympiacos, aunque una
extraordinaria defensa de Sigalas dejaba al primero en unos míseros
8 puntos, haciendo estériles los 32 de Volkov y llevando a los
portuarios a su primera final europea. Con un Paspalj, que afrontaba
su tercera temporada, y el ex nba Roy Tarpley como pareja de
extranjeros sólida y millonaria, poca gente concedía oportunidades
a la Penya, que había entrado en la final a la chita callando. Pero
cuando el inolvidable triple de Corny Thompson besaba la red y Zarko
Paspalj fallaba desde el 4´60 el proyecto se desmoronaba.
De
nada sirvió que llegados los play-off el equipo del Pireo se
mostrara intratable y sumara el segundo título liguero consecutivo a
costa del PAOK y que además supusiera el tercer doblete (se habían
llevado la copa ante el Iraklis) de su historia (casi 20 años
después del segundo), ya que la gran obsesión era Europa. Paspalj
cambia de acera y se va al Panathinaikos, desde el cual recala Volkov
y además Tarpley también es dado de baja. Para sustituir al
americano se busca de nuevo a un jugador de cartel NBA y tras sopesar
varias opciones el elegido resulta ser Eddie Johnson. Jugador
elegante y sobrio, Johnson se había formado en la universidad de
Ilinois, para después ser elegido en segunda ronda del draft de
1981(el de Isiah Thomas o Mark Aguirre entre otros) por los Kansas
City kings, franquicia en la que permaneceria durante seis temporadas
promediando cerca de 20 puntos por noche (si exceptuamos su año
rookie donde no llego a 10) antes de emprender un periplo por
Phoenix, Seattle y Charlotte. Prueba de que pese a sus 35 años aun
es un jugador válido es que en los Hornets promedia 11´5 puntos con
un 40% en triples, en su última temporada previa a su aventura
europea. Como curiosidad cabe recordar que Johnson había sido
elegido mejor sexto hombre justo un año después de que lo hiciera
el propio Tarpley. Con la guinda de Johnson, el equipo del Pireo
creía acariciar el sueño europeo, más aún al comprobar la rápida
adaptación de este, que en el tercer partido de la temporada
europea, contribuía con 32 puntos a vengar la final de la temporada
pasada con la victoria del Olympiacos en Badalona.
Pese
a mostrarse un tanto irregulares, los rojos acaban por asegurarse el
segundo puesto de su grupo tras vencer en casa cómodamente al Kinder
de Bolonia (89-64 con 34 ptos de Johnson y 20 de Volkov) en la
penúltima jornada de la primera fase, lo que les garantizaba la
ventaja de campo en el cruce de cuartos de final, último escollo
antes de la final four. El rival resulta ser el CSKA de Moscú, 3º
del otro grupo que presentaba igual balance de victorias y derrotas
que los griegos, pero se había visto relegado por el basket-average
tras su empate con Madrid y Scavolini.
Hablar
hoy en día del CSKA de Moscú conlleva referirse a uno de los
equipos más potentes del viejo continente, sus dos euroligas y su
continua presencia en la final four así lo atestiguan. Con una
estructura altamente profesionalizada y un poderío económico casi
sin parangón el actual equipo moscovita poco tiene ya que ver con lo
que fue en sus orígenes. Creado en los años 20 será después de la
segunda guerra mundial cuando adopte el nombre de CDKA (Casa Central
de la Armada Roja). Con los sucesivos cambios de nombres ligados a
sus distintas adscripciones, los moscovitas lograban el título de
1954 pero sería a principios de los años 60 cuando, bajo las
órdenes de Yevgeni Alexev, logren romper la hegemonía del Ask Riga
de Gomelsky o del Dinamo de Tbilisi. Pronto, el histórico TSKA
también logra dominar Europa, logrando cuatro títulos europeos
entre 1963 y 1971, que bien podrían haber sido más de no mediar un
par de decisiones políticas: Por un lado las autoridades soviéticas
daban absoluta prioridad al baloncesto olímpico y cada cuatro años
sus equipos no participaban en competición internacional alguna. La
otra, más dañina para los intereses del TSKA, llega en 1966.
Buscando dar mayor protagonismo a los jóvenes valores, la federación
soviética decide limitar la presencia de los mayores de 25 años por
lo que, de un plumazo, los moscovitas se ven obligados a prescindir
de Zubkov, Korneev y Borodin. ¿Tenía razón el TSKA para quejarse?
Evidentemente no, pues si alguien había favorecido la legislación
era al equipo del ejército.
El
Tska de Moscú, era oficialmente el equipo del ejército, por lo que,
apoyándose en esa condición, comenzó a realizar su particular
draft. Desde 1954 y hasta 1987, los técnicos del TSKA reclutaban a
los mejores jugadores del país para que realizaran su servicio
militar en el equipo rojo. De Semenov en 1954 a Goborov en 1987,con
excepción de las lituanas, casi todas las grandes estrellas de la
URSS pasaron por el TSKA mediante este procedimiento (Belov, Volnov,
Edeshko, Tarakanov...), labrando una hegemonía local tan brutal, que
entre 1960 y 1984, los moscovitas solo dejaran de ganar el torneo en
dos ocasiones ,en el 68 ante el Dinamo de Tbilisi y en 1975 ante el
Spartak de Leningrado de Alexander Belov, que por una vez dejaba de
lado su condición de Poulidor del basket soviético (7
subcampeonatos en la década de los 70). Con Kurtinaitis como
excepción de la ausencia de lituanos (los detalles y un millón de
cosas más en las magníficas “Crónicas lituanas” de Juan Carlos
Gallegohttp://www.basketme.com/noticia.php?id=37800)
, el basket en la república baltica se convertía en algo más que
un mero acontecimiento deportivo para definir uno de los símbolos de
la identidad lituana…entra la que el Zalgiris se erigía, con algún
breve interludio como el del 79 del Statyba, como principal
referente. Fundado en 1944 bajo la denominación de Skif Kaunas, el
club de la segunda ciudad de Lituania tardaría tan solo tres años
en llevarse su primera liga soviética de la mano de Mykolas
Zimiskas, llegando la segunda cuatro años más tarde ya bajo la
denominación de Zalgiris. Pese a ese espectacular arranque, el club
de Kaunas pasaría su particular travesía del desierto alejándose
de manera paulatina de los puestos de cabeza. Con el excepcional
Modestas Paulaskas a la cabeza, en los finales de los años 60 y los
70 el club va recobrando su status alcanzando en diversas ocasiones
el tercer puesto, aunque la falta de jugadores interiores de
garantías acaba por limitar a un equipo preciosista pero falto de
contundencia. La irrupción del Civilis y la consolidación de
Iovaisha como una estrella llevan al Zalgiris al subcampeonato en el
año 80 y preparan el asalto al trono de un Cska que empieza a mirar
de reojo la imparable ascensión de un gigantón de la propia Kaunas,
de nombre Arvydas. Con Sabonis y Civilis cubriendo el juego interior,
la falta de un base puro se suple con la dinamita de Homicius,
Kurtinaitis o Iovaisha. El club sigue creciendo, y con la llegada de
los play-off cede en las finales del 83 y del 84 ante un Cska símbolo
del poder central de Moscú y ya obsesión absoluta de un grupo que
cada día esta más cerca. La temporada 84/85 se ve en Kaunas como la
de la definitiva ascensión algo que la propia competición va
confirmando de tal manera que el Zalgiris cierra la primera fase
liguera con un balance de 20-2 (cayendo solamente por 74-73 ante el
Spartak y 100-92 ante el Vef Riga de Valters) , con doble victoria
ante el Cska (98-88 en Kaunas y 78-80 en Moscú) y con registros
anotadores espectaculares hasta el punto de superar los 110 puntos en
8 ocasiones. La segunda fase de los de Garastas , es aún mejor
cerrándola invictos y venciendo de nuevo al Cska esta vez (la
segunda vuelta la jugaban los ocho primeros a una sola vuelta) por
88-78. Las previsiones se cumplen y lituanos y moscovitas alcanzan la
final con ventaja de campo para los primeros pero con la
particularidad de que el equipo peor clasificado juega primero como
local. Lejos de acusar la presión, el Zalgiris asalta Moscú por
71-86 con 26 puntos de Homicius, 19 de Kurtinaitis y 15 de Sabonis,
mientras que Tkachenko con 12 se queda como el mejor realizador del
Tska. Con todo a favor el segundo partido resulta ser mucho más
trabado con la buena defensa de los de Gomelsky minimizando a Sabonis
y obligando al Zalgiris a jugar a un ritmo menor al acostumbrado.
Tensión, dureza, nervios…y empate a 69 que da paso a una prórroga
donde un triple de Iovaisha certifica el triunfo del Zalgiris
cortando la racha moscovita y llevando al delirio al público que
abarrotaba el viejo pabellón. La euforia de la victoria y la baja de
un Iovaisha al límite condicionan a un Zalgiris que días después
pierde la final de la Recopa ante el Barcelona. Esa derrota y la del
año siguiente en la final de Copa de Europa ante la Cibona impiden
un mayor reconocimiento internacional, pero los verdes con el triunfo
ante el Cska ya se habían convertido en inmortales… y más aún
cuando conseguían repetir título ante el mismo rival en el 86 y el
87, con mención especial a esta última con un tercer partido épico
y que probablemente se encuentre entre los mejores de esa década. Un
año después, y con Sabonis lesionado, el Cska conseguía vencer en
el cuarto cara a cara consecutivo, mientras que los de Kaunas, en el
último baile de su quinteto mágico, serían de nuevo subcampeones
en el 89 cayendo en una polémica final (al igual que Livorno o
Partizan ese mismo año) ante el Budivelnyk de Volkov…tras superar
al Cska en semifinales, cerrando siete años de enfrentamientos al
más alto nivel. Con un Zalgiris ya sin sus cuatro grandes (aunque
aun así los de Kaunas rondan la eliminación del Real Madrid en las
semis europeas) el Cska recupera el título en la 89/90 superando a
sus vecinos del Dinamo. Un año más tarde, será un ex jugador
moscovita el protagonista liguero un Titt Sokk que se convierte en el
alma del Kalev Tallin. Junto a Sokk el Kalev logra reunir a Pehka,
base sobrio y excelente defensor, al pivot Sergei Babenko , plata con
la URSS en el eurobasket 87, y al joven Pert Kullamae. Sin embargo,
el gran impulso llega de la mano de un jugador que habría de ligar
su carrera a la de nuestro protagonista: Aivar Kuusma, escolta de
físico un tanto endeble, pero con una capacidad de tiro
espectacular. Kuusma se había formado en el Tallin, pero a finales
del año 90 había dado el salto al Youngstown pride, equipo de la
WBL, donde formando pareja exterior con Mario Elie (que
posteriormente ganaría tres anillos de la NBA), logra hacerse con el
título. Con su reincorporación el Kalev gana en amenaza exterior y
poco a poco va creciendo en su juego, logrando encarar los play-off
en una forma envidiable. Una vez en las eliminatorias el equipo sigue
su ascensión y en una final vibrante, derrotan al Spartak de San
Petersburgo y dan a Estonia el primer título de su historia. Ya en
el 92, y mientras el Spartak logra el título en una versión menor
de la liga soviética, el Cska se alza con el primer título liguero
de la recién creada liga rusa, estableciendo un patrón que hasta
nuestros días solo ha conseguido romper el Ural Great en la 2000/01
y la 01/02 y el Khimki en la VTB 2010/11.
Pero,
volvamos a 1995. Entrenados por Eremin, los moscovitas vivían
tiempos de cambio y habían iniciado la competición con dos
americanos: el diminuto base Evans, eléctrico y gran pasador y el
rocoso pivot Patrick Eddie, aunque eso si acabarían por ser
cortados. La base del equipo la formaban parte del núcleo duro que
había llevado a Rusia a la meritoria plata del mundial de Canada,
destacando sobre todo Karaseev un base escolta de gran capacidad
ofensiva, Koudelin un impredecible escolta zurdo capaz de armar el
brazo desde cualquier lado, el efectivo Panov y el resolutivo y
talentoso ala-pivot Kissourine, armas estas que en cualquier caso
parecían insuficientes para detener a la millonaria máquina
ateniense.
Por
aquel entonces los cuartos de final de la liga europea tenían la
particularidad de que el primer partido se disputaba en casa del
equipo con peor balance, así pues el 9 de Marzo de 1995 se disputa
en Moscú el primer partido de la serie. Hasta el descanso todo
transcurre con normalidad (45-44 para los locales), pero la segunda
parte se salda con una memorable exhibición ofensiva del CSKA, que
con Karaseev y Koudeline anotando una y otra vez se apuntan el primer
tanto por un inapelable 95-65.
Las
críticas de la prensa griega fueron feroces y, exceptuando a Johnson
que se había ido a los 28 puntos, no respetaban a ninguno de los
componentes de la fuerte plantilla roja. Pese al lógico desencanto
por la abultada derrota, más de 15.000 personas llenaron el palacio
de la paz y de la amistad (o de las dos mentiras como sabiamente
decía el gran Ernest Rivera) y pudieron presenciar uno de los
mejores partidos del año, con grandes defensas, emoción y tres
jugadores rayando a un nivel sublime: Johnson de nuevo 28 ptos,
Volkov 22 y 11 reb y el moscovita Karaseev cuyos 31 puntos finales
resultaban estériles en el marcador final (86-77).
Hasta
este punto, y dentro de la relativa sorpresa que suponía el gran
rendimiento ruso, todo marchaba dentro de unas pautas habituales
pero, desgraciadamente, todo estaba a punto de quebrarse. Tras
disputar el segundo partido el Martes 14, y estando previsto el
tercero para el Jueves 16, el Miércoles 15 ha quedado grabado como
uno de los más vergonzosos de la historia reciente del basket
europeo. Tras poco más de una hora de entrenamiento, varios
jugadores moscovitas comenzaron a sentirse mal, pero lo que no
parecía más que un pequeño problema se torna rápidamente en todo
un drama: en poco más de un minuto y ante la incredulidad del cuerpo
técnico, Morgunov, Panov y Koudelin pierden el conocimiento y tienen
que ser trasladados a un hospital. A medida que pasa la mañana el
resto de jugadores va sintiendo distintas molestias, mareos o dolores
de cabeza y apuntan a las botellas de agua que la organización les
había facilitado. Examinadas las que aun no se habían abierto, se
observó que presentaban varios agujeros en los respectivos tapones y
se decide llevarlas a un laboratorio. El dictamen es rápido y
concluyente, presentan un fuerte componente químico ajeno a la
composición normal y cercano al ácido lisérgico. La situación va
empeorando y Panov tiene que ser trasladado a la UCI mientras
Morgunov entra en coma. Poco a poco su situación mejora, pero
simultáneamente Karaseev y Kornev caen también gravemente enfermos
y tienen que ser ingresados. Llegado el jueves, la estupefacción es
total porque la FIBA se niega a aplazar el partido. El CSKA llega al
encuentro con solo cinco jugadores: Kissourine, Vadeev, Grezin,
Spiridonov y un semi-recuperado Kodelin que apenas se puede mantener
en pie. En una demostración de coraje, los moscovitas llegan al
descanso con tan solo 5 puntos abajo, pero en 5 minutos Koudelin cae
eliminado y 10 después lo hace Grezin. Con 5 minutos por jugar, la
megafonía helena pide al público que anime a los heroicos jugadores
rusos, pero por entonces todo suena ya a burla y el Olimpiacos gana
cómodamente. Por suerte los jugadores rusos fueron recuperándose
poco a poco, pero la fechoría quedó indemne. La FIBA alegaba que si
no había reclamación especial no podía hacer nada y desde Rusia,
pese a la insistencia de Eremin, pesó más la “alianza ortodoxa”
con Grecia que la sed de justicia.
De
una manera ensombrecida, el Olimpiacos llegaba de nuevo a la final
four, donde habría de repetir la actuación del año anterior:
semifinal victoriosa ante el Panathinaikos (la FIBA obligaba, en sus
competiciones a que los equipos de un mismo país se enfrentaran en
semifinales), favoritismo y posterior derrota en la final ante un
equipo ACB entrenado por Obradovic (esta vez el Madrid). Pese a que
volvieron a hacerse con la liga, Johnson (que volvió a buen nivel a
la NBA) y Volkov salían del equipo para dar entrada a Walter Berry
(que regresaba) y a David Rivers. ¿Justicia poética dirán algunos?
Quizás, pero si hay que buscarla quizás se encuentre en que en la
nueva temporada (95-96), CSKA y Olimpiacos fueron encuadrados en el
mismo grupo y pese a que al final presentaron el mismo balance (10-4)
el hecho de que los moscovitas ganaran su doble enfrentamiento hizo
que, en un triple empate con el Benneton, el CSKA fuera primero y el
Olimpiacos fuera tercero. Lo que puede parecer irrelevante, no lo es
tanto al comprobar que al amparo de su público el CSKA lograba el
pase a la final four (caerían ante un Panathinaikos con el mejor
Wilkins del año, 30 ptos) mientras que los del Pireo caían ante el
R.Madrid. Un año más tarde, y contra todo pronóstico, el
Olympiacos lograba al fin, su anhelada euroliga tras una temporada
sumamente irregular en la que se veía obligado a competir desde los
octavos de final con el factor pista en su contra. Al título europeo
le seguiría el doméstico…empezando una sequía que duraría hasta
2012 y donde solo pequeñas alegrías coperas (2002, 09 y 10)
atenuarían la desazón de los del Pireo quienes tras arruinarse a
principios de la década pasada (quizás el equipo que lidera Radja
en la 01 es el último grande de esa época), pasarían a vivir otra
espiral de gasto brutal con un par de finals four como exiguo premio.
Curiosamente, y tras vivir otro de sus recurrentes achuchones
financieros, el Olympiacos se ha reinventado de forma más natural
logrando volver a tocar el cielo y haciéndolo además con el valor
añadido de las cosas hechas desde abajo.
Campeón
de Europa:
7
(1961, 1963, 1969, 1971, 2006 , 2008 y 2016)
Subcampeón
de Europa: 6
(1965, 1970, 1973 , 2007, 09 y 12)
Final
four:
16 (1996,
2001, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008,2009 , 2010 ,12 ,13,14 15 ,
16 y 17)
Otros
títulos europeos:
-
Ligas:
52
(24
Urss, 20 Rusia , 7 Vtb y 1 NEBL)
Copas:
8
(3 URSS, 4 Rusia 1 VTB)
ESTA
TEMPORADA:
Primera
fase:
2º Fase Regular 22-8
Play-off
: 3-0
ante Baskonia
Total:
25-8
Fiel
a su cita con la final four, 15 de las 17 disputadas este siglo
siendo ya el equipo con más presencias, el Cska llega a Estambul
tras una temporada relativamente relajada y con la presión de años
anteriores sacudida tras el título del año pasado. Con una
plantilla en la que la continuidad ha sido la principal
característica, el cuadro de Itoudis ha dibujado una temporada
solvente en la que ha mantenido sus principales señas de identidad.
Tras un cruce de cuartos más ajustado de lo que dice el 3-0 final,
algo muy parecido a lo del año pasado, el cuadro ruso llega a la
cita decisiva del año sin grandes bajas, en buen momento físico y
con la mejor definición de roles de su etapa reciente. Ofensivamente
impecables, queda ver si defensivamente el conjunto de Itoudis se ha
dejado algo en el tintero o si solo mantiene su agresividad a
momentos determinados. Con De Colo y Teodosic firmando otra temporada
fantástica, el Cska suma a su vez a la mejor versión reciente de
Jackson y aún Cory Higgins de nuevo eficaz hasta el paroxismo. Con
Fridzon como puntual revulsivo en el tiro e incluso con un Kulagin
mejorado, no cabe duda de que la escuadra rusa dispone de un arsenal
exterior casi infinito. La buena circulación exterior, la multitud
de amenazas en el tiro y la inagotable capacidad de Teodosic para
generar permiten a los de Itoudis un caudal ofensivo de primer orden.
Más dudas genera un juego interior por momentos excesivamente
estático. Hines sigue siendo una roca y Augustine ha encajado a la
perfección, pero el declive de Khryapa, pese a mantener un digno
nivel, es evidente y Vorontsevitch, muy fino en el tiro eso si, está
teniendo menos impacto en el juego del esperado mientras que Freeland
parece perdido para la causa. En medio, queda el puesto de alero
donde Kourbanov sigue siendo un especialista de primer nivel, Higgins
desnivela o incluso Itoudis se atreve a jugar con tres pequeños en
pista. Algo dependientes de su necesidad de imponer su estilo, queda
ver si el Cska tiene una marcha más como se le intuye. De hacerlo
parece en condiciones de pelear con todas las garantías por
revalidar su corona. Esa capacidad de manejar el ritmo ofensivo, un
punto de equilibrio y una mayor regularidad defensiva aparecen como
las claves definitivas de un equipo que, sacudidos ya sus fantasmas,
debería ser capaz de casi todo.
LOS JUGADORES
Máximo
asistente y candidato de nuevo a estar presente en el mejor quinteto
de la euroliga , Milos
Teodosic llega
a Estambul tras otra extraordinaria temporada, probablemente la
primera en la que no ha tenido contestación alguna. El título del
año pasado sumado a la plata en los juegos, parecen haber apagado
casi definitivamente el coro de detractores del base serbio. En
algo parecido a la madurez, Teodosic arriba a la final four tras una
temporada brillante en la que ha ejercido de colíder junto a De Colo
con el que ha vuelto a mezclar a la perfección. Cómodo saliendo del
banquillo (el año pasado no fue titular en ninguno de los 27
encuentros y este en tan solo 6 de los 27 que ha disputado ) o
jugando junto a otro base, el de Valjevo ha sido la principal vía de
creación de juego moscovita y casi el único sustento de un juego
interior algo abandonado. Más incisivo buscando el aro y habiendo
ganado recursos en el poste, Teodosic ha vivido además un año de
ciertos altibajos en el tiro exterior donde,pese a todo, ha
incrementado el volumen de ejecución. Capaz de seguir sorprendiendo
en destellos en el pase, su tendencia a la obcecación sigue siendo
un contratiempo en momentos concretos...pero cada vez menos
habituales. Creativo, especial y muy cercano a la definición de
genio melancólico, la defensa aparece como gran lunar pese a mostrar
por segundo año ciertos, y muy esporádicos, signos de mejoría, en
especial en las ayudas. Siempre escrutado en los momentos clave, de
su frialdad dependerá, para bien o para mal, buena parte de la
suerte del equipo rojo aunque su buena final del año pasado y el
nuevo logro con Serbia deberían alejar definitivamente ya cualquier
atisbo de sospecha para un jugador sin duda especial. Con la Nba
llamando a su puerta parece que de manera bastante decidida, Estambul
puede ser la penúltima parada de un genio de otro tiempo. Toca
disfrutarla. Tras una temporada pasada en la que no acabó de encajar
con el protagonismo del duo Milos-Nando, Aaron
Jackson
está
viviendo la que probablemente sea su mejor temporada de las cinco que
ya lleva en Moscú. Con las mejores medias de anotación en euroliga
en toda su etapa en Cska y los mejores porcentajes en el triple de
toda su carrera en general, Jackson parece al fin haber encontrado su
rol ideal. Titular de facto y revulsivo posterior, el base
estadounidense, pese a esa mejora en el tiro (real al margen de los
porcentajes) sigue destacando por su velocidad en campo abierto y por
la intensidad. De manejo de balón peculiar, el Cska necesitará de
su mejor versión defensiva en Estambul. De presencia testimonial
hasta la fecha, parece complicado que Mikhail
Kulagin disponga
de minutos en Estambul. Por consolidar físicamente, el pequeño de
los Kulagin tiene chispa en el juego y en la Vtb ha evidenciado
cierta facilidad ofensiva y asentamiento en su tiro exterior.
Mvp
de la fase regular y de la final four el curso pasado, Nando
de Colo
llega
a la final four consolidado como uno de los mejores jugadores de
Europa tras otra temporada sensacional donde n¡ siquiera su lesión
de inicio de temporada ha podido frenarlo. Segundo máximo anotador y
segundo mejor valorado del torneo, los números se quedan cortos para
explicar las sensaciones que desprende el jugador francés en la
pista. Aun con más ascendencia y confianza en el juego que la
temporada anterior, el jugador francés forma un dúo con su
compañero de perímetro (y de generación) Milos Teodosic como pocas
veces se ha visto en la euroliga. Escolta pero con capacidad y
ocasiones para ejercer de base, De Colo vive un idilio con el aro
multiplicado por su innata facilidad para acudir a la línea. Parte
fundamental de un Cska que ha ahondado en sus fortalezas para ser un
equipo acusadamente perimetral, el ex de Cholet significa un soplo de
aire fresco entre la rutinaria colección de especialistas que
pululan por las canchas europeas. Fiable en el tiro exterior a pies
parados, pero sin alma ni capacidad de especialista puro, De Colo ha
hecho un arte de lo excepcional con una gama de recursos en la media
distancia más propios de otros tiempos. De excelsa lectura del pick
n roll y sobresaliente tacto, el escolta francés encuentra vías
para anotar en territorios poco explotados en el baloncesto actual.
Técnicamente irreprochable, su talla y su buen uso del cuerpo le
permiten atacar el aro mostrando a la par fiabilidad y elegancia en
sus entradas a canasta. Notable en la visión de juego, capaz de
destellos en el pase, De Colo irradia elegancia y clase en su
tránsito sobre la pista. Más cuestionable en el aspecto defensivo,
tiene piernas, inteligencia y cuerpo para minimizar lo que sin duda
dista de ser una de sus fortalezas. Prodigio de aparente sencillez,
De Colo destila clase y talento mientras desprende una sensación de
falsa lentitud que termina por desbordar a un rival a menudo atónito
con la facilidad del escolta galo. Integrante del quinteto ideal en
el eurobasket de 2015, y protagonista directo del fin de la maldición
moscovita en la final four, la retirada de la selección de Tony
Parker le augura un verano de protagonismo en la selección
bleu...aunque todo apunta a que antes De Colo aspira a volver a dejar
su huella en la final four. Acusando,
de nuevo, la gran temporada del galo, Vitaly
Fridzon sigue
sin encontrar acomodo claro en las preferencias de un Itoudis que no
siempre ha sido capaz de sacar todo el partido posible al escolta
ruso que ha vuelto a perder otro punto más de protagonismo. Con
todo, Fridzon posee capacidad para ejercer de revulsivo ofensivo y no
da muestras de desapego por su papel. Notable triplista, Fridzon ha
ido ganado repertorio de tiro tanto en la media distancia como en el
6´75 siendo además un buen defensor. Con alguna dificultad para
generarse sus tiros, al ex del khimki le falta un punto de sosiego
para transformar su buena capacidad de pase en una mayor fuente de
generación de juego. De su frialdad y capacidad para seguir
rindiendo en rotaciones cortas y exigentes, puede depender su papel
en Estambul. Tras un notable preeuropeo con Rusia, Dmitry
Kulagin está
viviendo una temporada peculiar en el Cska. Sin continuidad pero con
picos de presencia más altos que en cursos anteriores, el mayor de
los Kulagin tiene complicado disponer de minutos de calidad en la
final four. Potente de piernas y con mucho carácter, el ex del Zenit
está viviendo un año de malas sensaciones en el tiro exterior pero,
a cambio, cada vez se le ve más cómodo cuando tiene que ejercer
como teórico base, dotandole, así, de una versatilidad que le puede
hacer útil.
Lejos
de la presencia y el reconocimiento de Sony Weems, Cory
Higgins
llegaba
la temporada pasada a Moscú culminando un trayecto que partía como
excelso anotador en la Vtb con el Triumph para acabar de crecer como
jugador total a las órdenes de Jure Zdovc el curso siguiente en el
Royal Halil turco. Fundamental en el título del curso pasado, este
año no solo ha confirmado su condición de jugador de equipo
“grande” sino que ha logrado subir su aportación, especialmente
en defensa donde su impacto ha sido tremendo. Serio y concentrado en
el juego, Higgins alterna posiciones exteriores saliendo del
banquillo y aportando casi al instante. Buen manejador de balón y
con instinto para buscar el aro, el ex de Colorado cumple en defensa
y ha ganado lectura de juego en estático. Más anotador que tirador,
su buena selección de tiro le ha llevado a mejorar de nuevo sus
porcentajes exteriores siendo especialmente fiable en los momentos
cruciales. Algo menos acertado de cara al aro que el curso anterior,
Nikita Kurbanov ha dado un paso más en su asentamiento en la élite
gracias a su capacidad de adaptación al juego de Itoudis. Importante
en el rebote, su papel como tres titular se redobla con su gran
rendimiento defensivo, llegando incluso en ocasiones a usarse como
comodín ante bases o escoltas. Maduro en el juego y mejorado en la
visión del mismo, su capacidad para jugar al poste y su amenaza en
los tiros abiertos pese a no ser un especialista hacen que
puntualmente pueda sumarse al juego ofensivo de un equipo que, no
obstante, le necesita más en la intendencia.
Fundamental
en los esquemas de Itoudis,Andrey
Vorontsevich se
ha asentado como cuatro titular y uno de los grandes pilares del
juego interior moscovita...pese a estar viviendo un año un tanto
irregular. De ayuda en el rebote y muy fiable en el tiro exterior
(50% en triples en euroliga), Vorontsevitch es además un muy buen
pasador en especial desde el poste alto pero en muchos momentos de la
temporada ha dejado la sensación de que su peso real en el juego ha
disminuido. Coordinado y con facilidad para el tapón, peca en
ocasiones de falta de concentración defensiva pero pasa por ser una
de las claves del actual Cska y un engranaje fundamental en la
temperatura de un juego interior mucho menos exuberante que el
perimetral. Lejos ya de sus mejores días (que injusto fue su no
nominación como mvp de la temporada en 2010) Victor
Khryapa
llega sin embargo en su mejor momento del año a la cita de Estambul.
Protagonista del palmeo que cambió la historia reciente del club,
Khryapa aparece ahora con cuentagotas pero sigue dejando destellos de
calidad incuestionables. Aun con condiciones para ser importante en
defensa y en el rebote, no está fino en el tiro exterior aunque,
paradójicamente si parece con buenas sensaciones en el resto de
acciones de cara al aro. Su tranquilidad y la pausa con la que lee el
juego le convierten en muchas ocasiones en un segundo base para el
equipo. Desde el poste alto Khryapa es capaz de tirar, amenazar y
sobre todo crear a través de una excelente visión de juego, una
certera (y rápida) capacidad de pase y un excelente uso de las
fintas, lo que en un equipo como este Cska en ocasiones tan directo
es un plus para momentos clave. Llegado este curso tras una gran
trayectoria reciente en el Nizhny Novgorod, Semen
Antonov
está viviendo un primer año en el Cska de claro aprendizaje. Con
pocos minutos y poca presencia, pero muy bien aprovechada, el
internacional ruso puede alternar los puestos de 3 y de 4 ayudando a
abrir la pista con su fiabilidad en el triple siempre que disponga de
tiempo de ejecución. Listo en el poste y con buena visión de juego,
a lo largo de su carrera siempre se ha caracterizado por dar su mejor
versión en los momentos clave por lo que podría ser uno de los
tapados de la final four.
Elegido
mejor defensor de la temporada pasada, Kyle
Hines
ha
vuelto a ser el principal referente interior del Cska. Doble campeón
con Olympiacos e importante en el título moscovita en Berlín,
el ex del Brose está viviendo un curso dulce favorecido por el
estilo abierto del equipo. Duro en el poste e inteligente en los
cambios defensivos, su excelente uso del cuerpo y su depurada técnica
de salto le permiten competir en la zona con plenas garantías. Más
peligroso en el rebote ofensivo, la capacidad de aguantar los
contactos y su buena lectura del pick n´roll son su principal vía
ofensiva junto a su facilidad para conducir en ocasiones la
transición. Buen taponador y una auténtica roca cuando gana la
posición ha dado otro paso más en su mejora en el pase. Llegado
tras unos muy buenos años en el Khimki, James
Augustine
está
ejerciendo casi a tiempo completo como cinco en los esquemas de
Itoudis. Excelente defensor en el 1x1 o cuando el equipo adelantar
líneas, tiene algún problema más en fases más elaboradas. Sólido
en el rebote, su buena lectura del pick n roll y su buena conexión
con Teodosic le permiten ciertas apariciones ofensivas que
complementa con destellos de su zurda de cara al aro en la media
distancia. Algo flojo de manos debe cuidar su irregularidad en los
tiros libres. Recuperado de sus múltiples lesiones, pero incapaz de
hacerse con un rol claro, Joel
Freeland
llega
a la final four con un papel casi marginal en este Cska. De
sempiternos problemas defensivos, la falta de rol y confianza le
impiden tener la continuidad ofensiva que por condiciones puede
llegar a tener. De buen uso de ambas manos en la zona, su buena mano
en la media distancia y sus destellos de “explosividad” pueden
llegar a ser un alivio ofensivo si Itoudis decide darle una
oportunidad, ya que pocos interiores pueden ofrecer un rendimiento
ofensivo directo tan inmediato. Lesionado durante casi todo el curso,
parece poco menos que imposible que Pavel
Korobkov
llegue,
pese a ser un jugador del gusto de Itoudis, a la cita turca, por lo
que un posible recambio interior de emergencia podría quedar en
manos de un Ivan
Lazarev inédito
este año en euroliga y con una presencia muy testimonial en la VTB.
Con capacidad para correr la pista y tendencia a cargar el rebote
ofensivo, por momentos deja destellos de explosividad que permiten
vislumbrar una progresión interesante pero aun por definir
EL
ENTRENADOR
Asistente
durante casi una década de Zeljko Obradovic, Dimitris
Itoudis ya
puede presumir de una carrera meteórica como primer espada. Tras
vivir hace tres años su primera experiencia en un Banvit donde por
momentos realizó un notable baloncesto, el técnico heleno llega a
su tercera final four habiendo dibujado una trayectoria en el
conjunto moscovita efectiva y por momentos brillante. Con una
plantilla ligeramente más corta y decantada al exterior, Itoudis
dispone de un conjunto hecho a su medida con el que el curso pasado
logró romper el maleficio de los últimos años. Notable en la
preparación de partidos, exigente y apasionado, el técnico griego
sigue teniendo problemas para manejar las rotaciones largas y para
mantener la calma en los momentos complicados. Tendente al
barroquismo en sus gestos y decisiones en los tramos finales, los
problemas físicos de Freeland y la mayor definición de la plantilla
le simplifican una de las cuestiones. Con una apuesta de juego
encomiable y apetecible para el espectador, si logra controlar la
segunda, el Cska puede estar más cerca de volver a reinar en Europa.
Cómodo jugando con estructuras diferentes según el rival, el título
del año pasado debería servirle como contrapunto a su habitual
estado de excitación.
EL JUEGO
ATAQUE
MILOS
& NANDO: Aunque
los focos de anotación del Cska son de lo más diverso, pocos
equipos pueden presumir de contar con dos referentes tan claros como
Nando De Colo y Milos Teodosic. Sus medias combinadas de 35´8 puntos
y 11 asistencias por noche les convierten en la pareja más
productiva en la historia reciente de la euroliga, superando incluso
sus propios registros del año anterior. Más allá de esos números
simples y directos, la facilidad del francés para generarse canastas
fáciles y la capacidad del serbio para generar juego o alimentar a
los interiores garantizan a los de Itoudis un canal ofensivo sin
parangón en Europa.
NÚMEROS:
Esta
temporada el Cska ha sido el segundo equipo que más asistencias ha
repartido por partido y el máximo anotador de entre los 16 equipos
de la euroliga...eso sí con casi tres puntos menos por noche que el
año pasado. Entonces con 90.7 puntos por partido el Cska había
logrado la tercera mejor anotación media en una temporada solo por
detrás del Maccabi de la 2004/05 y del Verona de la 2000/01.
TIRO
EXTERIOR: Con
cuatros abiertos con facilidad para abrirse y una batería de
exteriores de primer nivel, el tiro exterior sigue siendo una de las
señas de identidad de un Cska que no obstante ha variado un tanto su
juego. De ser el segundo equipo que más triples intentaba la
temporada pasada, los moscovitas han pasado al puesto 11...eso si
siendo los segundos con mejores porcentajes. Más allá de las
cifras, subyace una cuestión. Jugadores como Vorontsevitch, Higgins
o el mejorado Jackson presentan una gran efectividad...pero muy
ligada a la excelsa circulación de balón. En una cita como la final
four la capacidad de generarse sus tiros de Teodosic o Fridzon será
probablemente más importante.
RITMO:
Sin
ser un equipo estrictamente rápido, el Cska se ha vuelto a
caracterizar por un alto ritmo de partido. Su poco peso en la pintura
y la configuración interior facilitan un estilo más basado en los
primeros pases que en la transición pura. Donde si destacan por su
ritmo ofensivo, es en el ataque estático, donde rara vez descansan y
aunque tienden a la simplificación (aclarados para De Colo o
generación de Teodosic) lo hacen siempre intentando no arañar
segundos.
TRANQUILIDAD: Jugando mucho con los bloqueos directos y la facilidad de Teodosic o De Colo para explotar el 2x2, el Cska consigue generar muchos espacios. Cuando no hay opción directa, la buena circulación de balón y la velocidad de ejecución en los pases logran un alto porcentaje de tiros librados. A todas esas características ya presentes el curso pasado, el Cska ha sumado un estado de tranquilidad en el juego envidiable. Bien sea por el título del año pasado o por una sublimación de su idea de equipo, los moscovitas transitan por los partidos con un plan de juego casi inalterable. En el lado negativo, esa tranquilidad en ocasiones les ha costado parciales por no recuperar a tiempo el pulso en partidos que cambian de trayectoria.
DEFENSA
AGRESIVIDAD:
Tras
“sestear” durante buena parte de la temporada pasada, el Cska dió
un salto cualitativo en los momentos decisivos subiendo la
agresividad sobre todo en las líneas de pase. Este año, de momento,
el conjunto ruso apenas ha tenido momentos destacados por lo que
queda la duda de si será capaz de llevar su defensa al siguiente
nivel.
OPCIONES:
La
llegada de James Augustine ha subido las posibilidades defensivas en
una pintura en la que Hines sigue teniendo minutos de dominio. La
capacidad de Vorontsevich, aunque no sea su fuerte, para adaptarse
también ayuda lo suyo. Por fuera Kurbanov pone centímetros, tamaño
y ganas y Higgins se ha afianzado como un defensor de primer nivel.
En definitiva el Cska no ha mostrado grandes alardes defensivos,
pero, al menos, parece contar con más jugadores capaces de ejercer
ese papel. Atención a la mejora de Teodosic atrás.
SORPRESAS:
Más
habituado a castigar debilidades defensivas en el rival, Itoudis
también ha planteado alguna sorpresa defensiva en momentos
concretos. La posibilidad de juntar a dos cuatros por dentro, los
jugadores cambiando de par defensivo en ataques alternos o Kurbanov
trabajando sobre el base rival alguno de los factores que ya han
testado.
APUNTE HISTÓRICO
TROPIEZOS PRETÉRITOS
Hablar
hoy en día del CSKA de Moscú conlleva referirse a uno de los
equipos más potentes del viejo continente, sus tres euroligas y su
continua presencia en la final four así lo atestiguan. Con una
estructura altamente profesionalizada y un poderío económico casi
sin parangón el actual equipo moscovita poco tiene ya que ver con lo
que fue en sus orígenes. Relajados, al fin, tras recuperar el título
europeo, los últimos años ha visto como su casi continuada
presencia en la final four ha tenido, en muchas ocasiones, suerte
esquiva. Las derrotas ante el anfitrión en 2003 y 2004 para luego
caer con un 10/38 en tiros libres cuando al fin la final four llegaba
a Moscú. La horrible primera parte en Berlín 2009, la remontada del
Olympiacos en 2012, la pérdida de Khryapa ante el Maccabi, los
triples de Spanoulis en el palacio...toda una galería de horrores
propios y ajenos que no obstante llegan con la permanencia en la
élite. Y es que con la salvedad de la 2001/02 (pese al gran papel de
Giriceck and Turckan) y del año de Vujosevic (¿qué pasaría en
aquella gira Usa?) el actual Cska siempre ha estado en primera línea.
Algo que no siempre ha sido así...incluso con alguna derrota
“local”.
Creado
en los años 20 será después de la segunda guerra mundial cuando
adopte el nombre de CDKA (Casa Central de la Armada Roja). Con los
sucesivos cambios de nombres ligados a sus distintas adscripciones,
los moscovitas lograban el título de 1954 pero sería a principios
de los años 60 cuando, bajo las órdenes de Yevgeni Alexev, logren
romper la hegemonía del Ask Riga de Gomelsky o del Dinamo de
Tbilisi. Pronto, el histórico TSKA también logra dominar Europa,
logrando cuatro títulos europeos entre 1963 y 1971, que bien podrían
haber sido más de no mediar un par de decisiones políticas: Por un
lado las autoridades soviéticas daban absoluta prioridad al
baloncesto olímpico y cada cuatro años sus equipos no participaban
en competición internacional alguna. La otra, más dañina para los
intereses del TSKA, llega en 1966. Buscando dar mayor protagonismo a
los jóvenes valores, la federación soviética decide limitar la
presencia de los mayores de 25 años por lo que, de un plumazo, los
moscovitas se ven obligados a prescindir de Zubkov, Korneev y
Borodin. ¿Tenía razón el TSKA para quejarse? Evidentemente no,
pues si alguien había favorecido la legislación era al equipo del
ejército.
El
Tska de Moscú, era oficialmente el equipo del ejército, por lo que,
apoyándose en esa condición, comenzó a realizar su particular
draft. Desde 1954 y hasta 1987, los técnicos del TSKA reclutaban a
los mejores jugadores del país para que realizaran su servicio
militar en el equipo rojo. De Semenov en 1954 a Goborov en 1987,con
excepción de las lituanas, casi todas las grandes estrellas de la
URSS pasaron por el TSKA mediante este procedimiento (Belov, Volnov,
Edeshko, Tarakanov...), labrando una hegemonía local tan brutal, que
entre 1960 y 1984, los moscovitas solo dejaran de ganar el torneo en
dos ocasiones ,en el 68 ante el Dinamo de Tbilisi y en 1975 ante el
Spartak de Leningrado de Alexander Belov, que por una vez dejaba de
lado su condición de Poulidor del basket soviético (7
subcampeonatos en la década de los 70). Con Kurtinaitis como
excepción de la ausencia de lituanos (los detalles y un millón de
cosas más en las magníficas “Crónicas lituanas” de Juan Carlos
Gallego http://www.basketme.com/noticia.php?id=37800)
, el basket en la república báltica se convertía en algo más que
un mero acontecimiento deportivo para definir uno de los símbolos de
la identidad lituana…entra la que el Zalgiris se erigía, con algún
breve interludio como el del 79 del Statyba, como principal
referente. Fundado en 1944 bajo la denominación de Skif Kaunas, el
club de la segunda ciudad de Lituania tardaría tan solo tres años
en llevarse su primera liga soviética de la mano de Mykolas
Zimiskas, llegando la segunda cuatro años más tarde ya bajo la
denominación de Zalgiris. Pese a ese espectacular arranque, el club
de Kaunas pasaría su particular travesía del desierto alejándose
de manera paulatina de los puestos de cabeza. Con el excepcional
Modestas Paulaskas a la cabeza, en los finales de los años 60 y los
70 el club va recobrando su status alcanzando en diversas ocasiones
el tercer puesto, aunque la falta de jugadores interiores de
garantías acaba por limitar a un equipo preciosista pero falto de
contundencia. La irrupción del Civilis y la consolidación de
Iovaisha como una estrella llevan al Zalgiris al subcampeonato en el
año 80 y preparan el asalto al trono de un Cska que empieza a mirar
de reojo la imparable ascensión de un gigantón de la propia Kaunas,
de nombre Arvydas. Con Sabonis y Civilis cubriendo el juego interior,
la falta de un base puro se suple con la dinamita de Homicius,
Kurtinaitis o Iovaisha. El club sigue creciendo, y con la llegada de
los play-off cede en las finales del 83 y del 84 ante un Cska símbolo
del poder central de Moscú y ya obsesión absoluta de un grupo que
cada día esta más cerca. La temporada 84/85 se ve en Kaunas como la
de la definitiva ascensión algo que la propia competición va
confirmando de tal manera que el Zalgiris cierra la primera fase
liguera con un balance de 20-2 (cayendo solamente por 74-73 ante el
Spartak y 100-92 ante el Vef Riga de Valters) , con doble victoria
ante el Cska (98-88 en Kaunas y 78-80 en Moscú) y con registros
anotadores espectaculares hasta el punto de superar los 110 puntos en
8 ocasiones. La segunda fase de los de Garastas , es aún mejor
cerrándola invictos y venciendo de nuevo al Cska esta vez (la
segunda vuelta la jugaban los ocho primeros a una sola vuelta) por
88-78. Las previsiones se cumplen y lituanos y moscovitas alcanzan la
final con ventaja de campo para los primeros pero con la
particularidad de que el equipo peor clasificado juega primero como
local. Lejos de acusar la presión, el Zalgiris asalta Moscú por
71-86 con 26 puntos de Homicius, 19 de Kurtinaitis y 15 de Sabonis,
mientras que Tkachenko con 12 se queda como el mejor realizador del
Tska. Con todo a favor el segundo partido resulta ser mucho más
trabado con la buena defensa de los de Gomelsky minimizando a Sabonis
y obligando al Zalgiris a jugar a un ritmo menor al acostumbrado.
Tensión, dureza, nervios…y empate a 69 que da paso a una prórroga
donde un triple de Iovaisha certifica el triunfo del Zalgiris
cortando la racha moscovita y llevando al delirio al público que
abarrotaba el viejo pabellón. La euforia de la victoria y la baja de
un Iovaisha al límite condicionan a un Zalgiris que días después
pierde la final de la Recopa ante el Barcelona. Esa derrota y la del
año siguiente en la final de Copa de Europa ante la Cibona impiden
un mayor reconocimiento internacional, pero los verdes con el triunfo
ante el Cska ya se habían convertido en inmortales… y más aún
cuando conseguían repetir título ante el mismo rival en el 86 y el
87, con mención especial a esta última con un tercer partido épico
y que probablemente se encuentre entre los mejores de esa década. Un
año después, y con Sabonis lesionado, el Cska conseguía vencer en
el cuarto cara a cara consecutivo, mientras que los de Kaunas, en el
último baile de su quinteto mágico, serían de nuevo subcampeones
en el 89 cayendo en una polémica final (al igual que Livorno o
Partizan ese mismo año) ante el Budivelnyk de Volkov…tras superar
al Cska en semifinales, cerrando siete años de enfrentamientos al
más alto nivel. Con un Zalgiris ya sin sus cuatro grandes (aunque
aun así los de Kaunas rondan la eliminación del Real Madrid en las
semis europeas) el Cska recupera el título en la 89/90 superando a
sus vecinos del Dinamo. Un año más tarde, será un ex jugador
moscovita el protagonista liguero un Titt Sokk que se convierte en el
alma del Kalev Tallin. Junto a Sokk el Kalev logra reunir a Pehka,
base sobrio y excelente defensor, al pivot Sergei Babenko , plata con
la URSS en el eurobasket 87, y al joven Pert Kullamae. Sin embargo,
el gran impulso llega de la mano de un jugador que habría de ligar
su carrera a la de nuestro protagonista: Aivar Kuusma, escolta de
físico un tanto endeble, pero con una capacidad de tiro
espectacular. Kuusma se había formado en el Tallin, pero a finales
del año 90 había dado el salto al Youngstown pride, equipo de la
WBL, donde formando pareja exterior con Mario Elie (que
posteriormente ganaría tres anillos de la NBA), logra hacerse con el
título. Con su reincorporación el Kalev gana en amenaza exterior y
poco a poco va creciendo en su juego, logrando encarar los play-off
en una forma envidiable. Una vez en las eliminatorias el equipo sigue
su ascensión y en una final vibrante, derrotan al Spartak de San
Petersburgo y dan a Estonia el primer título de su historia. Ya en
el 92, y mientras el Spartak logra el título en una versión menor
de la liga sovietica, el Cska se alza con el primer título liguero
de la recién creada liga rusa, estableciendo un patrón que hasta
nuestros días ya solo conseguirían romper el Ural Great en la
2000/01 y la 01/02 y el Khimki en la VTB 2010/11.
OLYMPIACOS PIREO
Campeón
de Europa:
3 (1997, 2012 y 2013)
Subcampeón
de Europa:
4 (1994, 95, 2010 y 2015)
Final
Four:
10ª (1994, 95, 97,99, 2009, 2010, 12,13 15 y 2017)
Otros
títulos europeos:
-
Ligas:
12
Copas:
9
Esta
temporada:
Fase
regular:
3º 19-11
Cuartos
de final:
3-2 al Efes
Total:
22-13
Fiel
a su estilo reciente, el Olympiacos llega a Estambul para vivir su
quinta final four de la década, una gesta lograda con cuatro
técnicos distintos lo que da una idea aproximada de la buena salud
del proyecto del cuadro del Pireo. Tercero en la fase regular y
abocados a remontar un 1-2 adverso en la eliminatoria de cuartos, el
equipo
que dirige Sfeiropoulos regresa a la ciudad donde sorprendió a
Europa hace cinco años con una de las mayores sorpresas de la
historia del torneo, y lo hace con el aval de haber ganados sus
cuatro últimas semifinales. Un tanto de tapados, una vez más, los
griegos alcanzan el momento culmen de la temporada con una definición
de equipo muy cercana a su ideal. Duros en casa y competitivos en las
fechas clave como foráneos, los del Pireo llegan tras un año
complicado en cuanto a las lesiones en el que quizás sea su mejor
momento físico del año. Con la baja segura de Hackett y alguna duda
menor en torno a Lojeski, por lo demás parece que Sfeiropoulos
tendrá todo su arsenal a su disposición. Con una tendencia cada vez
mayor al control, una rotación física y más larga de lo que su
plantilla parece indicar, el Olympiacos cuenta con la mejor versión
de Spanoulis reciente, un Printezis inspirado un Papanikolaou muy
recuperado y toda una pléyade de jugadores muy conscientes de su
rol. Sumamente hábiles a la hora de imponer su ritmo de partido, la
falta de continuidad ofensiva y las dificultades de generación
aparecen como principales lunares en un conjunto que, no obstante,
está donde quería estar y como lo quería hacer: sin presión, en
línea ascendente y con los conceptos muy claros. ¿Suficiente para
imponerse al Cska? La lógica apelaría a lo complicado de la misión,
la historia reciente
apunta
casi a lo contrario…
LOS
JUGADORES
Plenamente
asentado como base titular, Evangelos Mantzaris llega a la final four
en su mejor momento de forma del año. Maduro como director de juego
y excelente defensor, el base heleno se encuentra cómodo marcando el
ritmo de partido, mezclando muy bien en su juego con Spanoulis y
apareciendo cuando más lo necesita su equipo. De mucha personalidad
y buen pasador, en especial en el pick n´roll, ofensivamente no toma
demasiado protagonismo, aunque sin ser un gran tirador se muestra muy
fiable en los triples abiertos y ha ido ganando algo de velocidad de
ejecución. Muy del gusto de Sfeiropoulos, tras la lesión de Daniel
Hackett su
papel es fundamental y queda pendiente ver su respuesta si el ritmo
de partido se acelera. Clásico fichaje del Olympiacos más pensando
en un perfil que en el nivel propiamente dicho, Dominic
Waters
llegó
al equipo del Pireo tras la baja de Hackett. Trotamundos europeo su
buen papel en Kolossos y Aris le abría así la gran oportunidad de
su carrera. Irregular desde fuera y cómodo marcando el ritmo desde
el balón, Waters carece de peso ofensivo pero se ha adaptado muy
bien a su papel de dar relevos cortos a base de dirección, ortodoxia
y buena defensa. A modo de curiosidad cabe apuntar que Waters ya
había sido compañero de Lojeski en la universidad de Hawaii.
Integrante de la generación helena de 1996 y miembro habitual de la
selección en categorías inferiores, parece poco menos que imposible
que Vassilis
Toliopoulos
vaya
a disponer de hueco en Istambul cuando a lo largo de la temporada tan
solo ha disputado poco más de un minuto repartido entre tres
partidos. Con mucho margen de mejora en el tiro y en lo ofensivo en
general, Toliopoulos pasa por ser un base fuerte, muy rápido de
manos y con buen nivel defensivo.
Tras
una temporada europea pasada bastante discreta, Vassilis
Spanoulis protagonizaba
en la final de la liga griega otra de esas exhibiciones encadenadas
que le han reservado un lugar en la historia. Sus tiros ganadores y
el simbolismo de hacerlo en la retirada de Diamantidis, compensaban
un año gris...que en esta ocasión no se ha repetido. Mejor
dosificado y más fresco de piernas, Spanoulis ha subido en todos los
números respecto a la temporada anterior, siendo el segundo mejor
pasador del torneo, subiendo porcentajes de tiro y, sobre todo,
dejando la sensación de que mantiene la capacidad de dominar siendo
clave en la resolución de la serie de cuartos de final. Partiendo
siempre como escolta pero dirigiendo de facto al equipo en buena
parte de los minutos que está en pista Spanoulis maneja como pocos
los tempos del partido. Heterodoxo pero eficaz en el tiro exterior
(su fiabilidad en lo clave va por encima de sus porcentajes), su
peculiar dominio de los tobillos y de las fintas le permite generar
tiros inconcebibles con porcentajes nada desdeñables. Correcto en
defensa donde suele estar bastante arropado, el de Larissa sigue
siendo un maestro en el uso del cuerpo al atacar la canasta lo que
junto a su capacidad de encontrar al hombre libre le convierten en
una amenaza casi total, en especial en los momentos calientes de
partido. La paulatina pérdida de fuerza de piernas le ha llevado a
buscar menos penetraciones y mejor elegidas, pero a cambio su
capacidad para mandar en el pick n roll ha subido otro peldaño. Algo
irregular en los tiros libres, si consigue estar cómodo todo el
Olympiacos respirara mejor. En su segunda experiencia europea, Erick
Green
está refrendando, con creces, las buenas sensaciones que ya había
dibujado en Siena. Capaz de alternar en las tres posiciones del
perímetro, su capacidad para generarse tiros, sus preciosas y
precisas suspensiones y su capacidad exterior, en un cuadro nada
boyante en ese aspecto, han acabado por hacerle un hueco
importante en el actual Olympiacos. Correcto en defensa, el ex de la
universidad de Virginia Tech ha tenido además la virtud de dar un
paso adelante en las ausencias de Spanoulis o Lojeski. Algo
individualista en ocasiones, Green puede ser clave para solucionar
los problemas ofensivos de los del Pireo. Con un perfil bastante
alejado del prototipo ideal de Sfeiropoulos y una gran competencia en
su puesto, Ioannis
Athinaiou
está viviendo una temporada prácticamente marginal en euroliga.
Buen tirador y con una notable visión de juego, su falta de físico
y consistencia defensiva le alejan de asomarse a la rotación
habitual.
Tras
sufrir un periodo de readaptación cercano a lo traumático tras su
vuelta de Denver, Kostas
Papanikolaou
parece
haber dejado atrás los problemas del año pasado y llega a la final
four en una línea claramente ascendente. Intenso, competitivo y con
capacidad para revolucionar los partidos, el alero griego ha
recuperado confianza ofensiva y se está mostrando peligroso en campo
abierto y en los cortes a canasta. Buen defensor y de ayuda en el
rebote, su zurda sigue sufriendo en el triple pero sus porcentajes en
nada recuerdan a los terriblemente bajos del año pasado. Pendiente,
en ocasiones, en exceso de los aspectos extradeportivos su plenitud
física permite al Olympiacos marcar una línea de intensidad
notable. En su cuarta temporada ya en el Pireo, Matt
Lojeski sigue
confirmando todo lo apuntado desde que llegó a Bélgica procedente
de la universidad de Hawaii. Duda por sus recientes problemas
físicos, todo hace indicar que llegará a tiempo a la cita en
Istambul. Inteligente como pocos y de pasmosa regularidad en el
juego, el norteamericano goza de una apreciable técnica individual y
un tiro exterior notable. Muy eficaz desde las esquinas, su tendencia
a ganar el centro y levantarse en suspensión le garantizan puntos en
la media distancia. Dotado de un buen tren inferior, el ex del
Oostende sorprende de vez en cuando con potentes mates, siendo además
de ayuda en el rebote. Buen pasador, sufre en defensa ante jugadores
veloces y le sigue costando ser fiable en las transiciones, siendo su
manejo de balón mejor en espacios cortos que en campo abierto. Capaz
de alternar los puestos de tres y de cuatro indistintamente, Ioannis
Papapetrou
parece
al fin asentado en su juego una vez olvidadas sus recurrentes
lesiones. Más cómodo ofensivamente como cuatro y defensivamente
como tres, en cualquiera de los dos roles el ex de Texas llega tras
una temporada de menos protagonismo ofensivo que la anterior pero
donde no obstante a vuelto a dejar su sello en momentos complicados.
Sus dos triples casi consecutivos en el tercer cuarto del quinto
partido de la serie de cuartos ante el Efes, volvían a reafirmar la
capacidad de Papapetrou para aparecer en los momentos de más
tensión. Intenso y valiente, le queda mucho por estabilizar en el
juego pero su coraje y cierta mejora en el tiro permiten cierto
optimismo en torno a su figura.
Autor de la canasta ganadora en la anterior edición celebrada en Estambul y del triple que metía al Olympiacos en la cita de 2015, Georgios Printezis llega a la final four plenamente tras otra temporada de enorme nivel. Heterodoxo y de amplio ámbito de movimientos, el internacional heleno destaca por su juego sin balón y su facilidad para anotar con ambas manos a través de sus peculiares semiganchos. De notable movilidad, no es un gran tirador (aunque llega con su mejor porcentaje en triples desde su paso por Málaga) pero gana enteros desde las esquinas o cuando se eleva a pies juntos. Buen reboteador, sin ser un especialista defensivo, Printezis destaca por su intuición sobre las líneas de pase y por su capacidad de jugar de fuera adentro algo que cada vez explota más gracias a su creciente confianza en su manejo de balón. Fundamental, al nivel de Spanoulis, para los suyos, debe cuidar su tendencia a cargarse de faltas o al sobreesfuerzo en momentos menos trascendentales. De planta imponente, Dimitros Agravanis es otro de los jóvenes jugadores sobre los que el Olympiacos espera sustentar su futuro inmediato...pero que por unas razones u otras no acaba de dar el paso que se esperaba. Algo tendente a la falta de concentración, cuando está metido en partido Agravanis es un jugador duro, que no se arruga en defensa y con facilidad para rebotear en especial en el aro contrario. De buena lectura del pick n´roll y facilidad para finalizar con ambas manos, Agravanis acusa cierta falta de explosividad pero denota talento en el juego, encontrándose mucho más cómodo jugando de cara al aro o incluso corriendo la pista. Capaz de jugar de cuatro o de cinco, su falta de progreso en el tiro exterior y su tendencia a pelearse con el mundo están cercenando su progresión.
Tras
su debut europeo en el Usak, Khem
Birch
está
cumpliendo las expectativas en su primer año en el Pireo. Intenso,
con capacidad de intimidación y potente finalizador, el pivot
canadiense destaca además por su carga del rebote ofensivo. Sin gran
rango de tiro y algo falto de tacto, su correcta lectura del pick n
roll le han hecho uno de los socios favoritos de Spanoulis. Irregular
pero con más protagonismo en la segunda mitad de curso, Nikola
Milutinov pasa
por ser el interior más clásico en el actual Olympiacos. Grande y
espigado, el pivot serbio pasa por ser un buen taponador posicional y
un notable defensor interior aunque con más problemas a la hora de
gestionar las ayudas. Lastrado ofensivamente por su falta de
capacidad en la repetición de esfuerzos y una explosividad baja, en
ataque vive de su gran capacidad de rebote ofensivo y de un correcto
tacto. A cuentagotas deja algún destello de calidad en el pase
mientra que, a cambio, tiende a tener bajones de concentración
preocupantes. Llamado a ser la principal referencia interior en las
expectativas de inicio de curso, Patric
Young
llega
a Estambul tras una temporada complicada en la que nunca ha podido
encontrar su rol en el equipo ni su tono físico. Tras un notable
debut europeo con el Galatasray, sus inicios el año pasado en el
Olympiacos auguraban lo mejor hasta que una grave lesión le dejó
fuera tras haber disputado tan solo diez partidos con los del Pireo.
Recuperado sobre el papel, pero lejos de la exuberancia física
mostrada antes de la lesión, Young ha perdido parte de su capacidad
de finalización y vive de alguna jugada al poste con más esfuerzo
que decisión. Correcto en defensa, puede ser importante en la labor
de desgaste pese a su pérdida de intimidación.
EL
ENTRENADOR:
Vigente
campeón liguero,Giannis
Sferopoulos ha
sumado otro éxito a su carrera como entrenador al conseguir colarse
por segunda vez en una final four. Curtido principalmente como
asistente, Sferopoulos pasa por ser un estudioso del juego, serio en
sus planteamientos y de relación profesional con sus jugadores.
Menos versátil, y vistoso, que sus predecesores, el técnico griego
ha conseguido plasmar su idea de juego ahondando en la dureza mental
del Olympiacos. Encomendado a Spanoulis en la parcela ofensiva, el
técnico griego se ha especializado en contrarrestar las virtudes del
rival hasta conformar un equipo no especialmente atractivo para el
espectador pero siempre competitivo. Sustituto de Bartzokas hace dos
temporadas y media, suma dos ligas y ha acabado sorteando siempre los
peores momentos gracias a su perseverancia y a la confianza del
bloque nacional como se demostró el año pasado. Eliminados en la
copa ,el Olympiacos lleva cuatro años de la final y solo dos títulos
coperos en los últimos catorce años (2010 y 11 ambos con Teodosic
como mvp de la final), y fuera del play-off de la
euroliga, el Olympiacos llegó a la final doméstica con el factor
pista en contra en lo que parecía ser una temporada para olvidar. El
triunfo ante el Panathinaikos renovó el crédito de un entrenador
que con su presencia en Estambul ha devuelto con creces la apuesta.
Carrera: Formado desde muy joven en el Apollon Kalmarias, Giannis Sferopoulos comienza su carrera en los banquillos con apenas 19 años haciéndose cargo de las categorías inferiores de un club en el que va escalando posiciones durante casi una década. Tras lograr el ascenso con el club senior a la segunda división, recibe la llamada del Paok Salonica donde entra como ayudante en la temporada 97/98. Ya con fama de estudioso del baloncesto (llega a publicar un par de libros sobre táctica) en ese primer curso disfruta de su primer contacto con la euroliga así como la presencia en la final liguera tras eliminar al propio Olympiacos con la histórica canasta de Stojakovic:https://www.youtube.com/watch?v=G6lCeeosIeA ). Asistente dos cursos más en el Paok, mediada la temporada 2000/01, la destitución , tras ser eliminados en la euroliga,de Kostas Flevarakis le permite debutar como primer entrenador hasta final de curso en un equipo por el que pasan jugadores como Jorge Racca, Pep Cargol, Evangelos Koronios, Pannagiotis Liadelis, Claudio Coldebella, Valery Daineko o un joven Kostas Vasileiadis. Tras ese intervalo, Sferopoulos vuelve al cargo de asistente a la par que empieza a compaginarlo con una función similar en la selección griega hasta los juegos de Atenas. En el Paok hasta la 2004/05, en la temporada 2005/06 vive su primera experiencia, aún como asistente, en un Olympiacos en el que permanece durante tres cursos, entre medio de los cuales forma parte del staff de los Cleveland Cavaliers en las ligas de verano. Finalmente, en la 2008-2009, firma su primer contrato como entrenador permaneciendo tres temporadas en el Vap Kolossos. Entre medias, el recién nombrado seleccionador heleno Jonas Kazlauskas le solicita como asistente, de tal manera que Sferopoulos vuelve a la selección siendo parte del bronce en el eurobasket de Polonia. Finalizada su etapa en el Kolossos, el técnico griego vuelve a las órdenes de Kazlauskas para formar parte del staff de un Cska de Moscú con el que consigue la liga rusa y la VTB...y con el que contempla, desde la otra orilla, la inolvidable canasta de Printezis. La salida de Kazlauskas, lleva a Sferopoulos a volver a estados Unidos donde trabaja con los Houston Rockets hasta que es contratado por un Panionios en el que permanece año y medio en el que es el paso previo a su gran oportunidad...la de dirigir a un Olympiacos con el que va dibujando una carrera sin duda remarcable.
EL
PERFIL: MATT LOJESKI, EL DOCTOR MISÁNTROPO
Aunque
es imposible quedarse con un solo rincón de Praga, “Toda la
belleza del mundo” que diría Seifert, seguro que pocos son tan
especiales como la calle que sube desde Mala Strana hasta el
castillo. La arteria, tan empinada y vertical como bella y evocadora,
lleva por nombre Nerudova en honor a Jan Neruda. A diferencia de
compatriotas como Rilke o Kafka, Neruda fue una de las principales
personalidades culturales en atreverse a escribir en checo en un
tiempo en el que el alemán era poco menos que omnipresente. Pero más
allá de su valor cultural, la obra poética del escritor praguense
no debería tomarse a la ligera sirviendo, como prueba de su valor,
la enorme influencia que llegó a tener en las generaciones
venideras. Del porqué el poeta chileno, Neftali Ricardo Reyes optó
por tomar como nombre artístico Pablo Neruda, existen las más
diversas teorías hasta el punto de que incluso puede leerse un
entretenido y curioso pastiche holmesiano al respecto (“La pista
Sarasate”), pero en cualquier caso lo que si parece seguro es que
el autor de “20 poemas de amor…” tomó su apellido en honor al
escritor checo. Poeta, dramaturgo e incluso notable escritor de
viajes, Jan Neruda es recordado hoy principalmente por su libro de
relatos “Cuentos de la Mala Strana”. Publicado en 1870 pero de
sorprendente modernidad al ser contemplado con ojos contemporáneos,
los relatos que componen el volumen poseen como principal punto común
su ambientación en el barrio que da título al libro. De entre
ellos, destaca sin duda alguna “El doctor Misántropo”(Doktor
Kazisvet). Breve pero genial, narra la peripecia del doctor Heribert
quien tras heredar la próspera consulta de su padre, opta por
aislarse del mundo dedicando sus días a la lectura y a los paseos
aparentemente ajeno al mundo que le rodea. Un buen día, al cruzarse
con el entierro de un noble local, Heribert descubre que el presunto
finado no sufre si no un ataque de catalepsia rescantandolo así.
Pese a su renovada celebridad, el doctor misántropo vuelve a su
vieja vida sin ánimo alguno de aprovechar su repentina fama.
Situada
en el estado de Winsconsin, no parece que la ciudad de Racine guarde
muchas similitudes con Praga. Cuna del gran Ben Sidran o de jugadores
como Jim Mcllvaine o Alex Scales, Racine vio nacer el 24 de Julio de
1985 a Matt Lojeski. Formado en ese entorno local, Lojeski daría sus
siguientes pasos en la universidad de Hawaii para solo dos años
después comenzar su aventura profesional en Bélgica en las filas
del Okapi Aalstar. Serio, eficaz y callado, el alero estadounidense
se convertía en una de las sensaciones de la liga dando el salto
tras dos años a un Oostende donde habría de permanecer otras cuatro
temporadas más, ganando dos ligas y dos copas y asomándose
tímidamente a Europa de manera escalonada. Eurochallange, eurocup,
previa de euroliga...y al fondo un pasaporte belga que le convertía
en una pieza mucho más apetecible. Desconocido para muchos, Lojeski
aterrizaba así hace ya cuatro años en un Olympiacos donde pronto se
granjeaba el favor de compañeros y público, sin un solo ruido pero
con una regularidad pasmosa, despejando cualquier duda en torno a su
fichaje. Claramente deudora de joyas como Forbrydelsen o State of
Play, la serie belga “Deadline” incluía en su desenlace un lugar
para un encuentro de esa liga belga entre el Antwerp y el Oostende.
Como el doctor Heribert, Lojeski heredaba de ese Oostende una
tradición que desde el club ha catapultado a Europa a jugadores como
J.R.Holden,
Mirza Teletovic, Gert Kullamae, Giedraitis, Rashad Wright, Ed Cota,
Rimantas Kaukenas, Dusan Kecman, Ivan Paunic o Eddie Gill...
Como
Heribert, el ahora internacional belga deambula por la pista ajeno al
ruido, al halago gratuito y a todo lo vano que rodea el juego. Lo
hace fiel a su manera de ser, al estilo de juego que le ha traído
hasta aquí y que probablemente aún le reserve nuevas metas.
Consciente del estrellazgo en el Olympiacos de Spanoulis o Printezis,
Lojeski medita y vive los partidos desde la consciencia de quien sabe
aprovechar y esperar su oportunidad. Como Heribert, Lojeski pasea y
lee. Lee los partidos como pocos jugadores y lo hace sin atisbo de
ausencia. Y así, cuando tocan a funeral, cuando todo lo demás falla
y el club del Pireo luce propicio para el funeral, el doctor Lojeski
alza la voz, ataca el aro o eleva una de sus suspensiones. Y el
enfermo respira, y una vez que lo hace, el bueno de Heribert, el
bueno de Lojeski, vuelve a su particular Mala Strana para gozo de los
que aún amamos lo que queda de juego en este negocio.
ESTADÍSTICAS
OLYMPIACOS EUROLIGA 2016/17:
http://www.euroleague.net/competition/teams/showteam?clubcode=OLY&seasoncode=E2016#!stats
EL JUEGO
ATAQUE
CONTROL:
Capaz
hace cuatro años de llevarse el título con dos partidos
antagónicos, el actual Olympiacos pasa por ser un equipo un punto
menos versátil pero con un control aún mayor del ritmo de partido.
Con jugadores capacitados para jugar en transición, los del Pireo
utilizan el recurso sólo cuando disponen de una ventaja franca. A
cambio, su manejo de los tempos del partido casi no tiene rival. Con
capacidad para explotar el pick n´roll y jugar movimientos
sencillos, si no se les saca de su ritmo son letales. Al ritmo que
marcan Spanoulis o Mantzaris, solo Papanikolaou o muy puntualmente
Green gozan de cierta manga ancha para acelerar.
SPANOULIS:
Poco más que añadir. Amo y señor del equipo, bien partiendo desde
el lateral o bien oficiando como director, el de Larissa garantiza
todo un caudal de juego siendo el absoluto termómetro de los del
Pireo. Tan capaz de delegar como de echarse el equipo a la espalda,
es probablemente el jugador con más ascendencia sobre su equipo en
toda la final four. En los momentos clave, suelen usar un par de
pases antes de entregarle el balón en mano, buscando aclararle el
centro. Tres veces mvp en la final four, el regusto de su excepcional
final liguera del año pasado ante Panathinaikos y su eliminatoria de
cuartos ante el Efes auguran que el bueno de Vassilis aún tiene otra
ronda que pagar.
TIRO
EXTERIOR:
Sin duda una de las facetas más irregulares de un equipo con muchos
jugadores capaces de anotar desde la larga distancia pero casi ningún
especialista puro. De la capacidad para mantener la amenaza exterior
pueden depender buena parte de sus opciones. Tercer equipo con peor
porcentaje de la competición, el Olympiacos necesita que, Lojeski y
Green al margen, varios de sus jugadores encuentren su mejor versión.
Tendentes al atasco ofensivo en momentos de partido, un punto
superior de acierto al habitual puede ser la puerta para respirar.
SEGUNDAS
OPORTUNIDADES: En
un baloncesto que cada vez renuncia con más asiduidad a cargar el
rebote ofensivo en pos de una mejor transición defensiva, el
Olympiacos vuelve a ir contracorriente. El equipo, de largo, que más
rebotes ofensivos coge de los cuatro en liza y además el que más lo
carga casi siempre con hasta tres jugadores.
ALTERNATIVAS:
Segundo
mejor pasador del curso, capacidad para sacar faltas...muchos
factores apuntan al ya citado Spanoulis pero las opciones del
Olympiacos han de pasar por contar con más focos ofensivos. El buen
año de Printezis, la capacidad de Green o Lojeski y la actividad de
Papanikolaou serán necesarias.
DEFENSA
FÍSICO:
Seña
habitual de los del Pireo en los últimos años, la dimensión física
del equipo se ha apuntalado con fichajes como el de Khem Birch. La
movilidad de los interiores, el uso de manos y una rotación larga
garantizan agresividad y actividad los 40 minutos.
TAMAÑO:
Si bien por dentro solo Milutinov pasa por ser un grande de hechura
clásica, la polivalencia y el tamaño de aleros como Papanikolaou o
Papapetrou o las posibilidades de “bajar” a Lojeski al dos,
permiten a Sfeiropoulos momentos de estrechamiento de pista.
EL
DATO:
El Olympiacos es el segundo equipo que menos puntos ha encajado en
esta euroliga solo superado por el Estrella Roja. El ritmo de
partido,obviamente influye, pero queda claro que tipo de partido
buscan los de Sfeiropoulos.
DUREZA
MENTAL:
Puesta aquí como podría esta en el apartado ofensivo. Por muy
tópico que suene, no hay equipo en Europa con la dureza mental del
Olympiacos. Vayan como vayan en el marcador y por muy espesos que
estén en ataque, los del Pireo mantienen siempre su idea de juego,
creciendo desde atrás.
AYUDAS:
Sin miedo a los cambios defensivos , el Olympiacos es uno de los
equipos que mejor lee cuando ayudar o no, logrando así una buena
estabilidad defensiva y alargar los ataques rivales. Con los
estadounidenses poniendo piernas, en función de si juegan con un
tres grande o con tres pequeños, van fluctuando la agresividad
exterior y saturando el centro de la zona.
DATOS,
CLAVES, CURIOSIDADES...
LA
EXPERIENCIA ES UN GRADO (PARTICIPACIONES EN FINAL FOUR)
CSKA
Milos
Teodosic: 7 final four (Finalista 2010 y sf 09 con Olympiacos.
Finalista 2012 y sf 13 , 14 y 15 y campeón 16 con Cska)
Aaron
Jackson: 4 final four (Sf 2013 , 14 y 15 y campeón 16 con
Cska)
Dmitry
Kulagin: 1 final four ( campeón 2016 con Cska)
Vitaly
Fridzon: 3 final four (Sf 2014 y 15 y campeón 16con Cska)
Nando
De Colo: 2 final four (Sf 2015 y campeón 16 Cska)
Cory
Higgins: 1 final four ( campeón 2016 con Cska)
Viktor
Khryapa: 10 final four (campeón 2008 y 16, subcampeón 09 y 12
y sf 2003, 04, 10, 13 y 14 con Cska).
Nikita
Kurbanov: 3 final four (finalista 2007y sf 2010 con Cska y campeón
16)
Andrei
Vorontsevich: 6 final four (Subcampeón 2012 y sf 2010, 13 ,14 y 15
con CSKA y campeón 16)**
Kyle
Hines: 5 final four (Campeón 2012 y 13 con Olympiacos y sf
2014 y 15 y campeón 16 con Cska)
Pavel
Korobkov: 2 final four (Sf 2015 Cska y campeón 16)
Dimitris
Itoudis: 2 final four (Sf 2015 Cska y campeón 16)
**
Vorontsevich disputó varios partidos tanto en la 2007/08 (campeones)
como en la 08/09 (subcampeones) pero en ninguna de esas temporadas
llegó a estar inscrito en la final four.
Olympiacos
Evangelos
Mantzaris: 2 (Campeón 2012 y subcampeón 15 Olympiacos)
Matt
Lojeski: 1 (subcampeón 2015 Olympiacos)
Vassilis
Spanoulis: 4 (Campeón 2009 y sf 2005 con Panathinaikos y campeón
2012 y 13 Olympiacos, subcampeón 2015 Olympiacos)
Kostas
Papanikolaou: 3 (Campeón 2012 y 13 con Olympiacos, Sf 14 con
Barcelona)
Ioannis
Papapetrou: 1 (subcampeón 2015 Olympiacos)
Georgios
Printezis: 3 ( Sf 2009, subcampeón 2015 y campeon 2012 y 13
Olympiacos)
Dimitris
Agravanis: 1 (subcampeón 2015 Olympiacos)
Giannis
Sfeiropoulos: 1 (subcampeón 2015 Olympiacos)
MEDALLISTAS
(Senior):
Milos
Teodosic: Plata eurobasket 2009, Plata mundial 2014 y Plata
JJOO 2016 con Serbia
Nando
De Colo: Plata eurobasket 2011 , oro eurobasket 2013 y bronce
eurobasket 2015 con Francia
Vitalij
Fridzon: Bronce eurobasket 2011 y JJOO 2012 con Rusia
Viktor
Khryapa: Oro eurobasket 2007, bronce 11 con Rusia y bronce JJOO 2012
con Rusia.
Andrei
Vorontsevich: Bronce eurobasket 2011 con Rusia
Semen
Antonov: Bronce eurobasket 2011 con Rusia
Vasilis
Spanoulis: Oro eurobasket 2005, plata mundial 06 y bronce eurobasket
2009.
Giorgios
Printezis: Bronce eurobasket 2009
Otros
títulos europeos
Vitalij
Fridzon: Eurocup 2012 con Khimki
Nando
de Colo: Eurocup 2010 con Valencia
BANQUILLOS:
Duelo de compatriotas, duelo de estilos y duelo de carreras marcadas
por su papel en buena parte de ellas como asistentes. A modo de
curiosidad, en su banquillo ambos tienen como asistente a alguien que
sabe lo que es ganar la final four como jugador: Tomic en el
Olympiacos y Middleton en el Cska. Entre las relaciones cruzadas
destaca el paso de Sferopoulos por el banquillo del Cska...en 2012.
RITMO:
Con un Cska mucho más vivo en su propuesta y un Olympiacos un punto
menos versátil, está claro que la batalla por el tempo del partido
puede ser una de las grandes claves. Con enorme facilidad para
resolver a través del talento, si el partido “fluye” pocos
equipos pueden hacer frente a este Cska. En el otro lado, el salto
físico del Olympiacos y su rapidez de pies y manos pueden sacar del
punto a un equipo que este año no ha tenido muchos partidos
cerrados. Con todo, tampoco, pese a su cambio, el Olympiacos pasa por
ser el arquetipo de equipo limitado al 5*5. La capacidad del Cska
para abrir la pista en ataque y cerrarla en defensa fundamental.
Frente a frente dos estilos casi antagónicos.
DUREZA
MENTAL:
Por mucho que suene a tópico, una cita como la final four, en
especial una tan abierta como la de este año, tiende a decidirse en
muchas ocasiones por pequeños detalles o incluso estados de ánimo.
¿Pesará la historia reciente? El Cska se sacudió muchos fantasmas
en su armario sentimental con su triunfo del año pasado pero le
queda alguno y buena parte de ellos se relacionan con un
Olympiacos... que bien pudiera ser el ejemplo contrario en cuanto a
dureza mental.
TIRO
EXTERIOR: Siempre
fundamental en este tipo de partidos. Para el Cska casi siempre es un
seguro de vida mientras que para el Olympiacos tiende a ser uno de
sus grandes problemas. Minimizar a los moscovitas y encontrar alivio
en sus carencias fundamental para los del Pireo.
REFERENTES:
Milos&Nando
aparece como una de las mejores parejas de la historia del torneo y
enfrente Spanoulis y Printezis. Mucho menos glamour pero mucha
efectividad. Choque de estilos.
PRODUCTO
INTERIOR: Con
la normativa de jugadores en la euroliga plenamente abierta resulta
complicado encontrar equipos que basen su juego en los jugadores
nacionales. Curiosamente el Olympiacos pasa por ser quizás el
ejemplo más claro con hasta 6 jugadores griegos en su rotación
habitual.
DEFENSA: En su plácido caminar por la presente edición de la euroliga el Cska ha tenido pocos momentos de verdadero impacto defensivo. Si, como es previsible, el partido se traba ¿Tendrá la capacidad para subir ese punto necesario? El año pasado demostró que si. De lograrlo la diferencia de calidad puede hacer el resto
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